El abogado y candidato de RN al Consejo Constitucional Bruno Baranda (RN) dice que le ha pedido consejos a su hermano, Benito, quien fue constituyente en la extinta Convención.

Tomando ahora la posta para competir por la Región Metropolitana, dice que se siente incómodo de hablar de política en medio de los incendios que afectan al país.

Durante su periodo de vacaciones ha estudiando contenidos constitucionales para cumplir una meta que se autoimpuso: obtener la primera mayoría.

¿Cuál cree que será el eje de la discusión constituyente?

Lo primero que debiera instalarse es la sensatez, el diálogo y la capacidad de encontrar puntos en común. El elemento sustantivo que faltó en el proceso anterior fue precisamente esa capacidad de encuentro. Yo quiero tratar de representar justamente el espíritu con el que ese 62% votó.

¿Cuál será su bandera de lucha como consejero?

Hay temas sustantivos: la inseguridad pública, la falta de certezas y la desconfianza con que las personas salen a la calle. Debemos volver a rescatar el valor de la familia y de la comunidad como eje, como centro de una propuesta constitucional. La reivindicación de muchos derechos sociales. Esta tiene que ser una Constitución que represente el espíritu de libertad, de emprendimiento de los chilenos.

¿Qué se debe hacer distinto en esta oportunidad?

Hubo una falta de seriedad con que algunos asumieron el proceso, y una ausencia total de comprensión sobre la importancia, el rol y la responsabilidad en que estaban asumiendo. Hubo un mal uso del poder que ejerció una mayoría circunstancial. No cabe duda que se tradujo en divisiones, en negación a considerar posiciones diferentes. No hubo espacio para el diálogo. Se trabajó sobre las trincheras y el revanchismo.

¿Y hay algo que recoja del proceso anterior?

Sin ir al contenido, pero lo que más rescato fue la participación de la sociedad civil y el resultado del plebiscito de salida. El 62% del Rechazo, casi dos tercios de los electores, votaron en contra de la propuesta de nueva Constitución. Eso demostró, a mi juicio, que somos capaces de construir una mayoría y de rechazar las posiciones extremas.

¿Cómo vio el rol de la centroderecha en la pasada Convención?

Hoy la centroderecha está cumpliendo la palabra y el compromiso para tener una buena y nueva Constitución. En el proceso anterior esa centroderecha estuvo subrepresentada y eso le jugó una mala pasada. Lo primero que tenemos que hacer, ya propuestos los candidatos, es alcanzar una representatividad tanto en votos como en ideas.

¿Qué hacer con sectores de derecha que quieren mantener la actual Constitución?

Espero que este sea un proceso muy participativo y no de conflictos. Esta es una enorme y extraordinaria nueva oportunidad para tener una nueva y buena Constitución. Esta es una última oportunidad para no vivir esa misma experiencia. Aquellos que están en el extremo y no quieren diálogo son los menos hoy día en Chile. Yo no pienso que este proceso va a fracasar, sino que estoy convencido de que si hacemos esa tarea este proceso va a ser exitoso.

¿Es entonces una última oportunidad de hacer una nueva Constitución?

Es una última oportunidad en el sentido de que estamos frente realmente a la posibilidad de trabajar con mucha sensatez, con mucho equilibrio. El 62% es muy rotundo, muy fuerte, muy claro y preciso en cuanto a la voluntad de reformar una Constitución, de hacer cambios, rechazando la propuesta de extremos.

¿Quedó conforme con la confección del pacto? Se criticó la ausencia del centro y de la sociedad civil.

No participé de ese proceso. Sin embargo, haré esfuerzos por representar esa sensibilidad de centro que hoy está huérfana y abandonada. Hay una fuerza enorme de la sociedad civil y de organizaciones que tiene que estar presente y espero que ellos se vean representados en la candidatura nuestra.

¿Cómo ve las opciones de la derecha en la RM, considerada la “madre de todas las batallas”?

Es complejo. Un enorme desafío el que tenemos por delante. Hemos tenido para prepararnos estas dos semanas después de la inscripción de la lista. La candidatura tiene una enorme receptividad y aspiramos no defraudarla. Aspiramos a tener una primera mayoría en la Región Metropolitana. Creemos representar un sector importante de aquellos que rechazaron la Constitución extrema.

Algunos lo han comparado con su hermano Benito. ¿En qué se diferencia?

Es difícil. Todos los hermanos somos diferentes. Tenemos muchas coincidencias con Benito. Nos queremos mucho. Pero no porque seamos hermanos debemos pensar igual. Coincidimos, por ejemplo, en la necesidad y urgencia de hacerse cargo de los problemas sociales, las inequidades. Pero también discrepamos respecto de los caminos para resolver esas urgencias sociales. Tenemos que instalar una Constitución equilibrada. Una Constitución adquiere valor no únicamente por su letra y contenido, sino también por el impacto que ella genera en el diario vivir de las personas.