El balance que hace la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, sobre la gira del Presidente Gabriel Boric a China, es positivo. En el trayecto desde India a Qatar, una de las escalas para regresar a Chile, la secretaria de Estado -aún vestida con tenida formal- aborda, desde la oficina presidencial del avión, el primer paso del Mandatario por el país asiático.
Ya con más de diez horas de vuelo y con unos papeles con apuntes en sus manos, la militante del Partido Comunista destaca el modelo chino, se defiende de las críticas por su participación y descarta que tenga agenda presidencial: “La gente puede tener ficción en sus mentes, pero yo soy ministra de Estado y esa es mi función”.
¿Cuál es su balance de la gira?
Fue tremendamente exitosa, esa es la evaluación que hicimos con el Presidente, con la Cancillería, con los ministros y parlamentarios. Nos sirvió no solo para reforzar la asociación estratégica integral que hemos ido desarrollando durante varios años entre ambos gobiernos, sino que también para aprender de los desafíos que tenemos que enfrentar en conjunto. El Mandatario chino dijo conocer los principios y valores del Presidente Boric y que eran compartidos con el proceso de modernización China.
Hubo críticas de parlamentarios a su participación. ¿Se justificó su presencia?
El Mandatario me pidió asistir como miembro del comité político a esta gira, justamente para darle además un valor especial a la participación de nuestra delegación en el foro de la Franja y la Ruta, y que no se tratara solo de sacar acuerdos comerciales para reactivar la economía de nuestro país y la generación de empleo, sino que tuviera una mirada más política integral.
Cuando la critican, ¿le afecta?
No, estoy acostumbrada desde 2011 a recibir críticas.
¿Cree que, en lo político, el gobierno chino elimina prejuicios que hay sobre el comunismo en Chile?
En Chile los anticomunistas plantean que el comunismo trae pobreza y la caricatura que más se plantea desde la derecha radical es que son flojos, y no hay nada más alejado de eso que el proceso chino liderado por el PC. Es sorprendente para los países de Occidente, o para el mundo, cómo China logró sacar a tanta gente en tan poco tiempo de la pobreza. Y eso rompe prejuicios, porque es ni más ni menos el PC que lidera un proceso de modernización china, que logra incorporar el libre mercado y el comercio en una estrategia política orientada.
¿Es un ejemplo de que en Chile podría gobernar el PC manteniendo un sistema similar al de hoy?
No me gustaría comparar porque nosotros tenemos una cultura distinta, y está bien que la tengamos, y es bueno conocer la cultura china, pero somos diferentes, tenemos un sistema político distinto; nosotros tenemos una tradición en la misma izquierda de alianzas pluripartidistas, por lo tanto, no es extrapolable, pero sí lo importante es avanzar en objetivos comunes.
¿Cuál diría que es la definición del régimen político de China?
Ellos tienen sus propias definiciones. Estoy leyendo el libro de la gobernanza en China de Xi Jinping, y ellos hablan de mantener los principios de reforma y apertura, o sea empujar reformas, combatir la corrupción, pero también con apertura de mercado. Ellos denominan el modelo que tienen como socialismo con peculiaridades chinas, un régimen de mercado socialista.
Hay quienes dicen que es una dictadura. ¿Lo considera así?
No me corresponde a mí catalogarlo. Hay que seguir avanzando en la comprensión de ambas culturas.
Sobre el tema de los derechos humanos, el canciller dijo que no se habló en la reunión con Xi Jinping.
Tenemos esta política de Estado en materia de derechos humanos que se da en las instancias y foros multilaterales, donde de igual a igual se plantean los problemas, pero aquí con China tenemos una relación privilegiada de alguna manera de poder conversar de estos temas en instancias bilaterales.
¿Y eso es por temor a represalias?
Respeto mutuo, no son temas tabús, pero hay espacios acordados diplomáticamente para abordarlos.
¿Qué percepción tiene de la libertad de expresión en China?
Es que no fue un tema que conversamos específicamente.
El Presidente invitó a los estudiantes de Sichuan a no conformarse con verdades oficiales. ¿Tuvo que ver con la situación de China?
No, son principios que el Presidente siempre promueve cuando le preguntan por la juventud.
Cuando la critican, varios dicen que está trabajando en una candidatura presidencial y que tiene agenda protegida. ¿Cómo lo toma?
Lo que yo puedo decir es que mi tarea es mi trabajo y mi interés fundamental es poder acompañar este gobierno a que sea exitoso, a que avance la agenda de gobierno, que el Presidente pueda sentirse respaldado. Y lo demás es ficción, y está bien, la gente puede tener ficción en sus mentes, pero yo soy ministra de Estado y esa es mi función.
¿Hace una autocrítica en su tiempo en el cargo?
Mi tarea ha sido responder a un objetivo político que marcó el Presidente, que nosotros tenemos que comunicar y responder no solo frente a los conflictos, sino que también poder hacer ver los buenos avances que tenemos (...). No sé de dónde viene esa afirmación, dónde estaría la protección, si cada vez que asumo la tarea de hablar con la prensa tengo que responder preguntas de todo tipo. Y no lo hago solo desde La Moneda, sino que también desde regiones, incluso ahora en China.
Sobre la campaña constitucional, ¿hasta qué punto se puede garantizar que será como la de 2022?
Solicitamos la misma magnitud de recursos, vamos a tener el mismo despliegue informativo, lo único distinto es que el tiempo es más acotado, pero es porque los plazos que se fijaron son más acotados.
¿Se mantendrán alejados?
Nosotros estamos viendo con mesura el proceso, porque queremos que sea exitoso, pero también vemos que ha estado complejo, con muchas críticas transversales (...). Entonces, nos preocupa que no se repita la misma historia de que la propuesta represente a un sector nomás de la sociedad y no logre aunar y ser esa Constitución que se pidió que fuera para todos y todas.