Arabia Saudita surge como mediador esencial en Medio Oriente y el mundo

Ucrania, Gaza, Siria, Irán: durante los últimos años, los esfuerzos del príncipe Mohammed bin Salman para convertir su país en un “eje diplomático” parecen rendir frutos, fortaleciendo la imagen internacional de su reino como participante en la paz y estabilidad, dentro y fuera de la región.
En Riad, las distancias están bien medidas: el reino liderado por el príncipe Mohammed bin Salman (MBS) cultiva relaciones estrechas con Moscú y Washington, tanto en el plano económico como diplomático, y sin embargo, las posturas saudíes no son siempre del gusto total de ambas potencias. Esta misma distancia se ha venido cuidando desde hace una década, cuando el heredero de 39 años empezó a ejercer cargos de cada vez mayor importancia en Arabia Saudita.
Así, cuando Donald Trump y Vladimir Putin quisieron reunir a sus delegaciones para discutir el futuro de la guerra ucraniana, no había mejor lugar que Riad para hacerlo, y el martes pasado los cancilleres de ambos países terminaron su primera “ronda de conversaciones”, con el príncipe heredero como mediador en un conflicto que ya va a cumplir tres años.
La elección de Arabia Saudita como sede de la cumbre rusonorteamericana muestra hasta qué punto el reino ha pasado de ser considerado casi un “estado paria”, tras el asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi en 2018, al respetado eje diplomático y de negocios que es hoy en día. Al igual que otros países de la región, Riad recibió el año pasado la COP16 sobre de desertificación, siguiendo así a otros estados petroleros que han organizado cumbres climáticas, como la COP18 del Cambio Climático y la COP28 en Doha, Qatar.

La reunión de Marco Rubio y Serguei Lavrov, este martes en Riad, mostró hasta qué punto el reino se volvió un “eje diplomático clave”, pero la guerra de Rusia en Ucrania no es la única que se discute en las mesas saudíes. Precisamente este viernes, ocho ddlegaciones de países árabes se reunieron en la ciudad para discutir el futuro de Gaza, sobre todo a la luz de las declaraciones de Donald Trump, que habló de expulsar a los palestinos de ahí y convertir la franja en “un resort turístico”.
El príncipe Mohammad Bin Salman lleva años trabajando la diplomacia de su país, y las posición “ambivalente” en la que se inscribe, sin pertenecer a un campo “Occidental”, pero teniendo estrechas relaciones con Estados Unidos. En su “manifiesto”, el plan Vision 2030, el heredero ya indicaba que pretende posicionar a su país como un centro económico y diplomático mundial: esto, para diversificar la economía del reino y reducir la dependencia del petróleo. De todos modos, para alcanzar estos objetivos, Arabia Saudita necesita que haya estabilidad en Medio Oriente.
Respecto a la guerra de Rusia en Ucrania, esta no es la primera vez que Riad recibe conversaciones diplomáticas sobre conflictos. Tuvo un rol activo cuando en el verano de 2023 recibió una cumbre internacional en Jeddah sobre el “plan de paz” de Ucrania, a la que asistieron delegaciones de 30 países.
En este conflicto, Riad mantiene relaciones amistosas con Vladimir Putin, aún cuando condenó la invasión rusa. Teniendo ambos países conexiones forjadas en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC),el cultivo de esta relación ha servido para que el reino medie en los intercambios de prisioneros entre Rusia y Ucrania.

Además, Riad mantiene contactos regular con Volodimyr Zelensky, y de hecho puso a disposición para Ucrania un paquete de ayuda humanitaria de 400 millones de dólares. Por esto mismo, ya que ha mantenido una posición geopolítica “híbrida” entre Moscú y Washington, ambos lados perciben a Riad como amigable, o al menos, no hostil.
El medio Israel Hayom explica al respecto: “Para Rusia, la posibilidad de encontrarse en un país no asociado con la OTAN, o uno que no se haya unido a las sanciones occidentales, es mucho más aceptable que encontrarse en Europa, por ejemplo. Del mismo modo, para Estados Unidos, Arabia Saudita es un mediador confiable que ha mantenido su estatus de aliado de largo plazo”.
La reciente cumbre por Gaza, sin embargo, marca una de las principales distancias que Riad tiene con Estados Unidos, y en general, una posición que casi todos los países árabes comparten: que no se puede expulsar a los palestinos de Gaza. Por eso mismo, este viernes se encontraron seis potencias árabes del Consejo de Cooperación del Golfo, además de Egipto y Jordania, con el fin de discutir la situación y reconstrucción de la Franja de Gaza.
Además, según fuentes egipcias y árabes comentaron a EFE, la reunión servirá también para preparar la futura cumbre de la Liga Árabe, de 22 países, que tendrá lugar en El Cairo el 4 de marzo. Con este evento, Arabia Saudita muestra también su influencia en el mundo árabe, siempre ofreciendo a Occidente la posibilidad de normalizar las relaciones diplomáticas con Israel. Esta “concesión” de Riad, sin embargo, tendría un precio que MBS siempre ha dejado claro: la existencia de un estado Palestino.
En ese sentido, la BBC indica: “Uno de los posibles logros que Trump querría anotar en su historial sería un acuerdo de paz entre los sauditas e Israel, que sería la culminación de los Acuerdos de Abraham que inició en su primer mandato”.

