A medida que cada país determina sus propios protocolos en las campañas de vacunación contra el Covid-19, Europa se transformó en el pionero en decretar la obligatoriedad de la inoculación para el personal sanitario. Aún sin una normativa global clara, los gobiernos buscan proteger a las personas más vulnerables ante la expansión de la variante Delta. Y para promover la inoculación, los denominados “pases verdes” se volverán gradualmente en un aspecto clave para aumentar los niveles de inmunización, confiando en el incentivo que significan para sus portadores.

Hasta el momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntó que antes de decidir sobre una vacunación obligatoria se debe “buscar equilibrar el bienestar comunitario con las libertades individuales”. En un informe publicado en abril, señala que si el “objetivo de salud pública se puede lograr con intervenciones políticas menos coercitivas o intrusivas, un mandato no estaría éticamente justificado”.

Franceses hacen fila frente a un centro de vacunación masiva en París, Francia.

La cronología de la imposición de las vacunas en Europa avanza a paso firme y ha generado un efecto dominó en los demás continentes, que evalúan emular las restricciones europeas si logran resultados.

El 8 de febrero, el Vaticano, el Estado más pequeño del mundo, emitió un memorándum en el que avisó a todos sus habitantes y trabajadores que estar inoculado contra la pandemia sería “imprescindible”, de lo contrario las sanciones podrían generar un despido.

El 31 de marzo, Italia se transformó en la “excepción de la región”. Después de vivir una cruda primera oleada del virus en 2020 y con el objetivo de evitar a cualquier costo repetir ese escenario, fue el primero en declarar como obligatoria la vacuna para todos los trabajadores de salud, incluido los farmacéuticos. Aquellos que se negaran, enfrentarían la “suspensión sin goce de sueldo durante el resto del año”.

Esta semana, el gobierno italiano dio un paso más allá en sus políticas sanitarias al determinar que ahora también los profesores y el personal educativo, así como estudiantes universitarios, deberán contar con el pase de salud o “pase verde” antes de volver a ingresar a las aulas a partir del 1 de septiembre. Según la agencia Reuters, los docentes no podrán trabajar sin el certificado y después de cinco días de ausencia ya no se les pagará el sueldo.

Desde el 6 de agosto, el país exige contar con al menos una dosis de la vacuna para ingresar a comercios en espacios cerrados y de ocio, requisito que ahora se extenderá a viajes en trenes, aviones, barcos y buses.

El 16 de junio, el ministro de Salud de Reino Unido, Matt Hancock, ordenó que todos los trabajadores que tengan contactos con residentes de hogares de ancianos, entre ellos el personal no médico, “como peluqueros, esteticistas y voluntarios”, tendrán la exigencia de estar inmunizados antes de noviembre, por lo que tienen hasta octubre para completar el esquema de ambas dosis para continuar en sus labores.

Desde julio, cuando los británicos levantaron la última ronda de restricciones por la pandemia, comenzaron a funcionar los “pasaportes de vacunas”, que permiten ingresar a lugares masivos como discotecas y que serán obligatorios desde fines de septiembre, cuando vence el plazo en que todos los adultos por calendario deberían estar con la inoculación completa.

Dos mujeres salen desde una tienda con mascarillas en Londres.

El 12 de julio, el Presidente de Francia, Emmanuel Macron, informó que todos los médicos, enfermeros, personal de oficina y voluntarios de todos los hospitales, clínicas y residencias en el país deberán estar vacunados contra el coronavirus antes del 15 de septiembre, de lo contrario su pago será suspendido indefinidamente.

Según la BBC, inicialmente los pases sanitarios que dan cuenta de la vacunación o los resultados de exámenes para detectar Covid-19 eran requeridos en sitios de ocio, pero desde el 21 de junio son obligatorios para festivales, teatros, transporte y hospitales, para todos los mayores de 12 años.

Macron ha liderado una de las estrategias más exigentes para potenciar la vacunación. Por ejemplo, los exámenes de PCR que hasta ahora eran gratuitos ahora son pagados a menos que el paciente tenga una receta médica, pero el mandatario también insinuó que buscaría ir más allá. “Dependiendo de cómo se desarrolle la situación, sin duda tendremos que plantearnos la cuestión de la vacunación obligatoria para todos los franceses”, señaló.

Horas después del anuncio de Francia, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, determinó como requisito que los trabajadores sanitarios estén inmunizados si quieren seguir ejerciendo sus carreras. Si para antes de septiembre no cumplen, serán suspendidos para luego ser reemplazados. Además, el país ordenó que seguirá los mismos pasos para el personal de hogares de ancianos, que deberá estar vacunado antes del 16 de agosto, mientras que los cuidadores tienen hasta el 1 de septiembre. A su vez, ha restringido una serie de actividades diarias para los “antivacunas”.

El 13 de julio y en un enfoque matizado, Alemania apostó a la persuasión. “No creo que nos ganemos la confianza cambiando lo que hemos dicho, es decir, no introduciendo la vacunación como medida obligatoria, pero creo que podemos ganarnos la confianza promoviendo la vacunación”, señaló la canciller Angela Merkel en junio.

Una madre y sus hijas gemelas de 12 años ven un video informativo antes de la vacunación en Ludwigsburg, en el sur de Alemania.

El 23 de julio, Hungría, siguiendo los pasos de sus vecinos, decidió imponer como requisito el cumplimiento de la vacunación contra el Covid-19 para todos los trabajadores de salud. “Ya hay ciertas vacunas que son obligatorias para las personas que trabajan en el sector de la salud, ahora lo hemos extendido al coronavirus”, apuntó el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán.

Hasta ahora un puñado de naciones han radicalizado su postura imponiendo una inoculación obligatoria transversal para sus ciudadanos. Según el diario francés Le Monde, Tayikistán y Turkmenistán exigen desde junio a todos los mayores de 18 años sin contraindicaciones médicas a recibir la inyección.

Anteriormente, Moscú “desobedeció” la orden del Presidente de Rusia, Vladimir Putin, obligando a todos los trabajadores del sector público a inmunizarse antes del 15 de agosto, al igual que Arabia Saudita. En tanto, Australia decretó a fines de junio la responsabilidad de todas las personas al cuidado de personas mayores de estar inmunizadas por la variante Delta.

Otros países están evaluando medidas similares, incluida Polonia, que podría hacer que la vacunación sea obligatoria para las poblaciones de alto riesgo a partir de agosto, según informó Euronews.

El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, observa atentamente la situación epidemiológica de Europa, y la semana pasada dijo que los funcionarios federales que no estén inoculados deberán enfrentar exámenes regulares, la exigencia de las mascarillas y restricciones en viajes.

En tanto, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, aclaró el jueves que estudian la posibilidad de vacunas “obligatorias” para el personal del servicio público federal. “Estamos buscando industrias reguladas por el gobierno federal para alentar o tal vez incluso exigir las vacunas para esas empresas”, advirtió. b