“Muy satisfecha”. Así dice sentirse la coordinadora de la Comisión de Reglamento, Amaya Alvez (RD), tras concluir un trabajo difícil: aprobar en menos de 40 días una propuesta de ordenamiento para la Convención Constitucional. El texto pasará ahora a un proceso de armonización para luego ser visado por el pleno. “Logramos en tiempo y forma dar cuenta de las 507 indicaciones, hubo un trabajo impecable de la secretaría, los técnicos y los 31 convencionales que formamos parte de este esfuerzo”, dice.
La abogada ahonda en las claves del planteamiento aprobado y rechaza las críticas que despertó en su sector su respaldo y el de Fernando Atria al quórum de 2/3. “Respeto que no todos piensen como yo, pero a la vez exijo respeto para la opinión coherente del Frente Amplio”.
Uno de los temas que generó debate fue el rechazo de las comisiones transversales. Usted estuvo por no aprobar. ¿Por qué?
Ya habíamos aprobado las comisiones temáticas y teníamos aprobado un conjunto de principios orientadores. Es evidente que esos principios van a ser transversales a las comisiones temáticas. Y lo que se planteaba era crear comisiones que “velaran”, ese era el verbo, por los principios de género y plurinacionalidad -la de cambio climático se terminó retirando-, presentando un informe, en paralelo a la comisión temática, y que iba al pleno. Y nos pareció que no era adecuada esa forma procedimental.
¿En qué sentido?
Yo misma he apoyado insistente y consistentemente los principios, entonces no está en duda eso. Pero el formato, me pareció que iba a entorpecer la tramitación de la norma constitucional. Iba a crear una especie de fiscalización respecto de cómo se abordaran esas temáticas y, el hecho de que fuera directamente al pleno para ser votado en paralelo a las comisiones, generaba una duplicidad de creación de la norma que no era la adecuada.
¿Qué le pareció que se acusara a quienes rechazaron de ser menos feministas o estar en contra de la plurinacionalidad?
Por supuesto que no estoy de acuerdo con que quien presenta la propuesta formule una seudoamenaza diciendo que quien vote en contra de su propuesta no está a favor del feminismo o la plurinacionalidad. Y, de hecho, fue relevado no por mí, sino por otras convencionales. No me parece que quien pierda una votación quiera ir en contra de una deliberación legítima y democrática. Uno puede tener opiniones diversas, pero llega un minuto en que la democracia se expresa en la votación y es importante aprender, pese a que a uno no le guste la decisión, a respetarla, y eso también pasa por respetar a las personas que votaron en ese sentido. Pero no quiero polemizar en torno a esto, no estoy para eso en la Convención.
Hubo críticas entre algunos dirigentes del FA sobre la posición que usted y Fernando Atria asumieron, por ejemplo, en cuanto al quórum de 2/3.
No sé a qué dirigentes se refiere porque conozco y trabajo con muchos y todos son muy respetuosos de las decisiones de los convencionales del Frente Amplio.
Públicamente al menos algunos militantes en redes sociales hicieron ver su molestia...
Bueno, militantes hay muchos y tienen derecho a tener una opinión. Pero lo que he visto en las dirigencias es un apoyo consistente a la labor de los convencionales del FA. Los 16 estamos de acuerdo con que el quórum constitucional es el de 2/3 que está establecido en la Constitución actual y que, por tanto, cualquier modificación tiene que pasar por una reforma. Entonces, que a algunas personas no les guste, es legítimo y lo respeto, pero a la vez exijo respeto para la opinión coherente del Frente Amplio.
Algunos en Apruebo Dignidad han cuestionado que esta es una norma que esconde intenciones de veto. ¿En términos técnicos por qué la considera positiva?
No he dicho que es positiva, he dicho que es constitucional, que es distinto. Hay que distinguir lo que uno desearía hipotéticamente de la realidad. Ahora bien, alguien podría pensar por qué era problemático antes de la elección ese quórum: porque siempre se pensó que 1/3 era lo que se necesitaba para bloquear los acuerdos de la Convención, pero el pueblo fue infinitamente más sabio y no le entregó ese tercio a ningún grupo político. Por tanto, no existe a priori, el peligro de un bloqueo. Y eso significa que hoy, y este es el lado en que la regla podría operar de forma virtuosa, los 2/3 podrían llegar a unir a distintos grupos en un consenso constitucional y dotar de mayor legitimidad a las normas.
¿Qué le pareció el acuerdo para viabilizar un plebiscito dirimente en Participación?
Entiendo que no hay un acuerdo definitivo aún, pero hay conversaciones avanzadas que me parecen interesantes, ese es el lugar de donde tiene que venir el acuerdo que adoptaremos como propio en Reglamento.
Se aprobó una enmienda que impulsó Chile Vamos que es contradictoria con la posibilidad de un plebiscito dirimente. ¿Cómo se va a resolver eso?
Es que el procedimiento no está cerrado, porque va a tener que articularse con todas las normas de participación, por lo tanto, no se puede concluir nada. Cuando los reglamentos estén listos ahí sí habrá una semana entera para armonizar y hacer coherente las propuestas y luego todo irá al pleno y, de hecho, habrá posibilidad de hacer indicaciones.
Si la comisión hizo cerca de 500 enmiendas al texto, ¿cómo prevé el debate en el pleno?
Van a ser miles, creo que lo único que podría hacer disminuir eso y darle cierta racionalidad es una norma que aprobamos y que establece que las indicaciones tenían que ser presentadas por 30 convencionales, lo que significa que debiera haber solo cinco paquetes de indicaciones y no más. Pese a eso, vamos a actuar con mucha responsabilidad de solo proponer aquello que realmente sea necesario para perfeccionar el reglamento, porque además lo vamos a sistematizar con el de todas las otras comisiones. Por lo mismo, hay una responsabilidad de los convencionales de ir solo a perfeccionar el texto en el pleno y no a refundarlo.