Las mediaciones saudíes no se detienen acá. CNN reveló esta semana que Riad estaría presionando para promover otras discusiones: las de Irán y Estados Unidos. Considerando los últimos reveses que ha vivido el “Eje de la resistencia” en los últimos meses (la caída de Al Assad en Siria y la guerra contra Hezbolá en Líbano), Arabia Saudita se podría beneficiar estratégicamente del momento de Teherán.
“La voluntad de Arabia Saudita de moderar entre Teherán y Washington no surge de un vacío político”, señaló a Radio Free Europe Behnam Taleblu, director del Programa Irán de la Fundación para la Defensa de las Democracias (FDD), con sede en Washington: “Al acomodar estilísticamente a Teherán a través de la normalización diplomática, pero permaneciendo sustancialmente en la órbita occidental, Riad espera aislarse de ser el lugar donde se adjudica un conflicto regional más amplio que involucra a Irán”.
Uno de los incentivos que tendría Irán para negociar con Estados Unidos mediante Arabia Saudita es la seguridad de que MBS estará ahí durante largo tiempo. Esto, porque incluso cuando Barack Obama pudo llegar a un acuerdo nuclear con Teherán, eso no aseguró que Trump se retirase del mismo. En cambio, indican en Radio Free Europe, “MBS estará durante mucho tiempo, y es probable que las ofertas saudíes ‘endulcen’ el acuerdo”.
En enero de este año, luego de la caída de Bashar Al Assad de Siria, de nuevo Arabia Saudita protagonizó una conferencia internacional de diplomáticos europeos y regionales, para discutir el futuro de Siria, haciendo un llamado a que se levantaran las sanciones al país. Con esto, los saudíes no sólo buscan superar la influencia turca en Siria, sino también adquirir una participación significativa en los proyectos de reconstrucción y desarrollo del país luego de una larga guerra civil. Esto, considerando que durante el gobierno de Assad, Siria dependía de las importaciones iraníes de petróleo y combustible.
La intención de alejar Ankara de Damasco ha tenido resultados, y de hecho, el nuevo canciller sirio, Assad Hassan Al Shibani, no visitó Turquía, sino Arabia Saudita, durante su primer viaje internacional. Al respecto, The Soufan Center indica: “Los nuevos líderes de Siria esperan de Riad orientación y financiación para la reconstrucción, a pesar de sus vínculos con Ankara, que carece de la influencia de los líderes saudíes en Washington y las capitales europeas”.
Esta “ofensiva mediadora” de Riad viene de la mano del príncipe Mohamad Bin Salman, que aún sin estar aún el trono, ya funge como primer ministro del país. Esto, desde que en 2015 el nuevo rey, Salman bin Abdulaziz Al Saud, empezara a ceder a su hijo las riendas del país.
Al respecto, Israel Hayom indica que aún cuando la nueva Arabia Saudita se promociona como una más liberal y democrática, en la práctica sigue siendo muy similar a la pre-MBS: “Es bien sabido que los impresionantes resultados de MBS se consiguieron eliminando a sus oponentes. Sólo en los últimos años, cientos de opositores, economistas y periodistas han sido detenidos. El caso más publicitado fue el asesinato del famoso periodista saudí Jamal Khashoggi en el consulado de Estambul”.
Luego de años teniendo a su país como uno asociado a la violación de derechos humanos, MBS quiere presentar su reino como parte de la solución a las crisis globales. Al respecto, Soufan Center asegura: “Todos los principales actores regionales, incluidos aquellos que a menudo están en desacuerdo entre sí, buscan el peso diplomático y económico de Arabia Saudita, en particular su reconocido liderazgo en el mundo musulmán sunita. Washington y las capitales europeas y asiáticas están consultando ampliamente a los dirigentes saudíes para que ayuden en la resolución de conflictos y la reconstrucción, no sólo en Siria, Gaza y Líbano, sino también en la actual guerra civil en Sudán y en Yemen, donde el Reino ha sido un combatiente directo”.
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