Bruce Ackerman, jurista de Yale: “La ansiedad por falta de sentido lleva a votar por el demagogo”
Ackerman, uno de los mayores pensadores globales según la revista Foreign Policy, apunta a que actualmente los candidatos demagogos se están imponiendo por el voto indeciso. Al mismo tiempo, plantea un cambio crucial respecto al siglo XX: “Hoy dejas a tu familia, vas a una institución, conoces a muchas personas, ves que hay una esperanza de vida de 90 años y una etapa que yo llamo exploración, que es una nueva fase de existencia”.
Entra energético y entusiasta a la cafetería del Hotel Noi en Santiago, y entre cafés y agua, Bruce Ackerman se da todo el tiempo del mundo para explicar sus ideas y su nuevo libro, The Postmodern Predicament: Existential Challenges of the Twenty-First Century (Yale University Press, 2024), donde intenta entender mejor el auge de los populismos radicales y, a la vez, ofrecer una solución política. Una mirada muy distinta, desde donde entendiendo los dolores y ansiedades de esta era se pueda reconectar con el electorado basándose en sus dilemas más profundos y concretos.
Con gran vozarrón y la elocuencia propia de sus décadas de profesor en la Universidad de Yale-donde ocupa la prestigiosa Cátedra Sterling en la Facultad de Derecho- cuenta cuánto y cómo ha cambiado la revolución tecnológica la vida misma de cada uno, incluyendo nuevas etapas de la vida, varias sin precedentes en la historia de la humanidad. Autor de 19 libros de filosofía política, derecho constitucional y política pública, Ackerman es comendador de la Orden del Mérito francesa, miembro del American Law Institute y de la American Academy of Arts and Sciences. En 2010, la revista Foreign Policy lo incluyó en su lista de pensadores globales y también apareció entre los 50 principales intelectuales de la era covid-19 por la revista Prospect.
Invitado por el Consejo para la Transparencia para dar la charla principal en su aniversario número 15 -que reunió a cerca de 600 personas- Ackerman pregunta mucho sobre Chile y se declara esperanzado. “Boric está liderando un movimiento de la generación más joven para afrontar los problemas del siglo XXI. Y el propio Boric no debe ser confundido con un izquierdista de más a la izquierda. Se ha movido”, asegura.
Vamos a su libro. ¿Qué ansiedades políticas produce la era de internet, además de las de corte individual?
El punto clave es lograr una comprensión más amplia de los fundamentos de la crisis política que enfrentamos hoy. Es entendible preguntarnos por qué Trump hace lo que está haciendo o por qué Bolsonaro y los demás, pero ese enfoque nos centra en las particularidades institucionales y de personalidades, en uno u otro país. (Pero) lo que yo intento preguntar es: ¿hay algo, en todo el mundo, que esté generando ansiedad e inquietud, una confusión cultural, y que esté siendo explotado de diferentes maneras en diferentes países? No creo que haya una sola respuesta al problema de la democracia en el siglo XX, pero lo que les pido a ustedes, y a mis lectores, es que adopten una perspectiva mucho más amplia.
¿Cuáles son los problemas fundamentales de la era de internet a su juicio?
Que solo estamos despiertos, digamos, 18 horas al día, pues todo el mundo tiene que dormir un mínimo de 6 horas. Y que gastamos cuatro horas promedio online. ¿Cuál es la diferencia entre el mundo moderno y el mundo en el que vivió la gente desde la era de las cavernas? La respuesta es la revolución industrial, que inicia este proceso de separación entre trabajo y familia. Eso significa que tu familia no conoce a tus compañeros de trabajo, y viceversa. A lo largo del siglo XX hay muchas otras esferas donde nos involucramos: tu iglesia, tal vez, o tal vez eres el entrenador de tu equipo de fútbol… Eso requiere mucho tiempo y esfuerzo. Ese es el problema: esta fragmentación del yo es crucial para la modernidad. Te libera, en cierto sentido: ¿cuánto tiempo debo dedicar a mi familia y mi trabajo? Ambos son exigentes las 24 horas. No puede cumplir con sus solicitudes razonables. Papá viene a casa y me ayuda a hacer mi tarea. El jefe dice: esto debe estar hecho mañana a las 9. ¿Qué haces? Bueno, cualquier (cosa) de lo que hagas define quién eres. Puedes hablar, pero lo que realmente eres es una consecuencia de las decisiones del día a día. Y a veces fracasarás, esa es la situación o predicamento moderno.
¿Y qué pasa en la era de internet en este sentido?
