De vuelta en Chile, Bárbara Figueroa participará hoy de su primer pleno del comité central como secretaria general del Partido Comunista, cargo en el que fue electa el 24 de septiembre. Uno de los focos de la discusión será el rumbo del proceso constitucional, en donde el oficialismo ha comenzado a dar pasos por el “En contra” de cara al plebiscito constituyente del 17 de diciembre.
El PC está bajo los cuestionamientos de la oposición, frente a lo que Figueroa asegura que buscarán marcar un camino común con el resto de partidos del oficialismo para enfrentar el referéndum.
La exembajadora se instala en el hall del tercer piso de la sede de su partido, a cinco pasos de la oficina que por años ocupó el histórico dirigente del PC, Guillermo Teillier. Allí responde a las preguntas de La Tercera.
¿Por qué decide dejar la embajada en Argentina? ¿Fue por un posible triunfo de Milei?
Recalcar que no hay un desvalor de la responsabilidad que le dio el Presidente a nuestro partido de poder encabezar una de las embajadas más importantes. Ha sido un honor y un privilegio (...), es importante recalcarlo, si no, puede mal entenderse. No es una decisión personal, sino que de nuestro órgano de dirección, pero en segundo lugar es una disposición que lo que busca es seguir contribuyendo fuertemente a los desafíos de nuestro gobierno. Si esto tiene que ver con los desafíos electorales que está enfrentando hoy Argentina, en ningún caso.
En Cancillería se enteraron el mismo día en el que el PC entregó su resolución. ¿Fue correcta la forma de dejar el cargo?
Lo plantearía de la siguiente manera: nosotros no podemos dar por pre-asumidas definiciones que son colectivas, por lo tanto, no podíamos ni teníamos ninguna posibilidad de hacer abordaje de temas que son propios de nuestra vida interna como partido. No podemos dar por asumido algo que no ha sido resuelto antes por el órgano máximo de dirección.
No se logró un gran acuerdo en materia constitucional. ¿Cuál será la postura del PC en el plebiscito de diciembre?
Creo que el presidente de nuestro partido, Lautaro Carmona, lo ha señalado con mucha claridad. Este es un debate que está en desarrollo y que vamos a abordar en nuestro pleno de este fin de semana. Hemos apostado a tener posiciones unitarias con los partidos de Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático. En esto es importante precisar: esto no se trata de que nosotros somos comunistas y ellos republicanos, y que por eso nunca se va a poder avanzar en nada. El PC estuvo en el debate sobre los 12 bordes, viene bregando desde hace décadas por la necesidad de una nueva Constitución, hemos planteado en todo los tonos que esto sea lo más amplio, transversal, unitario y que pongan en el centro los requerimientos de la sociedad. De no hacerlo, el problema no es de los comunistas.
¿Usted rechazaría o aprobaría la propuesta?
Insisto en que acá hay un debate más de fondo de “cuál es la posición que tendremos los partidos”, más que solo apruebo o rechazo, que quizás es parte de lo que nos pena del proceso anterior, sobre no poner en el centro los contenidos. Tendremos un pleno, pero los presidentes de partido han estado conversando. En la voz de nuestro presidente ha estado la voz del partido.
¿Cuál es el sentido de esperar si “la suerte ya está echada”, como lo dijo el consejero PC, Fernando Viveros?
Creo que tiene que ver con lo que nos motiva. Quienes hoy ya están trabajando por la campaña del apruebo son los mismos que, desde el día 1 en el que se constituyó la Convención, trabajaron por el rechazo. No les importaba lo que ahí se iba a aprobar, ni les interesaba lo que se estaba discutiendo ni tratar de construir acuerdos. Todo lo que dijeron en ese minuto es lo mismo que están haciendo hoy día. Entonces, la pregunta es qué motiva realmente a este sector, ¿están pensando en Chile, en los trabajadores o están representando intereses de otros?
Hoy la motivación (de la izquierda) sigue siendo la misma (que en la Convención), tratar de construir lo mejor para Chile. Malamente podríamos ya estar definiendo (una postura ante el plebiscito), lo que no quita que se hayan señalado todas las alertas, porque es la única manera de que nuestra contraparte entienda que estamos aquí ante un riesgo.
¿Esperar hasta el 7 de noviembre tiene que ver con no caer en la estrategia republicana? Ellos apuntan a generar un clima “adversarial” en el cierre del proceso.
