Durante la Asamblea General de la ONU, el subsecretario de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos de EE.UU., Todd Robinson, tomó por sorpresa al gobierno ecuatoriano mientras comentaba lo que ya están llamando “la epidemia del fentanilo” en su país. “México es el principal puerto de entrada, pero sabemos que hay otros países que participan en la cadena de suministro, como Colombia y Ecuador. También hay suministradores en Asia. Hay varios puntos que están afectando a Estados Unidos”, aseveró el funcionario en la ocasión.
Según Robinson, “creemos que la cadena empieza en la República Popular de China con precursores químicos, que son trasladados por criminales transnacionales en México que crean y prensan estas pastillas y después las envían a Estados Unidos por la frontera noroeste”.
La “droga zombie”
La aseveración fue rápidamente respondida por el ministro de Interior ecuatoriano Juan Zapata, quien indicó: “No tenemos evidencia de que Ecuador tenga rutas de esta droga sintética”. Además, replicó que las unidades antinarcóticos del país han detectado un solo caso de clorhidrato de fentanilo. Se trata de “un caso de 107 ampollas de esta droga” en una “entrega controlada de Colombia a Chile”.
Pero CNN informó que, tras un operativo liderado por la Dirección Nacional Antinarcóticos de Ecuador, la Policía confirmó este lunes el hallazgo de “siete ampollas de fentanilo” que fueron decomisadas en la Bahía de Guayaquil, un popular centro de comercio en el corazón de esta ciudad porteña asediada por la operación del crimen organizado y el tráfico de drogas.
Zapata también indicó otro decomiso, esta vez de 21 ampollas de citrato de fentanilo, pero para uso médico. Del mismo modo, recalcó la cifra récord de incautaciones que muestra el país, señalando que “Ecuador tiene analizadas las rutas y el territorio” por donde pasa la droga en el país. “Estas declaraciones nos han tomado por sorpresa, y no tenemos evidencia de que efectivamente esté siendo el Ecuador una ruta para este tipo de droga sintética”, sentenció.
A pesar de la negación de Zapata, ya comienzan a aparecer en Ecuador videos de ciudadanos “doblándose sobre sí mismos”, como padeciendo un dolor de estómago insoportable: escenas que hasta hace unos meses solo se veían en Filadelfia y ejes urbanos del norte de Estados Unidos.
Este tipo de registros han hecho temer a los ecuatorianos sobre la presencia de la “droga zombie”. Para el medio La Sexta, el médico experto en drogas Fernando Caudevilla explicó que el fentanilo “es activo en el rango de los microgramos de una cabeza de alfiler. Como medicamento es muy útil en el tratamiento del dolor, pero en Norteamérica, y ahora también en Centroamérica, se está descubriendo que es un adulterante de muchas drogas”, indicó Caudevilla.
Los medios señalan que la circulación del fentanilo se debe a que los narcotraficantes empezaron a camuflarlo en otras drogas, como la heroína o la droga “H”. Así, sus consumidores ni siquiera saben lo que estarían tomando, y si ya eran adictos a las sustancias anteriores, el fentanilo ya los volvería irremediablemente dependientes. Entre sus efectos, la sustancia actúa sobre el sistema nervioso central, produciendo miclonías, o sea, movimientos involuntarios y breves, aturdimiento e inconsciencia.
Los toxicólogos del mundo ya coinciden en que, en los últimos años, el fentanilo se ha venido expandiendo como una auténtica epidemia. EE.UU. ya lo considera un problema de salud pública, que ha ocasionado récord de muertes por sobredosis: el fentanilo es particularmente potente, y en muy poca dosis puede producir muerte por sobredosis.
En tanto droga de laboratorio, los expertos en narcotráfico señalan que sería una droga que podría “revolucionarlo todo”. En una columna para el medio ecuatoriano Primicias, Felipe Rodríguez Moreno, doctorado de Derecho Penal, asegura: “Se trata de un opioide sintético que es 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina. Se lo puede conseguir en polvo, en aerosol nasal, en gotas para los ojos, en tabletas comestibles”.
Con esta nueva droga, indica el abogado, habría empezado una crisis en el crimen organizado latinoamericano. “El crecimiento de esta droga tan adictiva, tan barata, que no se produce ni en Ecuador, ni en Colombia, ni en Perú, ni en Bolivia, ha generado un significativo decrecimiento en la demanda de las drogas tradicionales”, argumenta.
“A menos demanda, menos oferta, ergo, menos exportación, menos tráfico y, finalmente, menos ingresos”, explica Rodríguez Moreno. “Hoy, nuestro mundo criminal tiene menos recursos y necesitan desesperadamente mantener sus estructuras y sus ‘ejércitos de empleados’. Por ello se volcaron a intentar curar esas heridas financieras y, como optar por un trabajo legal resultaría ofensivo para ellos, se han volcado a buscar nuevas formas de financiamiento: el sicariato, los secuestros, las vacunas, los asaltos”, asegura el litigante ecuatoriano.
La Alcaldía de Guayaquil alertó a mediados de agosto que en la ciudad se han registrado casos de pacientes consumidores de drogas que presentan síntomas asociados al fentanilo.