Bueno, tienes los mismos problemas pero pasas cuatro o más horas en internet cada día, como decía. Entonces, en primer lugar, estás luchando por mantener una vida viable en casa, en el trabajo y en otras esferas importantes para ti; ahora, además, tienes todas esas otras horas, lo que lo hace mucho más difícil. Punto. Y hay otros dos factores: la revolución médica. En la década de los 60 la persona promedio moría a los 70 años en Chile, Estados Unidos y Europa. Hoy la esperanza de vida es de 90 años… Segundo: la revolución educativa: en los 60, en Estados Unidos, líder mundial en educación, el 8% de los estadounidenses blancos se habían graduado, 4% de los afroamericanos. La mitad había abandonado la escuela secundaria. Chile estaba muy atrás. Hoy en día, a la edad de 25 años, el 50% de los estadounidenses blancos se han graduado en la universidad, mientras que el 37% de los estadounidenses negros lo han hecho. Menos del 10% son desertores. Así que tenemos aquí, y este es el enigma, a la generación más educada de la historia, que finalmente puede cumplir las esperanzas de la Ilustración: la democracia. Entonces, ¿por qué la democracia más ilustrada, en Chile y en todo el mundo, vota por demagogos?
¿Por qué?
Es fácil decir que se debe a que estos demagogos mienten todo el tiempo... Pensemos en las nuevas etapas de la vida en la era de internet. Los votantes, ¿cómo pasan su tiempo en el trabajo? Cada vez más dedican su tiempo laboral analizando datos. El hecho de tener estas habilidades significa que se han ido a estudiar a otro lugar, lejos de sus familias, donde sus profesores son académicos que les dicen cosas que sus padres no saben, se encuentran con personas muy distintas a sus familias, es lo que Jean Jacques Rousseau describe en Émile... Ese libro es la primera vez que se reconoce que los niños no son pequeños adultos predestinados, sino que en realidad tienen que descubrir el sentido de la ida. ¡Esta generación es Emile! Pero Emile con una esperanza de vida de 90 años…
¿Qué quiere decir esto?
Que en los años 60 y en el siglo XX cada uno de nosotros estábamos corriendo una carrera contra el tiempo. Cuando dejamos la escuela, a los 17 o 18 años, tuvimos que buscar trabajo inmediatamente. Había que empezar por algo. Encontrar, además, entonces un o una cónyuge... si no lo hacías en ese momento, no verías a tus hijos crecer, y no podrías sentirte orgulloso de ellos antes de morir. Hoy es distinto: dejas a tu familia, vas a una u otra institución, puedes estar cerca geográficamente de tu familia pero no culturalmente, conoces a muchas otras personas, ves que hay una esperanza de vida de 90 años y ves que hay una nueva etapa de la vida. La que yo llamo “exploración”.
¿Y esa era de la exploración se extiende hasta cuándo?
Hasta los 35, aproximadamente. En 1960, la edad media para el primer matrimonio para las mujeres era 21 años, y para los hombres, 23. Hoy en día es 31 y 32 años. Y mucha gente ahora no se casa en absoluto. Básicamente, aquí tenemos esta nueva fase de existencia, que no tiene precedentes, la “exploración”. Luego llegamos a la “edad de los logros”, entre los 35 y los 50 años, en la que finalmente has asumido compromisos y luego intentas cumplirlos. Luego tenemos un período que llamo de maestría, entre los 50 años y principios de los 70, en que estás viviendo tu vida de una manera que tiene significado, existencialmente hablando. Y luego tienes un período de declive, en el que no puedes trabajar más en tu forma habitual... y después el período de profundo declive hasta la muerte.
Son etapas diferentes a las del siglo XX… ¿Cuál es la consecuencia política de esto?
El desafío es preguntarse cuáles son los problemas existenciales distintivos que surgen en cada una de estas fases y cómo pueden las políticas públicas responder a ellos. Este es el enfoque que propongo, el enfoque de mirar el curso de la vida, y el enfoque de unirnos en torno a aquello. Porque, por supuesto, habrá muchas cuestiones que nos dividirán, pero hay cuestiones que enfrentamos todos.
Vamos viendo los desafíos políticos por etapa. ¿En la fase de exploración?
Bueno, en esa etapa un tema importante es la universidad gratuita. Si no tienes eso, tus esfuerzos por explorar después estarán en grave desventaja en comparación con los demás. Todo el mundo lo sabe: ves que tu amigo está pasando sus cuatro años en la universidad, explorando diferentes cosas, y tú intentas hacer lo mismo, pero estás conduciendo un Uber porque tienes que pagar el alquiler. Te das cuenta de que esto no es justo, ya seas conservador o liberal. Ven que esto es realmente injusto existencialmente.
