Cecilia Pérez se mueve a sus anchas por el Estadio Nacional, hoy en remodelaciones para los Panamericanos de 2023. Reparte saludos a los deportistas y ellos la corresponden. Dos semanas después de Tokio, la ministra del Deporte analiza una actuación que se llenó de críticas de distintos expertos, no solo por los resultados, sino por la manera en que funciona el sistema en Chile.
¿Cuál es el balance que hace de la participación en los Juegos Olimpicos?
Muy positivo. En el primer gobierno del Presidente Piñera, programamos la participación de nuestro país, desde un cambio de planificación para empezar a tener buenos desempeños en Alto Rendimiento, formando el Plan Olímpico y sacando adelante el Ministerio del Deporte. Nos pusimos un plazo de 10 años para tener presencia en el continente y se consiguió en nueve, en Lima, con una cosecha histórica de medallas en convencionales y paralímpicos. Posterior a eso, la idea era tener la mayor cantidad de deportes y deportistas clasificados a Juegos Olímpicos y Paralímpicos, metas que se cumplieron. Esto es un proceso, uno entiende las expectativas en un país como el nuestro de relacionarlo siempre a cosecha de medallas, pero estos procesos requieren tiempo y nosotros estamos convencidos de que Chile debiese tener presencia olímpica permanente y no excepcional en el medallero a partir de Los Ángeles 2028.
¿No cree que en 11 años el Plan Olímpico debería dar resultados más concretos?
Soy muy exigente, primero conmigo misma y luego con los equipos. Yo creo que uno puede acelerar los plazos e ir poniéndose metas mayores. Cuando se creó Plan Olímpico, en 2010, la meta era tener presencia continental en 10 años y eso se cumplió en 2019. Y ahora el proceso dice relación con cómo tenemos presencia permanente en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos y estamos trabajando para tener podios en París, pero el proceso mira a Los Ángeles.
¿Hay alguna autocrítica que haga el Ministerio por el sistema deportivo chileno?
Más que autocrítica, que siempre las va a haber, hay aprendizajes, y uno señala qué podemos seguir aportando, qué podemos seguir trabajando en conjunto para hacer el salto cualitativo que Chile necesita para tener resultados de medalla. Y de este proceso hay dos desafíos que tenemos que enfrentar con urgencia, de la mano del Comité Olímpico y del Comité Paralímpico. Primero, profesionalizar las federaciones, y para eso estamos con un proyecto de ley que está en trámite en el Senado. Y, por otro lado, hay un desafío de unir el semillero de deportistas, que los buscamos a través de nuestro programa Crecer en Movimiento, para luego pasar a Promesas Chile, y así los entrenadores y head coaches puedan tomarlos para apalancarlos a las selecciones juveniles y adultas. Nos falta unir ese proceso desde lo formativo hacia la consolidación del Alto Rendimiento.
¿Qué opina de que la delegación no haya viajado con un psicólogo?
Acá se dieron dos particularidades, en el entendido de que la Comisión Médica la dirige el Comité Olímpico de Chile y estos Juegos fueron atípicos por la pandemia, hubo restricción en materia de las personas que podían ser parte de la delegación que no fueran los deportistas y sus entrenadores, y se permitió que esa misión médica tuviese otros profesionales de la salud. Se evaluó que el tiempo que tenían que permaner los deportistas eran cinco días antes y 24 horas después de competir, por lo que se decidió privilegiar a profesionales del área de la kinesiología, masoterapéutas, etcétera, por sobre los psicólogos deportivos, que están todo el año con los deportistas. Sin duda, que, a la luz de lo visto en los Juegos, con deportistas tan espectaculares como Simone Biles o el caso de Arley, la presencia de un profesional de la salud mental es importante. Y no solo Chile, sino que muchísimos otros países no contaban con esos profesionales, y da cuenta de que el área de la salud mental tiene que ser valorizada y considerada como tal. Es fundamental.
¿Fue un error?
Si uno volviera atrás, sin duda que debió haber un psicólogo deportivo en Tokio. Nos queda como aprendizaje para el futuro.
Chile es el país que más invierte en Latinoamérica en deporte. ¿Por qué no luce esa inversión?
Me gusta que digas inversión y no gasto, porque en deportes sin duda que es una inversión, pero fundamentalmente es porque en Chile suele evaluarse la inversión con una mirada economicista, que no comparto, con cuántas medallas tú consigues. Es un factor, pero no es el único cuando te has planteado un proceso para consolidar a Chile en los podios. Pero si se aborda de otras aristas, como la delegación más grande o haber clasificado en la mayor cantidad de deportes, entonces la evaluación no es solo rentabilizar una medalla; acá hay un trabajo y un proceso, donde se compatibilizó la experiencia y la juventud, como el caso de Eduardo Cisternas, quien incluso batió el récord de Chile, con 17 años.
¿No es mejor priorizar a los deportes con más opciones de medalla y de dejar un legado, más allá de no descuidar a los otros?
