Carlos Altamirano en el documental de su hijo: “Ser socialista hoy es ser moderno, pluralista”

Carlos y Juan Carlos Altamirano
Carlos Altamirano y su hijo Juan Carlos en una imagen del documental.

Juan Carlos Altamirano, hijo del exsecretario general del Partido Socialista, estrena un documental sobre su padre. El filme recoge grabaciones inéditas, archivos, entrevistas y sus últimas reflexiones. Traza un perfil biográfico que explora en su dimensión privada y pública, su rol en la UP, el exilio y la renovación socialista.


La voz de Carlos Altamirano resuena a media noche. “¡Hay que organizar la resistencia! ¡Hay que organizar la resistencia!”, grita. Su hija Alejandra despierta y corre hasta su cama: “Papá, papá, ya pasó, es una pesadilla”, le dice. Están en Londres, el Golpe militar ya es historia, pero el exsecretario general del Partido Socialista, a quien muchos responsabilizaron de incendiar los ánimos durante el gobierno de la Unidad Popular, vuelve una y otra vez sobre esa desoladora mañana del 11 de septiembre de 1973.

-Ese era un peso permanente para él, estaba en su inconsciente todo el tema de por qué no se pudo evitar el Golpe -dice su hijo Juan Carlos.

Figura protagónica y controvertida durante la Unidad Popular, Carlos Altamirano lideraba el sector más radical dentro del Partido Socialista, el que abrazó el lema “Avanzar sin transar”. Tras el Golpe, su nombre y su fotografía encabezaron la lista de los 10 hombres más buscados por la dictadura, bajo el título Ubicar y detener.

¡Maten a Altamirano! se titula el documental que estrena ahora su hijo Juan Carlos en la plataforma Ondamedia, con motivo de los 50 años del Golpe militar. Realizado en el curso de dos décadas, el filme recoge grabaciones inéditas, entrevistas, archivos, fragmentos de películas familiares y sus últimas reflexiones.

Desde la perspectiva del hijo, en 90 minutos el documental traza un perfil biográfico, explora en sus orígenes familiares y en su compromiso político, en su rol durante la UP y la vida en el exilio: Cuba, la ex RDA y París, donde lideró la renovación socialista.

-¿Usted estaba seguro de que lo mataban?

-Por cierto, yo estaba seguro de que sería torturado a muerte.

El hijo pregunta y Altamirano responde. Están en las montañas nevadas de Portillo. Michaela y Sebastián, sus nietos, juegan alrededor. En 1973, ese fue el paso por donde logró salir Altamirano, gracias a gestiones de la RDA, escondido en el portamaletas de un auto americano.

Altamirano
Carlos Altamirano y sus hijos en los años 70.

Desde luego, el escape no fue sencillo. Ya se había librado de que lo atraparan al menos en dos ocasiones. Y más tarde, en el exilio, logró eludir los intentos de asesinato encargados a Michael Townley, exagente de la Dina.

En el documental Altamirano se explaya sobre la experiencia de la UP y enfrenta también las acusaciones en su contra.

-Está lejos de mí sostener que fue pura violencia en la derecha. Evidentemente, en nuestro accionar, en nuestra retórica había elementos que condujeron a esa radicalización, a esa polarización y a esa violencia, en definitiva- dice.

Pije o traidor

Nacido en 1922, de niño Carlos Altamirano solía visitar las oficinas del Banco de Chile de la mano de su abuelo, Juan Antonio Orrego, uno de los fundadores y presidente de la institución. Medio siglo después volvió al banco para expropiarlo.

Esa tensión está en el corazón del filme: descendiente de una familia de grandes riquezas, propietaria de extensiones de tierra en el sur, Altamirano abrazó las ideas socialistas. Él lo expone así:

-Indudablemente mi familia influyó en mi persona. Mi padre administraba los grandes latifundios de mi abuelo, que era un hombre de derecha, muy rígido, muy honesto, pero él participaba de las ideas de su época. Para él, ser indio era ser inferior, para él su clase estaba llamada a gobernar el país porque era superior, para él las mujeres ocupaban un lugar subalterno. Yo no estaba de acuerdo.