¿En la fase de los logros, qué pasa?
Bueno, en esa etapa te comprometes con tu cónyuge y tienes hijos. Algunos dirán sí o no a los hijos, pero quienes los tienen, todos reconocen que, dada la evolución de la igualdad de género, habrá un momento difícil mientras ambos intentan tener éxito y criar a sus niños. Así que en esta etapa es clave la política del cuidado infantil temprano. ¡Y aquí tienes a Macron! Es un conservador, la mayor parte de su programa está dedicado a las clases media y alta, lo que es una opción perfectamente plausible, pero hace del cuidado infantil universal un elemento central de su campaña. Y vence dos veces a una extremista de derecha. Y también le gana a la izquierda. Entonces lo que tenemos que entender es la relación entre la situación existencial que la gente enfrenta, sin siquiera pensar en política.
Y la agenda política no está en esos temas...
Claro. El punto aquí es entender que la política democrática hoy se trata, en gran medida (no enteramente, pero sí en gran medida) de cuestiones que no tienen un efecto directo e inmediato en la vida de un individuo. El calentamiento global, por ejemplo. Yo he estado muy preocupado por eso durante muchas décadas, pero se trata de modelos matemáticos que casi nadie entiende, y de desacuerdos sobre cómo reducir las emisiones, para los cuales hay que tener una educación doctoral. Pero la gente no puede entender eso, y se preocupa por otras cosas, además de que lo peor sucederá en 2320. Bueno, el fin del mundo llegará si no hacemos nada, y es una cuestión muy importante y fundamental, y los activistas están haciendo algo muy importante, pero que sus niños no verán mucho. Por eso estoy tratando de revivir la tradición existencial de Sartre y Beauvoir.
¿Por eso usted le propone a Biden vencer a Trump con cuidado infantil gratuito, no solo confrontándolo con sus mentiras y su populismo?
Exactamente. No quiero decir que es esto o lo otro. Por supuesto que se puede decir que Trump miente, funciona un poco. Pero la pregunta es qué está generando ansiedad… Por ejemplo, las personas mayores, en la edad en que tienen tiempo y están sanas. ¿Qué tal contar con estas personas, en la vejez, para ayudar con el cuidado de los niños? Es una manera diferente de ver las cosas. De este modo, orientado a resolver problemas, mirar cuáles son las características y dilemas de cada fase y cómo ayuda esto a explicar por qué la gente vota por estos déspotas.
¿Cuál es la relación entre las ansiedades personales y los demagogos?
En cada fase de la vida habrá muchos fracasos. Por ejemplo, una persona que a los 32 años no ha encontrado trabajo ni un cónyuge puede pensar: tengo frente a mí 60 años de oscuridad... Y luego esa persona va las urnas, hay un demagogo y un demócrata responsable. El demagogo dice: “Todo el puto sistema está podrido. Eres una víctima de todo el sistema”. Entonces entiendes que hay un sistema y que has perdido, y que tal vez si él gana destruirá el sistema y tal vez tendrás otra oportunidad... Entonces, esta ansiedad por la falta de sentido es algo que llevará a un número significativo de personas a votar por el demagogo. No digo que sea LA razón, pero los demagogos generalmente ganan por votos indecisos, el 5% de los votos... Eso me parece lo crucial.
Usted es un gran constitucionalista. En Chile tuvimos dos procesos fallidos. ¿Qué pasó, a su juicio?
El error fue que cuando usted votó en el referéndum, solo votó por una propuesta: sí o no a toda la Constitución. Lo que se debería haber hecho era tener múltiples temas para decidir. El primero y más importante son los fundamentos constitucionales, es decir, el marco institucional. Número dos: el borrador debería entonces tomar propuestas como: ¿debería el cobre ser propiedad del pueblo de Chile o de empresas privadas? ¿Debería haber ingresos mínimos para cada familia?, por ejemplo. Si hubieran hecho eso (votaciones diferenciadas), el primer tema, los fundamentos constitucionales, debería haber ganado por el 70%. El segundo tema hubiera sido de 55 a 45, a favor o en contra. Pero los fundamentos se habrían aprobado, porque no hubo controversia al respecto. Lo que trata una Constitución es cómo organizar la política democrática... Sé que los chilenos están profundamente deprimidos (con esto)... todos piensan que son un fracaso, menos yo.
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