A tres años del estallido social el apoyo de los chilenos a lo que significó el 18-O para el país ha ido disminuyendo en el tiempo.

Así se puede apreciar en los sondeos que ha realizado Criteria. Sus encuestas -realizadas en un panel online en el que han participado mil hombres y mujeres mayores de 18 años de los niveles socioeconómicos ABCD de todo el país- evidencian que, mientras más distancia existe respecto de lo ocurrido, más cambia la percepción de las personas.

Por ejemplo, si en julio de 2020 el 67% de los participantes pensaba que el estallido social “fue más bien positivo para el país”, a octubre de 2022 ese porcentaje cayó a 55%. En la contraparte, si en julio de 2020 el 33% de los encuestados creía que el 18-O “fue más bien negativo para el país”, esa cifra ahora llega a 45% (ver infografía al final de la nota).

Respecto a los motivos para movilizarse ante la afirmación “hoy en día existen motivos para que la gente siga manifestándose en las calles”, en septiembre de 2021 un 61% estaba de acuerdo. La cifra, en octubre de este año, bajó a 59%.

La percepción negativa sobre las consecuencias de las movilizaciones sociales -en tanto- también ha ido aumentando. En julio de 2020, el 27% del panel se sentía identificado con la frase que decía “las movilizaciones y acciones de protesta muestran que el desorden y la falta de control se apoderan del país”. La identificación con esa misma frase, a octubre de 2022, llegó a 43%.

“La interpretación social del estallido ha ido cambiando en la población. La visión mayoritariamente positiva se ha ido matizando en el tiempo, aun cuando siguen siendo más los sectores de la población los que juzgan más bien como positivo que como negativo. Sin embargo, la atenuación de la positividad también ha venido asociada a una narrativa impugnadora del estallido social que hoy se tensiona con la narrativa dominante sobre el virtuosismo que tuvo para instalar las demandas de la sociedad”, explica el director de Asuntos Públicos de Criteria, Cristián Valdivieso.

Legitimidad de la violencia

En cuanto a la legitimidad social de la violencia como medio de protesta, los sondeos de Criteria muestran que este aspecto ha caído significativamente.

Si en algún momento casi el 40% de la población consideraba que “la violencia en las manifestaciones es la única manera de ser escuchados por la clase política”, hoy ese porcentaje ha caído casi a la mitad y se posiciona en un 21%.

En este mismo sentido, aún hay un 18% de personas que la consideran como una opción legítima para presionar a la clase política. “Visto así, prácticamente una de cada cinco personas en el país siguen validando la violencia como medio de protesta”, agrega Valdivieso.

Entre quienes respondieron que la violencia es un medio legítimo el 66% cree que “es la única manera de que el pueblo se haga escuchar por las autoridades”. En tanto un 14% lo cree porque “ningún cambio en la historia se ha generado sin violencia”.

Pese a esto, el interés por tener motivos para movilizarse persiste. “Como la frustración social permanece y la sensación de que las cosas no cambian e incluso empeoran se instala en el país, es bien probable que la movilización social continúe asociada a un relato complementario al de la desigualdad inaugurado con el estallido social. Esta vez asociado a la inseguridad pública por la violencia en sus distintas variantes y económica por la crisis de empleo, crecimiento e inflación que están experimentando las personas”, agrega Valdivieso.