Aunque pequeña y lejana en el mapa, los peruanos han escuchado más de alguna vez sobre Andahuaylas, ciudad agrícola y minera ubicada a casi tres mil metros de altura, en el sur del país. En quechua, anta significa cobre y waylla algo así como una verde pradera. Pero esta urbe es más que eso: no muy lejos de ahí nació Dina Boluarte -la sucesora del destituido Presidente Pedro Castillo- y además fue en este lugar donde estallaron las protestas contra el nuevo gobierno peruano, que han dejado más de 20 muertos. Los manifestantes exigen la liberación del exmandatario, la salida de Boluarte y el adelanto de elecciones.
Andahuaylas esconde algo más. Fue este el lugar que escogió Antauro Humala -entonces un mayor en retiro del Ejército- para perpetrar un sangriento motín contra el gobierno de Alejandro Toledo, el 1 de enero de 2005. El hecho -que se produjo a dos días del pase a retiro de su hermano Ollanta- se conoció como el “Andahuaylazo” y provocó la muerte de cuatro policías y dos reservistas.
A Antauro esto le costó una condena de 25 años de cárcel, pena que con el tiempo se redujo, hasta que finalmente el 20 de agosto pasado abandonó el penal Ancón II, transformado en “mártir” por sus partidarios y con chances de acceder al Palacio Pizarro en las próximas elecciones.
La de Andahuaylas no fue la primera rebelión de Antauro. El 29 de octubre de 2000 -cuando el régimen de Alberto Fujimori se caía a pedazos- encabezó junto a Ollanta el llamado levantamiento de Locumba (Tacna). La acción contra el gobierno se transformó en el primer alzamiento del movimiento etnocacerista, de línea ultranacionalista y antichileno. Los hermanos Humala fueron encarcelados y posteriormente amnistiados por el Congreso durante el gobierno de transición de Valentín Paniagua.
Tras recobrar su libertad a mediados de año, Antauro comenzó a recorrer decenas de ciudades de Perú, iniciando su marcha precisamente en Andahuaylas. Su idea es “palpar” el descontento social.
Fue así como el sábado pasado irrumpió en Lima para realizar una conferencia de prensa, apenas horas después de que Dina Boluarte juramentara a su gabinete. “Acá lo único que puede bajar la presión social es el adelanto de elecciones”, dijo. El lugar escogido fue nada menos que un local de la Plaza San Martín, el epicentro de las protestas en Lima. Allí sus seguidores se mezclaban con los partidarios de Castillo, entremedio de banderas etnocaristas y peruanas, y vestidos con poleras con el rostro de Antauro, que ellos mismos vendían por 20 soles ($ 4.600). Dos días después, recibió a La Tercera en su departamento en el distrito limeño de Surco.
El nuevo gobierno de Dina Boluarte ha señalado que se adelantarán las elecciones ¿Considera que esta medida es suficiente?
Es totalmente insuficiente, porque ella ha adelantado las elecciones en un período mediato, año y medio, y la situación no da para más, tiene que ser de inmediato. Es decir, o ella directamente convoca desde ya a elecciones o simplemente renuncia y ahí por ley el presidente del Congreso, no importa quién sea, debe convocar inmediatamente a las elecciones.
¿La crisis se soluciona solo adelantando las elecciones?
No va a ser suficiente, pero empieza a solucionarse, porque hay una serie de demandas sociales que se han embalsado desde hace muchos años en el Perú. Desde la falsa transición democrática de Vladimiro Montesinos y Fujimori, cuando tras su caída el Presidente Valentín Paniagua no desconoció la Constitución de esos dos traidores y tampoco restituyó la Constitución del 79. Se han embalsado todos esos problemas con el agregado de seis presidentes delincuentes, lavajatistas, que están presos, perseguidos, suicidados o por regresar a prisión; más la pandemia del Covid, que demostró que el sistema neoliberal en el Perú era falso, era un fracaso. Además, se ha agudizado aún más con la invasión de un millón y medio de venezolanos que, a una población ya sin trabajo, desempleada, encima con estas plagas de tener presidelincuentes, le quitan trabajo. Es decir, crisis total de la República. No es una crisis supeditada a un gobierno como el de Pedro Castillo. Esto simplemente es el epílogo de algo más monstruoso y más terrible que vive el país desde hace un tercio de siglo.
¿Cuál es su evaluación del gobierno de Pedro Castillo?
Es cierto que moralmente es muy complicado defender al compatriota Castillo. Sin embargo, políticamente sí es totalmente defendible y amerita ser defendido. Los etnocaceristas solidarizamos con él, porque ha sido víctima de una ofensiva jamás vista en el Perú desde el primer día de su gobierno, por una derecha cavernaria, que cree que está en los tiempos de Fujimori y Montesinos. Pero, lamentablemente, la incapacidad, la limitación del expresidente Castillo y sus malos consejeros y asesores han hecho un tremendo daño al movimiento social en el Perú. Y está preso, casi instantáneamente, mientras que los presidentes de la derecha, todos ladronazos y delincuentes, como Pedro Pablo Kuczynski, como Ollanta Humala, Alejandro Toledo, que está libre en Estados Unidos, y Martín Vizcarra, a pesar de que tienen muchas más carpetas fiscales y están bajo investigación, están libres. Esto es lo que ha enervado al pueblo, porque ha habido una especie de racismo. Aun siendo Presidente, a Castillo no lo han tratado como Presidente. Esto ha enardecido a la población y ha sido un catalizador social a pesar de los errores de Castillo. Pero ahora les ha salido un catalizador social para que todas las demandas embalsadas durante décadas hayan explotado: Asamblea Constituyente, nueva Constitución, nuevo contrato social, cierre del Congreso, elecciones adelantadas y hasta refundación republicana. Y nosotros –los etnocaceristas- agregamos fusilamiento de presidelincuentes.