Campeón sudamericano de salto alto, de un metro 80 de estatura y porte elegante, Altamirano estudió Derecho en la Universidad de Chile. Junto a compañeros como Felipe Herrera y Clodomiro Almeyda conocieron a Salvador Allende y se hicieron socialistas. Altamirano era el favorito y fue considerado el “heredero político” de Allende.

-Después me di cuenta de que no se podía haber nacido en una familia oligárquica para combatir ferozmente la oligarquía. Evidentemente yo cargué con esa profunda desconfianza de un sector de la izquierda chilena que consideraba que yo era un pije botado a revolucionario, y con el ataque frontal de la derecha, que me consideraba un traidor y un desclasado -dice en el documental.

Septiembre 1972.
Presidente Salvador Allende, Hortensia Bussi, Luis Corvalán, Mireya Baltra, Carlos Altamirano, Orlando Cantuarias. (Archivo Histórico / Cedoc Copesa)

En marzo de 1971 fue electo secretario general del Partido Socialista y jugó un rol clave durante la Unidad Popular. A diferencia del PC, Altamirano apoyaba la tesis de profundizar el programa y advertía que para lograrlo se requería transformar profundamente la institucionalidad. Creía que el Presidente debía intervenir en los nombramientos de los generales de las Fuerzas Armadas, pero Allende siempre se opuso. También estaba convencido de la necesidad de formar y fortalecer los cordones industriales.

Para la oposición, el gobierno y Altamirano querían transformar el país en una nueva Cuba.

-Hay que destruir este régimen o Chile se va a convertir en una dictadura del proletariado estilo castrista -dijo Orlando Sáenz, presidente de la Sofofa, en una reunión de empresarios en septiembre de 1971.

En el filme, Altamirano replica:

-En los mil días de la Unidad Popular no se restringió una sola libertad pública, jamás se restringió la libertad de prensa, no se torturó a nadie ni se detuvo ilegalmente a nadie. Hubo sí excesos en tomas de sitios y de propiedades, pero en el resto se cumplió escrupulosamente con las normas democráticas de los países más exigentes del mundo, a pesar de la enorme vastedad y profundidad de los cambios que se estaban llevando a cabo.

La singularidad del proceso, defiende Altamirano, era su carácter democrático. Con el paso del tiempo acabó convencido de que la vía chilena al socialismo era una ilusión.

-Hoy día creo que era una enorme utopía, pero entonces creía que sí y luché por ese programa, porque creía en él -dice.

Para muchos, el discurso del 9 de septiembre de 1973 aceleró el Golpe. Esa noche, en el Estadio Nacional, Carlos Altamirano arremetió contra la derecha y develó su reunión con marineros que le revelaron los planes golpistas.

“Chile se transformará en un nuevo Vietnam heroico si la sedición pretende enseñorearse de nuestro país”, dijo. “El Golpe no se combate con diálogos. El Golpe se aplasta con la fuerza de los trabajadores, con la fuerza del pueblo, con la organización de la clase obrera, con los comandos comunales, con los cordones industriales, con los consejos campesinos”.

-El discurso del 9 no tiene nada que ver, el Golpe ya estaba en marcha -recoge el documental.

Altamirano
Carlos Altamirano

Amigo personal de Allende, Altamirano se opuso a los diálogos con la DC. En el documental explica que no participó de ellos para no entorpecer las conversaciones. Pero en su opinión, esas reuniones eran una pérdida de tiempo: ni Eduardo Frei Montalva ni las bases DC aceptarían apoyar a la UP.

La noche del lunes 10 Altamirano se acostó preocupado. Había conversado con el Presidente sobre los rumores de Golpe, pero este intentó tranquilizarlo. Al amanecer del martes 11 lo despertó el teléfono: el Golpe estaba en marcha. Llamó al mandatario y Salvador Allende le confirmó la versión: iba camino a La Moneda.

El 11 no hubo poder popular ni resistencia alguna. Esa noche Altamirano se ocultó en una casa de población en San Miguel, solo, aferrado a su pistola. A lo lejos se oían disparos. La Moneda era un edificio en ruinas y su amigo Salvador Allende había cumplido su palabra: solo muerto abandonaría el Palacio.