Esa ha sido su gran estrategia, polarizar y confrontar. Insisto en que Chile tiene desafíos más grandes que esa disputa pequeña que pretenden imponer los republicanos, no la podemos asumir como la orden del día. El planteamiento principal es cómo defender los intereses de la inmensa mayoría y cómo garantizamos que una Constitución bien los refleje, lo que no significa que estará todo lo que tu quieres, pero que sí permita entender que habrá un Estado que va a acompañar, a garantizar derechos, que efectivamente te va a bien tratar, a respetar. Acá la estrategia debe ser siempre poner los intereses de Chile por delante.
¿Esta decisión se tomará en conjunto con el resto de fuerzas del oficialismo?
La convicción del PC es que se logre la más amplia unidad, política y social.
¿Cuál será el argumento del PC para estar en contra si siempre han dicho que quieren cambiar la Constitución del 80?
No lo concibo de esa manera. No creo que tengamos que debatir sobre algo en lo que la posición de nuestro partido ha sido absolutamente coherente en la historia. Hemos bregado siempre por una Constitución que garantice o que dé cuenta de los desafíos que tiene nuestra sociedad para lograr la justicia social, en donde el Estado juegue un rol principal y que, por lo tanto, sea un Estado protector que le dé garantías y certezas a la población. Cuando esto está en el centro, el argumento de decir, “mira, cómo van a justificar si se mantiene esta Constitución”, no cabe, porque no es ese el debate de fondo. El debate es que, con la oportunidad histórica de reformar, tener una nueva Constitución va a seguir siendo un anhelo. Ahora, un anhelo no porque es un eslogan, sino que porque tener una Constitución que esté en sintonía con los desafíos de este tiempo es una cuestión que trasciende de los debates que se están dando hoy día, eso seguirá siendo una tarea principal del partido. Esto no es un check list de “tenemos que terminar con la Constitución de la dictadura”. No, tenemos que terminar con la Constitución de la dictadura porque establece como rol un Estado subsidiario -lo que no está explícitamente señalado-, lo que ha demostrado ser nefasto para la población, en términos de garantías de derechos y de posibilidades de bienestar y justicia social.
¿No es mejor una Constitución en democracia que en dictadura?
Nosotros queremos una Constitución que represente a la inmensa mayoría del país, que se haga cargo de los grandes desafíos que tiene Chile, no solo de crecer, sino que de distribuir. Porque eso ha generado tensión.
Si el proceso fracasa, ¿existe espacio para un tercer proceso constitucional?
En esto hay que avanzar paso a paso. Hoy tenemos un debate que es principal, sobre qué es lo que está primando en los distintos sectores a la hora pensar en el desafío de una nueva Constitución.
Le mencionaba sobre las gestiones del PS, PPD y CS. ¿Por qué la directiva del PC no participó de estas tratativas?
El PC ha tenido toda la voluntad de diálogo. Estuvimos en la mesa para construir las 12 bases -proceso del cual el Partido Republicano se retiró-, fuimos parte del proceso constituyente con nuestras candidaturas, respetuosos del resultado y con nuestros dos representantes hemos planteado nuestra mirada y propuestas. Circunscribir la disposición democrática y de diálogo del PC a no sentarse o no ser convocados por algunos partidos es una manera de entenderlo, pero muy sesgada. Nosotros tenemos toda la disposición al diálogo. Por lo tanto, creo que no hay en el PC una falta de voluntad.
¿Tiene esto que ver con que los republicanos no dieron señales de ofrecer concesiones “sustantivas”, como lo plantearon consejeros oficialistas?
Hay sectores que interesadamente esperan poner el peso de la prueba en el PC y en su “incapacidad de diálogo”, quieren construir una caricatura de nuestro partido que no se condice con la realidad. Solo en este proceso estuvimos sentados en todas las instancias. Lo que pretenden algunos sectores es justificar su potencial fracaso en la posición del PC. Esa mirada mezquina no ayuda. Ahora, uno no es quién para darle lecciones a otros, lo que sí nos corresponde es que si no compartimos eso, hay que seguir defendiendo los postulados que hemos defendido siempre. No pueden pretender poner el peso de la prueba en el PC cuando hoy tienen una mayoría dentro del Consejo de la que tendrán que hacerse cargo.
¿Cuál será el mensaje para el votante de izquierda si es que fracasa el anhelo constitucional?
Pecaríamos de soberbios si pretendemos nosotros dar lecciones. Es evidente que no tenemos ninguna otra opción que seguir trabajando para lograr aquello que a nosotros nos parece que es la mejor manera de enfrentar los tiempos que está viviendo nuestro país.