Temas pendientes con Chile
Antauro Humala es el cuarto hijo, de un total de 10, del matrimonio de Isaac Humala y Elena Tasso. El patriarca de los Humala tiene 91 años y es el fundador del Movimiento Etnocacerista, de raíz nacionalista y antichileno. Humala les inculcó a sus hijos la reivindicación de la “raza cobriza (indígena)” y los obligó a estudiar y venerar la figura de Andrés Avelino Cáceres, quien lideró la resistencia peruana durante la Guerra del Pacífico.
“Me interesó mucho el ejemplo de Chile de la Asamblea Constituyente, porque vi el ejemplo de los hermanos mapuches representados creo que por primera vez en la historia de Chile. A los etnonacionalistas nos llenó de orgullo”.
Antauro Humala
Desde joven, Antauro fue el hijo favorito de Isaac y ambos aún mantienen una relación distante con Ollanta, pese a que este último accedió a la Presidencia en 2011. Chile siempre ha estado en el centro de las discusiones familiares: en 2001, durante el incidente de la caseta, Isaac marchó junto a Antauro en Tacna y también protestó contra Ollanta cuando en 2007 se aprobó la ley de Arica/Parinacota.
¿Queda algún tema pendiente con Chile?
Por supuesto. El Perú tuvo una guerra en 1879 con un país, una guerra que duró cinco años. Después ambos países terminaron en guerras civiles, en sus respectivos territorios. Los dos pueblos salieron ensangrentados y el único ganador fue Inglaterra. Pero ahora vemos que hay territorios que nosotros reivindicamos. Para nosotros no puede haber una relación normal con Chile en tanto esos territorios sean reivindicados. Cuando nosotros recuperemos Arica y Tarapacá habrá una hermandad real.
¿Y qué pasaría con las personas que viven ahí?
Será idéntico el trato que les dieron a los peruanos que había ahí hasta antes del arrebato. No sé cómo lo hicieron los chilenos, pero nosotros vamos a copiar eso. Si ustedes expulsaron a los peruanos, entonces expulsaremos a los chilenos. Mientras, queda eso pendiente.
¿Cuál es su visión del gobierno de Gabriel Boric?
De lejos lo he seguido, es una persona joven. He visto que clasificaría, como lo llamamos en Perú, como una izquierda caviar, una izquierda que prácticamente ya dejó como arcaica la lucha de clases y ahora está en cosas menos urgentes, como la identidad de género, LGBT; no le auguro mucho éxito. Pero creo que, en el fondo, es un avance, lo más novedoso, si bien no fue iniciativa de Boric, fue esa asamblea, lamentablemente frustrada, pero fue un gran paso que pudo haber dado Chile a nivel latinoamericano.
En ese sentido, ¿cómo evalúa el proceso constituyente chileno?
Me interesó mucho el ejemplo de Chile, porque vi a los hermanos mapuches representados, creo que por primera vez en la historia de la República de Chile, y eso para mí fue muy hermoso y más aún cuando vi a una compatriota que presidió la Asamblea. Entonces eso a los etnonacionalistas peruanos nos llenó de orgullo, porque nosotros queremos mucho a los mapuches, los consideramos hermanos de lucha. Creo que lamentablemente fracasó, pero para mí fue un bonito experimento. Si queremos hacer historia, en el Perú debemos hacer algo más grande. Y la Asamblea Constituyente que tenemos que buscar obviamente tiene que ser plurinacional.
“Presidelincuentes”
Pese a los 17 años que estuvo en la cárcel, Antauro Humala logró mantener cierta presencia en la política local. En 2006 postuló al Congreso por Avanza País y 12 años más tarde fundó su propio partido, el Frente Patriótico Peruano. Sus ideas son radicales: revaloración de la raza cobriza; tener un Estado que abarque el antiguo territorio inca (incluyendo parte de Bolivia); nacionalización de las empresas; aplicar la pena de muerte en caso de traición a la patria, incluyendo el fusilamiento de Ollanta, su hermano.
¿Usted tiene aspiraciones presidenciales?
Por supuesto que como todo ciudadano dedicado a la política aspira al poder o a una cuota de poder. Estamos viendo que en el caso de Pedro Castillo, un partido que se describía como marxista leninista llegó al poder y ha durado un año y medio, saliendo defenestrado por incapacidad propia y obviamente la ofensiva de la derecha criolla. Pero todavía la batalla no está perdida y felizmente el pueblo peruano está en la lucha.
Usted ha dicho que quiere fusilar a los presidentes a quienes llama “delincuentes” y entre ellos a su propio hermano...
Sí, hablo de la pena capital que está contemplada en la Constitución. Es un procedimiento que en Perú se llama fusilamiento, en Estados Unidos es inyección letal, en Francia fue guillotina. Acá son seis soldados, con seis fusiles, seis plomos y al frente un presidelincuente. Eso es todo, es sencillo.
¿Y los derechos humanos de esas personas?
Sí, los derechos humanos, pero estos presidelincuentes han cometido traición al pueblo peruano. No es solo corrupción.