A inicios de 1990 y al regreso del exilio familiar en Cuba, la doctora egresada de la Universidad de La Habana, María Begoña Yarza Sáez (57), buscaba revalidar su título en Chile. El anhelo de Yarza era poder desarrollarse como investigadora en el mundo académico, y hasta ese entonces, la práctica de la medicina lo veía como algo secundario. “Yo pensaba en entrar a la Universidad de Chile, revalidar y hacer una carrera más académica, que era lo que más me gustaba, ese era el camino que quería recorrer”, rememora la futura ministra de Salud.
Sin convenios de revalidación con su casa de estudios, la doctora rindió 19 exámenes, con un espacio de 15 días entre cada uno. Quienes la recuerdan durante ese período comentan que Yarza “se dormía y se despertaba” encima de libros de Anatomía, Histología y Fisiopatología. Luego de aprobar todo, y con el título de la U. de Chile en mano, optó finalmente por una especialidad en Pediatría.
“Con la experiencia en el internado de pediatría en el Hospital San Borja y luego con la maternidad, los niños cobraron una dimensión distinta, tanto en lo profesional como en los afectos. Y el resultado en la medicina pediátrica es tanto más satisfactorio que con adultos, así que me dediqué a la medicina intensiva y a la academia. Y es que en el camino me encanté también con la práctica”, señala.
De experta en gestión a ministra
La próxima jefa de la cartera sanitaria es hija de Ruth Sáez y Simón Yarza. Este último es conocido como el “Monto” Yarza, folclorista de la localidad de Rengo que en la dictadura debió partir al exilio junto a su familia, a Cuba. Durante su permanencia en ese país, la doctora Yarza se aficionó por las cuecas, e incluso conformó un grupo de folclore de chilenos en el exilio.
En el ejercicio como médica, ocupó por cerca de 10 años el cargo de directora del Hospital Exequiel González Cortés, y además de su formación en La Habana, cuenta con un diplomado en gerencia pública en la Universidad Adolfo Ibáñez y un magíster en Salud Pública en la Universidad Pompeu Fabra.
Sus cercanos señalan que el presidente electo, Gabriel Boric, la contactó la semana previa a la presentación del gabinete, y es que ella era la carta de consenso sugerida al mandatario entre quienes participaron en la redacción del capítulo de salud del programa de gobierno, del cual la médica también fue parte. En el documento queda consignada una de las ideas principales del gobierno entrante en materia sanitaria: eliminar las isapres y pasar a un Fondo Único de Salud, en que los seguros privados pasen a ser complementarios a esta cobertura basal.
Además de su cercanía en el Colegio Médico (Colmed) con la doctora y futura ministra del Interior Izkia Siches, Yarza corrió con ventaja dada su amplia experiencia en el manejo de la red asistencial y en la Comisión Nacional de Productividad (CNP), donde ha sido asesora en los informes de productividad de pabellones.
Así, y aún con el misterio de quiénes conformarán su equipo de subsecretarios, la doctora describe que serán “nombres jóvenes, de mucha experiencia y conocimiento en cada área”.
En sus palabras, dice que las enseñanzas de haber cursado medicina en Cuba no fueron pocas y son centrales para su concepción de la salud pública.
“Un eje central de lo que aprendí en Cuba como estudiante y que en Chile en la tradición de salud pública chilena también está presente es la centralidad de la estrategia de atención primaria y con esto no me refiero solamente a los consultorios: es una estrategia, una forma de mirar la salud, con participación de las comunidades, con prevención y promoción de hábitos (...), como ha funcionado la vacunación contra el Covid-19 es un buen ejemplo”, dice la futura ministra.
La “minga” del hospital de niños
Luego del terremoto de 2010, el Hospital Exequiel González Cortés -con Yarza a la cabeza- fue clasificado como uno de los que se debían licitar y reconstruir. El exministro de Salud Jaime Mañalich, en conversación con La Tercera, recordó que más allá de los daños del sismo, el hospital presentaba fallas desde antes. En ese proceso, afianzó una amistad con la doctora, según señaló.
En 2012 se inició la construcción y a fines de 2017 se concretó el traslado al nuevo edificio que alberga el hospital: 27 niños fueron trasladados en menos de cinco horas y los doctores y funcionarios del recinto armaban un “pasillo” mientras los pacientes eran encaminados a la ambulancia. En los registros, se ve a la doctora Yarza dirigiendo el operativo.
Quien vivió este proceso de cerca fue la infectóloga Cecilia Piñera, hija del Presidente Sebastián Piñera y jefa de la unidad de Infectología del hospital pediátrico. “La doctora Yarza le puso un sello de misticidad y de mucho simbolismo a este proceso de cambiarse, porque no fue solo físico, sino que también se modificó el modelo de atención”, recuerda la infectóloga.
También trabajaron juntas en la remodelación de área de anatomía patológica, donde los padres acuden a retirar el cuerpo de sus hijos cuando fallecen. La idea, cuentan funcionarios, era hacer un espacio más amable y Piñera consiguió que la artista Macarena Illanes pintara un mural con grullas y araucarias. Yarza autorizó la intervención de este espacio de inmediato. Cercanos y trabajadores que han compartido con ella coinciden que en cuanto a gestión, hace que “las cosas pasen”, una característica que -dicen- será clave para el manejo de la pandemia y para afrontar las abultadas listas de espera, una área que ella maneja dada su trayectoria.