Por su figura espigada y su mirada a ratos amenazante, parecía un candidato ideal para interpretar a un malo de las películas de James Bond. Si bien tenía en contra que hasta ese momento no contaba con una gran experiencia en televisión y en cine, el casting lo eligió como uno de los secuaces de la némesis que desafía al Agente 007 de Timothy Dalton en Licencia para matar (1989). Pero la sorpresa por haber fichado en una de las sagas más populares de Hollywood pronto volcó a cierta decepción, cuando el filme consiguió tibios resultados en taquilla. El salto al estrellato de Benicio del Toro (54) tomaría algo más de tiempo.
El Fred Fenster que encarnó en Los sospechosos de siempre (1995), un extravagante criminal dentro de una banda colmada de personajes insólitos, fue el papel que a la larga le abrió las puertas de la industria estadounidense, nunca fáciles de desbloquear para cualquier actor, en especial para uno de origen latino. El acento inexplicable y la juguetona presencia de su rol se convirtieron en parte de lo más brillante de ese largometraje.
Ahora, asentado como uno de los talentos más respetados del medio, esa es la cinta que primero menciona en diálogo con Culto a través de videollamada. La evoca a raíz del estreno de Ni un paso en falso, otra película de tintes de cine negro en la que interpreta a un criminal de poca monta y con rasgos excéntricos. Una producción a cargo del director Steven Soderbergh –uno de sus principales socios creativos– y que ya está disponible en Chile a través de HBO Max.
Citando el filme que hizo junto al desaparecido Bryan Singer cuando aún no cumplía 30 años, desliza que nada ha cambiado demasiado en el modo en que asume su labor. Siempre en inglés, explica algo rudimentario, pero vital en su profesión: “Simplemente trabajas en el personaje que está en el guion. Tratas de hacer algo interesante con lo que está ahí y buscas encontrar el personaje a través de lo que creó el guionista”.
Alguna vez, allá por el año 1998, sentenció que “Hollywood se ha convertido en un McDonalds”. Hoy el actor nacido en Puerto Rico no separa películas prestigiosas de otras dedicadas al consumo masivo, de las que, por cierto, ha hecho bastantes en el último tiempo, desde El hombre lobo (2010) hasta Star Wars: Los últimos jedi (2017). Ahora, en una época más abierta y diversa de la industria, defiende su predilección por contar historias en un rango de tiempo limitado en vez de las extensas narraciones de las series de televisión, el formato que más se ha fortalecido de la mano de la penetración de Netflix y las plataformas de streaming.
“Personalmente, creo que el acertijo de la historia de dos horas es realmente interesante para mí... Todavía”, lanza con una dosis de suspenso el hombre que ganó el Oscar a Mejor actor de Reparto por Traffic en 2001 y encarnó de manera vibrante al Dr. Gonzo en Pánico y locura en Las Vegas (1998).
Tres décadas después de tener una aparición en un episodio de Miami Vice, Del Toro irrumpió en 2018 con Escape at Dannemora, miniserie del canal Showtime (en Chile en Paramount+) y dirigida por Ben Stiller, en la que encarnó a un conocido asesino que encabezó la huida de una prisión de máxima seguridad en Nueva York en 2015. Es su único rol reciente en televisión, en medio de un momento en que son contadas las figuras que se resisten a estelarizar una producción de ese perfil de la mano de un servicio digital.
Su último estreno, Ni un paso en falso, es una película tal como lo es La Crónica Francesa, de Wes Anderson, en la que interpreta a un artista encarcelado y que debutará en julio en el Festival de Cannes. Aquí, después de una pausa en que fija la mirada en la pantalla ordenando sus ideas, explica sus prioridades: Del Toro es un hombre que parece siempre escapado de la pantalla grande antes que del formato más acotado del streaming.
-¿Personalmente, le atraen las series que realizan las plataformas? ¿O, si tiene que elegir, siempre prefiere el cine?
Hay grandes series de televisión que pueden contar una historia en 20 horas. Pero, personalmente… Tal vez tengo algunos problemas de intimidad, sabes, con no estar involucrado en una serie extensa o en una relación larga. Me gusta contar la historia en dos horas. Creo que es difícil y no sencillo de hacer. Nadie ha descubierto cómo hacerlo perfectamente en todo momento, así que sigue siendo un acertijo. Pero creo que exploraré cualquier posibilidad de una buena historia. Las series largas pueden hacer un gran trabajo. Así que me mantengo abierto a cualquier cosa. Pero hay algo en torno a contar una historia durante dos horas, preparar y filmar una película, todos juntos, en quizás cinco o cuatro meses, y luego dejar eso y entrar en otro mundo que es emocionante para mí. Según mi carrera, quizás he estado acostumbrado a eso. Pero me gustan los dos. No puedo decir que uno sea mejor que el otro.
En el día previo a esta entrevista, el actor se unió a Soderbergh y a sus compañeros Don Cheadle y Jon Hamm en la premiere mundial de Ni un paso en falso, en el Festival de Tribeca, en Nueva York. Una instancia que es parte de la reapertura de la ciudad, azotada al comienzo de la pandemia, pero también una buena postal del retorno de los ritos que el cine tuvo que olvidar en 2020. Esos meses que sólo fueron virtuales para una actividad que hasta hace no tanto dependía de las salas llenas.
