El escritor británico-estadounidense de origen indio Salman Rushdie fue atacado y apuñalado ayer en el cuello cuando estaba a punto de dar un discurso en Nueva York. Un reportero de The Associated Press que estaba en el lugar del atentado aseguró que Rushdie recibió entre 10 a 15 golpes y puñaladas en el momento en que estaba siendo presentado. El autor, de 75 años, cayó en el suelo del escenario, y su agresor fue arrestado en el lugar.
Todo esto sucedió en el escenario de la Chautauqua Institution, en Chautuaqua, un pueblo al oeste del estado de Nueva York. Luego del atentado, Rushdie fue llevado a un hospital. Su agente, Andrew Wylie, dijo que los médicos estaban haciendo cirugías para tratar sus heridas, sin dar actualizaciones sobre la condición del novelista.
En el evento literario, el autor iba a participar en una discusión sobre el asilo que Estados Unidos ha provisto a escritores y otros artistas en exilio.
El rabino Charles Savenor, que estaba entre los cerca de 2.500 asistentes en la audiencia, declaró que el atacante corrió hacia la plataforma y “comenzó a golpear a Rushdie. Al principio te preguntas ¿qué está pasando?, pero a los segundos se volvió muy claro que era un ataque”. Según Savenor, el ataque duró cerca de 20 segundos. Mark Sommer, un reportero de Buffalo News, aseguró a la BBC que el atacante había surgido de la audiencia con una máscara negra.
Las autoridades confirmaron la identidad del atacante, Hadi Matar, originario de Nueva Jersey. El joven de 24 años está detenido en Jamestown.
Condenado a muerte en 1989
Nacido en Bombay, en 1947, Rushdie alcanzó la notoriedad literaria luego de ganar en 1981 el Premio Booker con su novela Hijos de la medianoche, que retrata la transición de India, desde una colonia británica hasta un Estado independiente. Sin embargo, su fama mundial llegó en 1988, cuando publicó el libro que cambiaría su vida: Los versos satánicos.
Una columna sobre este libro en The Guardian señaló al respecto: “No tenía idea sobre el tsunami de indignación que ensombrecería el resto de su vida, o cómo se convertiría en una trampa geopolítica. Para octubre de 1988, ya necesitaba un guardaespaldas ante la avalancha de amenazas de muerte, cancelaciones de viajes y persecución”.
El libro fue considerado blasfemo por líderes musulmanes, llegando a ser censurado en India y distintos países del mundo árabe. La polémica llevo a que, a dos meses de publicado el libro, su editorial Viking fuese víctima de un atentado con bomba. En Londres llegaron a haber manifestaciones y quemas públicas de la novela.
El punto de quiebre llegó en febrero de 1989, cuando el ayatola Ruhollah Jomeini lanzó una “fatwa”, o sea, una persecución a muerte, en contra de Rushdie y aquellos que hayan participado en la publicación de Los versos satánicos. “Pido a todos los musulmanes que los ejecuten allí donde los encuentren”, señaló la condena del líder supremo iraní. La recompensa ofrecida por Jomeini a quien diera muerte a Rushdie alcanza los tres millones de dólares.
Las amenazas de muerte obligaron a Rushdie a esconderse bajo un programa de protección del gobierno británico: de ahí en adelante, pasaría nueve años viviendo bajo el nombre de Joseph Anton. En tanto, el traductor al japonés de Los versos satánicos, Hitoshi Igarashi, fue víctima de un atentado que le quitó la vida.
En 1999, Rushdie dejó de vivir oculto, y se declaró arrepentido de haber afirmado ser musulmán solo para calmar los ánimos de sus detractores, cuando no cree ni en el Islam ni en la religión. En la década siguiente, la reina Isabel II le otorgó el título de Sir, en un nombramiento que volvió a encender la polémica. Ya en 2012, publicó Joseph Anton, las memorias de sus años oculto.
Distintas figuras de la literatura mundial reaccionaron al ataque sufrido ayer por Rushdie. Entre ellos, el escritor británico Ian McEwan, que criticó el atentado afirmando que “representa un ataque contra la libertad de pensamiento y expresión”. “Salman ha sido un inspirador defensor de los escritores y periodistas perseguidos alrededor del mundo. Un espíritu ardiente y generoso, un hombre de inmenso talento y coraje, y no se dejará intimidar”, señaló el autor de Expiación y Ámsterdam.
El también novelista y premio Nobel de Literatura, Kazuo Ishiguro, declaró a The Guardian: “Rushdie había sido increíblemente valiente durante todos estos años, poniendo continuamente en la línea de fuego por el derecho a pensar y hablar libremente, a pesar de los peligros que nunca desaparecieron. Esperamos y deseamos que se recupere”.