Eso es parte del análisis que tendremos que hacer con el Plan Olímpico, el Comité Olímpico y Paralímpico, porque en nuestro país, a diferencia de Colombia, Ecuador y Venezuela, apostamos distinto. Hay países que focalizan los recursos públicos en tres o cuatro deportes para obtener medallas. Nosotros, al contrario, somos un país que mirando 10 años atrás, no teníamos, salvo excepciones del deporte profesional, presencia relevante en los Juegos Olímpicos. Ahora apostamos a hacer crecer las disciplinas y eso se logró. El tema es, sin descuidar al resto de las disciplinas, cómo nuevos ingresos se invierten en deportes más cercanos al medallero olímpico, y eso es parte del análisis. Más que focalizar, es cómo hacer un sistema mixto.
Varios expertos dicen que hay mucho retraso en la aplicación de las ciencias a las políticas deportivas. ¿Comparte eso?
Lo comparto. Cuando llegué, fue una de las áreas que descubrí y que no tenía visibilización y reconocimiento. Empezamos a trabajar con la Unidad de Ciencias Aplicadas del Deporte, buscando los mejores modelos de desarrollo en Latinoamérica y llegamos a un convenio con el Ministerio del Deporte de Colombia, porque ellos llevan muchos años de ventaja. Lo aplicamos en pandemia, luego en las lesiones en pandemia y ahora lo estamos llevando al alto rendimiento. Eso se apalancó con inversión en máquinas y profesionales de la salud. Es el paraguas de donde se tienen que bajar las políticas públicas para el desarrollo del mismo. Comparto que hay poca investigación en términos de las universidades, que no hay vías de convergencia de colaboración con esas universidades que sí hacen investigación. Había mucho rezago de tecnología a disposición de nuestros profesionales para hacer un mejor acompañamiento a nuestros deportistas.
¿Cree que Chile va a dar el salto en los Panamericanos?
Tengo la convicción de que vamos a tener una muy buena participación de atletas y también una buena cosecha de medallas. Estamos trabajando a full para llegar como corresponde y hemos sido felicitados por Panam Sports, la última vez en Tokio, por cómo estamos construyendo la infraestructura deportiva para albergar competencias de alto nivel.
¿En qué está el protocolo por el respeto y la no discriminación?
A seis meses de la obligación de implementar el protocolo, que viene dado por una ley, hemos avanzado muchísimo en las organizaciones deportivas, tanto sociales como profesionales, y donde se han iniciado denuncias en el marco de esta legislación para tener espacios seguros dentro del deporte. Ha sido un tremendo aporte en algo que no existía, sobre todo a la luz de lo sucedido a nivel nacional e internacional, como por ejemplo en el caso de Simone Biles.
¿Y cómo toma los casos de Marcelo Ubal y Antonio Bermúdez: uno sumariado por malos tratos y el otro con un dictamen de la Dirección del Trabajo por conductas indebidas con una exfuncionaria?
Cuando hay sumarios en curso, uno no se puede pronunciar porque todavía está en proceso, de un funcionario que ya no trabaja con nosotros. Y con respecto al otro funcionario, eso pasó cuando yo no era ministra y fue sancionado. Sin personalizar y sin perjuicio de esto, uno siempre espera en todo ámbito, y particularmente en el que me toca dirigir a mí desde el gobierno, que no existan abusos ni maltratos.
Hace unos días, el entrenador del hockey patín, Rodolfo Oyola, dijo que llevaba ocho meses sin sueldo. ¿Cómo se explica eso?
Se explica en un dictamen de la Contraloría, que dice que cuando una federación no rinde a cabalidad los recursos públicos para proyectos de financiamiento de deporte de Alto Rendimiento, no pueden seguir percibiendo dineros. Y en este sentido, la federación, que es el empleador, lleva mucho tiempo con recursos no rendidos. Uno entiende la parte humana y condena que un empleador no se haga cargo a través de acciones tan sencillas como recibir los recursos públicos, gastarlos según proyectos y rendirlos ante el IND.
¿Esto no tiene que ver con las demandas cruzadas entre ustedes y la federación?
No, esto obedece a una mala gestión administrativa y de recursos.
¿Cuántas federaciones están demandadas por el Mindep?
La mayoría de las federaciones son espectaculares y es cosa de ver cómo están sus deportistas. Sin embargo, hay excepciones que se repiten. Como ministra, tengo la obligación de cautelar el uso de recursos públicos, y en base a eso hemos detectado que en cuatro federaciones hay eventuales delitos: la de Deportes Acuáticos; las últimas directivas, no la actual, de la Federación de Ciclismo; la última directiva, no la actual, de la de Esgrima; y la de Hockey Patín.
La llevo al fútbol. ¿Cree que la Conmebol le está pasando la cuenta a Chile por declaraciones suyas contra sus dirigentes?
No, yo creo que no dice relación con declaraciones mías como autoridad, donde salí a aclarar lo que realmente pasó. Si me hubiese quedado callada, no solo hubiera sido injusto, sino que incorrecto. Yo creo que lo que sucede, más allá de los cuestionamientos públicos que tiene la Conmebol desde que existe, es que Chile nunca ha tenido una real preponderancia como fútbol en Conmebol frente a otros países. Lo más probable es que, ante la misma situación de Chile, como, por ejemplo, con la Copa Libertadores femenina, jamás les hubieran quitado la final.
¿Y de quién es la culpa?
Mi impresión es que en la dirigencia de Conmebol suelen estar presentes los mismos países de siempre y los mismos dirigentes de siempre.