Durante el agitado último año el cine, además, se vio sacudido por las protestas en contra de la brutalidad policial, tras las muertes de George Floyd y Breonna Taylor a manos de uniformados en Estados Unidos. Del Toro, menos mediático que gran parte de sus pares que brindaron públicamente su apoyo al movimiento Black Lives Matter, comparte sus impresiones sobre la discusión racial, sobre la que su última cinta con Soderbergh también lanza algunos apuntes.
“Por las redes sociales, los computadores, los teléfonos con cámaras, creo que estás más expuesto que nunca, y nos está haciendo, como colectivo, darnos cuenta de eso, de esa cosa terrible que es el racismo. En el pasado no había forma de capturar nada, así que lo oías como un eco. Ahora realmente puedes ver cuándo suceden estos actos. Y creo que nos hace reflexionar a todos sobre este lugar. Ves realmente el horror, el aspecto repugnante de este”, expresa. “Siempre me ha gustado la idea de tener cámara y teléfono, pero creo que tener los dos al mismo tiempo ayuda a la verdad”.
Su mejor socio
Aunque sea una de las mayores tentaciones del cine, ponerse en la piel de personajes de la vida real nunca es fácil. El propio Benicio del Toro lo experimentó con Escobar: Paraíso perdido (2014), un filme de producción europea que se contaba desde la óptica del enamorado de una sobrina de Pablo Escobar, y que despilfarró su talento con una historia insulsa.
No estuvo a la altura de su poderío actoral ni de la anterior encarnación con base real del intérprete, el Che Guevara al que dio vida en la ambiciosa película de Soderbergh sobre el revolucionario. Dividida en dos partes (El argentino, Guerrilla), la cinta fue un ejercicio interpretativo mayúsculo para el que engordó cerca de 20 kilos.
La sociedad estrella-director que iniciaron en Traffic agregó otro proyecto al límite a fines del año pasado. En un contexto en que todavía pocos realizadores se atrevían a iniciar y terminar filmaciones bajo los riesgos del Covid, el cineasta de Erin Brockovich fijó el comienzo de las grabaciones de Ni un paso en falso, postergadas por la pandemia. El actor detalla cómo trabajaron en su tercer largometraje juntos, un irresistible thriller ambientado en Detroit en los 50 que se enfoca en dos ladrones (Del Toro y Don Cheadle) que parten robando un documento y terminan salpicados en una trama de traiciones y dobles intenciones.
-¿Cómo describiría la experiencia de filmar una película en pandemia con un director con el que ya había trabajado antes?
Bueno, él dirigió Contagio (2011), que casi predijo la pandemia, es probablemente una de las mejores películas sobre pandemia. Lo que pasaba con Steven (Soderbergh) es que era muy organizado a la hora de prepararse para esta burbuja que se creó, para que pudiéramos trabajar de forma segura. Nos hacían pruebas cada dos días, todos tenían que usar mascarillas y guantes en los sets. No los actores, que tenían que usar mascarillas y solo quitárselas cuando estaban listos para hacer una escena. Quizás estábamos un poco escépticos, pero una vez que empezamos a hacerlo, simplemente se sintió normal. No creo que distraiga de lo que sucede frente a la cámara. La comenzamos y la terminamos sin que nadie se enfermara, así que fue una historia de éxito.
-Ecléctico es a menudo una palabra que se usa para describir a Soderbergh, que hace cintas de atracos, comedias negras y películas experimentales. ¿Qué tipo de filmes suyos como director cree que son los mejores?
Sí, creo que tienes razón, él puede saltar de un tipo de película al siguiente. Creo que es bueno tocando muchos estilos diferentes, así que me cuesta decirlo. Hemos hecho varios filmes juntos y me gustan. Pero él ha hecho otros que también son geniales, en los que yo no he estado. Entonces es difícil para mí decirlo, pero creo que con las películas de atracos él se divierte mucho haciéndolas. Sobre con cuál se divierte más, es probablemente una mejor pregunta para él.
-Usted ha estado en la industria durante más de 30 años y ha hecho películas de autor y éxitos de taquilla como Los últimos jedi. Mirando hacia atrás, ¿siente que tiene alguna deuda en su carrera?
No miro hacia atrás. Me gusta mirar hacia adelante un poco más que mirar hacia atrás. No doy por garantizada mi carrera. He tenido mucha suerte, he tenido la oportunidad de colaborar con grandes personas. Tengo la oportunidad de trabajar. Como actor, no es fácil trabajar en cine o televisión, así que he tenido suerte. Todavía me emociono con una historia, todavía me emociono al intentar descifrar a un personaje, todavía me emociono con intentar, como actor, contar una historia. Me encanta esta forma de contar historias, ya sean series de televisión o películas. Todavía me parece emocionante. Cuando me detenga, dejaré de hacer eso y tal vez haga otra cosa. Pero mientras tanto, me emociono, tengo esa sensación, esas mariposas… Tan pronto como eso suceda, lo haré (algo distinto). Espero que la gente esté de acuerdo con eso.
El tiempo fijado para la entrevista se acaba y Del Toro lanza una frase que se podría acomodar a cómo observa su trayectoria: “Acabamos de empezar, hombre”. Pulgar arriba, una sonrisa y su única palabra en español durante la videollamada: “Hasta luego”.