Fracaso y renovación

-¿Estaban peleados con el Presidente?, le pregunta su hijo en el filme.

-No había wikén en que Salvador no me invitara a (la casa de) Cañaveral. Basta ver la relación de amistad que ha durado hasta ahora con la familia.

Y agrega:

-La ruptura con Salvador es una gran invención de la derecha para decir esto fue lo que precipitó la caída de Allende. De la caída de Allende no es responsable ni Nixon ni Kissinger ni la CIA, ni la derecha ni los empresarios chilenos, sino Carlos Altamirano.

Al momento del Golpe, sus hijos Juan Carlos, Francisca y Alejandra estaban con su madre, Silvia Celis, agregada cultural en Londres. Su segunda esposa, Paulina Viollier, fue detenida e interrogada numerosas veces. En enero de 1974 Altamirano se reencontró con su hijo en La Habana.

Partieron luego a la ex RDA, donde el exsecretario general del PS recibió trato y privilegios de jerarca. Solía viajar por el mundo denunciando las violaciones a los derechos humanos y agitando la campaña de oposición a Pinochet. Se salvó de intentos de atentados en España, México y Francia.

El hijo no resistió la vida bajo el comunismo y volvió a Londres con su madre y sus hermanas. Cinco años después, el padre dejó también Alemania Oriental y se trasladó a París, donde lo recibió Francois Mitterrand.

El documental recorre el barrio parisino donde vivió y donde inició la reflexión en torno a la renovación socialista, junto con Jorge Arrate y Ricardo Núñez, entre otros. Entonces, y a diferencia del PC, acordaron combatir políticamente a Pinochet.

-De allí que yo fui gran partidario de llegar a una alianza con la Democracia Cristina y de renunciar al llamado marxismo leninismo. Así que era necesario hacer una alianza sin los comunistas con la Democracia Cristiana. La Concertación fue una consecuencia de esta decisión que tomamos varios compañeros, dirigidos por mí -dice en el filme.

CARLOS ALTAMIRANO
Carlos Altamirano con su hijo y sus nietos Micaela y Sebastián.

Tras el retorno a la democracia, Altamirano volvió a Chile y se retiró de la vida política. En las entrevistas de esa época no eludió su responsabilidad en la crisis política de 1973.

-Yo participé en una gran empresa de emancipación y liberación nacional. Esa empresa fracasó lamentablemente, con responsabilidades nuestras y sin ellas -dice en el filme.

Una vez en el país, se refugió en su parcela, donde se dedicó a cultivar el jardín. Recibía a viejos amigos, disfrutaba de las reuniones familiares, de los paseos al sur, de caminar entre cerros. Le dolió ver cómo la Concertación utilizó las redes internacionales que habían construido en el exilio para traer de regreso a Pinochet en 1998. Pero su gran tristeza fue la muerte de su esposa Paulina.

¿Se arrepentía de algo más?

-El haber pretendido el cambio y transformación de una sociedad en democracia y libertad. Eso es imposible, eso exigía una transformación muy lenta, paulatina, muy a largo plazo, un reformismo, como se diría en nuestra época -afirma.

Carlos Altamirano
Juan Carlos Altamirano. Foto: Andrés Pérez

La ecología se volvió una de sus preocupaciones principales. El nuevo socialismo tendría que ser ecológico, pensaba. Murió tres meses antes del estallido social.

-Ser socialista hoy significa ser moderno, ser ecologista, ser realista, incorporar la palabra eficacia en la acción, estar incorporado a esta gran mutación histórica. Lamentablemente, en el pasado el socialismo parecía reñido con la tolerancia y el pluralismo, pero hoy es una de las matrices esenciales del socialismo, ser pluralista, ser tolerante -concluía.

Su hijo Juan Carlos cree que el gran legado de su padre fue la valentía.

-La valentía de ser autocrítico, de renovarse políticamente, y todo el rol que jugó en la recuperación de la democracia. Y también la virtud: ser honrado, hacer lo correcto.

Afiche
Afiche del filme de Juan Carlos Altamirano.

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