Aunque sea la gran fecha del turismo en Belén, este año la ciudad donde según la tradición nació Jesús se encuentra cerrada. En un comunicado, los Patriarcas y Jefes De la Iglesia en Tierra Santa solicitaron no celebrar Navidad este año, y la municipalidad quitó las luces navideñas de las calles: “No son tiempos normales. Desde el inicio de la guerra reina un ambiente de tristeza y dolor”.

“Hacemos un llamado a nuestras congregaciones para que se mantengan firmes junto a quienes enfrentan tales aflicciones este año, renunciando a cualquier actividad innecesariamente festiva”, insistió el comunicado: “Muchos más lamentan la pérdida de sus hogares o el destino incierto de sus seres queridos. En toda la región, aún más personas perdieron su trabajo y están sufriendo graves desafíos económicos. Sin embargo, a pesar de nuestros repetidos llamados para una alto el fuego humanitario y una reducción de la violencia, la guerra continúa”.

Una vista de la salida de la Iglesia de la Natividad en Belén. Foto: Reuters.

A diferencia de un año normal, no habrá este 24 de diciembre el tradicional desfile navideño de Belén, así como tampoco las bandas de músicas palestinas. Solo tendrá lugar una peregrinación solemne dirigida por el Patriarca Latino de Jerusalén, que caminará hasta la Basílica de la Natividad junto a los cristianos de la ciudad.

“Habrá una mínima celebración solemne por mantener el status quo, es nuestro derecho como cristianos”, aseguró al portal VOA el sacerdote católico Rami Asakrieh, rector de la Iglesia de Santa Catalina: “Para los cristianos lo importante es la oración, saber que Jesús está entre nosotros. Todo lo demás es adicional. Y en los tiempos que corren, evitar las decoraciones exteriores se entiende como algo normal. Es casi un deber. Una pequeña cosa que podemos hacer ante todo lo que está pasando en Gaza”.

Normalmente, en Belén se instala un enorme árbol de Navidad en la Plaza del Pesebre, y se llena de luces de colores, además de un mercado de navidad. Hoy, sin embargo, las calles de la ciudad están desiertas, y la mayoría de los comercios turísticos están cerrados, al igual que los restoranes más populares de la ciudad. Solo las tiendas con bienes básicos, junto a una que otra tienda de souvenir, han abierto sus puertas esta semana.

Contactada por el medio brasileño G1 de Globo, la alcaldía de Belén señaló que había cancelado las festividades por respeto al duelo de las familias que perdieron a familiares en la guerra. Esto porque también Cisjordania ha sido escenario de operaciones israelíes.

“Se tomó la decisión de restringir las celebraciones navideñas a rituales religiosos y organizar eventos para transmitir nuestra enérgica condena a la agresión israelí contra nuestro pueblo palestino en Cisjordania y Gaza”, dijo la municipalidad de Belén en un comunicado.

En entrevista con VOA, Nabil Giacaman, dueño de uno de estos negocios, señaló: “Aquí todos dependemos del turismo, el 90 %, y ahora no tenemos trabajo. Es la primera vez que veo Belén así. La Segunda Intifada en 2000 también fue muy difícil para el negocio, pero no como esto. Ahora no hay nada, ni siquiera árbol de Navidad”.

Tiendas turísticas en Belén. Foto: Reuters.

Ubicada en Cisjordania, Belén es una ciudad muy turística. A menos de 10 kilómetros de Jerusalén, todos los años llegan 2 millones de visitantes para conocer la iglesia de la Natividad. Siendo su periodo más agitado en el año la Navidad, este año la guerra terminó por ahuyentar a turistas y peregrinos. “Normalmente está lleno de turistas, pero la guerra lo detuvo todo”, aseguró Abod Suboh, dueño de una tienda de bufandas y bolsos, a la agencia AFP.

“Esto es peor que la época del coronavirus. La pandemia afectaba a todo el mundo. Esto, solo a nosotros. Además, cuando se abrieron las fronteras tras el covid la gente salió de nuevo a las calles y los turistas volvieron a visitarnos. Ahora los peregrinos tienen miedo. No sé cuánto tardarán en volver”, se lamentó Bassem Giacaman, que tiene una tienda de artesanía religiosa cerca de la basílica de la Natividad.

En tanto, Joey Canavati, propietario del Hotel Alexander, cuya familia ha vivido y trabajado en Belén durante cuatro generaciones, le contó a Reuters: “No tenemos invitados. Ni uno. Es la peor Navidad de todas. Belén está cerrada por Navidad. No hay árbol de Navidad, ni alegría, ni espíritu navideño”.

Desde que se desencadenó el actual conflicto la ruta de Jerusalén a Belén, de apenas unos kilómetros, está bloqueada por las fuerzas israelíes. Llegar ahora a la basílica de la Natividad implica más del doble de kilómetros y atravesar desde el sur un control del Ejército israelí que no siempre está abierto. Khouloud Daibes, directora de la Fundación para el Desarrollo de Belén, indicó por su parte: “Belén está cerrada por todos sus accesos, la gente de Jerusalén o los cristianos de otras partes de Palestina no pueden venir a Belén”.

“El 6 de octubre fue la última vez que acompañé a turistas. Al día siguiente cerraron los controles militares israelíes, los turistas se quedaron en Jerusalén y fueron regresando a sus países”, describió, en declaraciones al diario El País, Ramsi Al Saadi, un guía de 36 años, refiriéndose a la víspera del comienzo de la guerra. Al día siguiente, se produjo el ataque de Hamas que dejó unos 1.200 muertos en territorio israelí y más de 200 rehenes.

Ante esto Israel lanzó una operación aérea y terrestre que ha dejado al menos 20 mil personas muertas, según la ONU. Sin embargo, la violencia no esquiva a Cisjordania y a Jerusalén Oriental, ya que desde el 7 de octubre, 293 palestinos, entre ellos 76 niños, han muerto en esos lugares, según cifras de la ONU.