Andrés Cruz (Colectivo Socialista): “No hay diálogo, la derecha ha sido vetada”

ANDRÉS CRUZ
17.02.2022 ANDRÉS CRUZ, CONVENCIONAL DEL COLECTIVO SOCIALISTA. FOTO : FRANCISCO PAREDES

Tras la primera semana de votaciones de normas constitucionales en el pleno, el exfiscal evalúa el clima al interior de la Convención, el que teme que repercuta en el resultado del proceso. Como miembro de la Comisión de Sistemas de Justicia, plantea que uno de los puntos claves para su colectivo en esa materia es limitar el pluralismo jurídico.


No pasó inadvertida la intervención que Andrés Cruz, convencional del Colectivo Socialista (CS), realizó el martes, durante la primera votación de normas constitucionales en el pleno de la Convención. En ésta, el exfiscal acusó “exclusión” e “intolerancia” al interior del órgano, cuestión que le preocupa, pues -en conversación con La Tercera- afirma que puede poner en riesgo el éxito del proceso. Sobre todo, dice, por el “veto” que acusa hacia los sectores moderados.

“Pero sigo manteniendo la esperanza de que esto decante, y que el ejercicio sirva para flexibilizar las posturas mesiánicas y maximalistas de algunos”, afirma.

En su intervención del martes, habló de que dentro de la Convención existe exclusión e intolerancia. ¿A qué se refería?

A que hay personas que tienen a sectores y personas vetadas. Y eso, pese a la retórica muchas veces hipócrita que se usa hacia el exterior, señalando que hay diálogo. Eso es falso. No ha habido ese diálogo tan fluido como se dice, no se ha recogido de manera adecuada lo que piensan sectores que son tan legítimos como nosotros, para los efectos de crear una Constitución que se proyecte por largo tiempo. Hay muchos convencionales que no se han dado cuenta de que no estamos redactando la Constitución definitiva, estamos proponiendo una. Va a haber un plebiscito de salida que no está ganado y hay muchos que lo dan por resuelto. Yo no lo veo tan claro. Y de ganarse el plebiscito de salida, tampoco vamos a haber hecho nuestro trabajo si terminan modificando todo a dos o tres años de haberse aprobado la nueva Carta Fundamental.

¿Quién veta a quién?

En términos claros, la derecha ha sido vetada por distintos sectores. Y no es un misterio que incluso es hasta una suerte de garabato o insulto el que a uno le digan que es de derecha por votar con ellos.

¿Se lo han dicho como broma?

No, en serio. Eso denota cuál es la actitud de ciertos grupos que tienen una postura que se dice democrática, pero que son totalitarios.

¿Cree que este clima puede arriesgar el resultado final?

Sí, por eso estoy preocupado. No doy por hecho que esto vaya a terminar bien, si es que de una vez por todas no salimos de las trincheras. Yo me siento súper cómodo en la izquierda, pero eso no significa ser excluyente, intolerante o vengativo.

En esto, ¿qué considera más grave? Por ejemplo, la convencional Bárbara Rebolledo acusó que dentro de su comisión las personas de izquierda tenían un grupo de WhatsApp del que los excluyeron.

Esa es una muy mala práctica que se ha naturalizado. No solamente en esa comisión, sino que en todas. El hecho de que al parecer todo se negocia o propone y dialoga entre un grupo que puede ser afín ideológicamente, y se excluye a otros que no necesariamente son grupos de derecha. También hay convencionales que representan otros sectores que pueden verse no considerados, y eso es importante tomarlo en cuenta.

¿En esto usted representa el sentir del Colectivo Socialista? Jorge Baradit renunció hace unas semanas denunciando que había diálogo con la centroderecha.

Como buenos socialistas que somos, hay distintas posiciones en el colectivo. Pero creo que está cada vez más asentado el hecho de que es necesario abrirse a otros sectores para generar el bloqueo o las mayorías necesarias para dejar sentadas las cláusulas o corregirlas y se refleje el sentir colectivo y no sólo de grupos específicos.

Esta semana se demostró que el Colectivo Socialista puede actuar como una bisagra que determina qué se aprueba y qué se rechaza.

El CS ha adquirido un papel fundamental como bisagra dentro de la Convención, pero siempre y cuando obremos unidos.

¿Hasta qué punto se puede mantener ese rol de bisagra?

Depende del tema. Hay temas en los que existen sensibilidades más asentadas que otras. Pero no podemos denostar el papel que ha jugado el colectivo del Apruebo, Independientes No Neutrales y la centroderecha. Todos tienen un rol fundamental para mantener el equilibrio y evitar que esto se desbande y eventualmente pongamos en riesgo este proceso.

Tras la votación en particular del informe de la Comisión de Sistemas de Justicia, ¿cómo se va delineando el nuevo Poder Judicial?

Yo creo que es muy pronto, porque se cayeron muchas normas fundamentales. Lo que fue aprobado, a mi juicio, tiene un rol periférico. Lo que se demostró con las disposiciones rechazadas es que es importante que los convencionales entiendan que no pueden imponer -mediante estos acuerdos de grupos de WhatsApp entre quienes se pueden considerar afines- la redacción de una nueva Constitución. Hay un afán de competir e imponer, y tiene que ser de colaborar y conversar.

Si las discusiones hasta ahora han sido periféricas, ¿cuáles serían las fundamentales?

La función jurisdiccional, quiénes componen el sistema de justicia. A mí el título “Sistema Nacional de Justicia” no me gusta para nada; hubiese preferido función jurisdiccional o Tribunales de Justicia. Pero hay que ceder, de eso se trata esto. Uno puede tener una convicción, pero para llegar a otros acuerdos o sentar otras cláusulas que son más importantes, hay que llegar a ciertos niveles de consenso. Va a ser trascendental que conversemos en las próximas sesiones de la comisión respecto de la función jurisdiccional, quién ejerce la jurisdicción, el contenido y los límites del pluralismo jurídico.

El CS aprobó en general, pero rechazó en particular la iniciativa que establecía dos sistemas de justicia, uno indígena y otro nacional, ¿cómo ve la discusión?

Nosotros no nos oponemos el pluralismo jurídico, todo lo contrario, lo celebramos y creo que es algo que se está desarrollando. Pero es trascendental consignar hasta dónde vamos a llegar. A mi juicio, debería haber un solo sistema en el que tuviesen complementos el derecho nacional e indígena y que tuviesen una cota que sea común, representada por parte de la Corte Suprema, que unifique y aplique el derecho de manera similar a todos los ciudadanos. También hay que determinar cuál va a ser el territorio y respecto de quién y qué materias se va a aplicar, y el derecho a opción, es decir, que se pueda optar entre ser juzgado por el derecho indígena o el nacional.

¿El pleno y los 2/3 han funcionado como factores moderadores?

Sí, ha sido acertada la decisión de establecer este quórum para evitar estas actitudes o posturas imaginativas y hasta cierto punto delirantes que puedan poner en riesgo el futuro de nuestro país. Veamos qué ocurre con medioambiente y modelo económico, pero hasta ahora creo que ha funcionado bien.

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