Chancay, el puerto que China construye en Perú y que amenaza a Chile
A cargo de la naviera estatal Cosco Shipping, es el primer puerto de China en Latinoamérica. Podría recibir a los buques más grandes del mundo y se plantea como un “hub” al cual llegarían los barcos del gigante asiático, para luego transbordar a otras partes de la costa del Pacífico.
Shanghái-Chancay-San Antonio. A 80 kilómetros al norte de Lima, un “megapuerto” como no se ha visto antes en Sudamérica se construye, siendo el primero de la naviera china Cosco Shipping en la región. Con una inversión de más de 3.000 millones de dólares, se especula que el recinto acaparará gran parte de los barcos con mercancías que lleguen al continente.
El puerto, que según lo planificado estará operativo en el segundo semestre de 2024, debería significar un impacto enorme en la economía peruana, atendiendo el crecimiento de la demanda portuaria. A pesar de esto, sobre todo en Chile, hay quienes ven con preocupación la construcción de este coloso, temiendo que les haga sombra a puertos como el de San Antonio.
Con un 60% de inversión del Estado chino, que es el dueño de la naviera Cosco Shipping, el Terminal Portuario Multipropósito de Chancay se va a convertir en el primer “hub” logístico del gigante asiático en Sudamérica. En Europa, Cosco ya generó polémica por su entrada en la propiedad del puerto de Hamburgo, y en tiempos de la crisis griega compró el 51% del puerto de El Pireo, volviéndose su puerta de entrada al Viejo Continente.
Un “hub” logístico
El “megapuerto” de Chancay empezó a desarrollarse en 2011, con una mezcla de capitales chinos -el 60% puesto por Cosco Shipping Ports Limited-, y peruanos, con Volcan Compañía Minera.
El gerente de Asuntos Corporativos de Cosco Shipping, Mario de las Casas, comentó a Portal Portuario las expectativas que genera el puerto. “Esperamos el primer año mover 1 millón de TEU (capacidad de carga de un contenedor estándar de 20 pies) y 6 millones de carga suelta”, indicó. Para comparar, el año 2022 el puerto de San Antonio movió 1,7 millones de TEU.
Una de las características principales de este puerto, que lo hacen tan único, es la capacidad de recibir embarcaciones de 18 mil TEU, que son consideradas las más grandes del mundo, y que hasta el momento no llegan a América Latina. Desde la página oficial del gobierno peruano se afirma que el Puerto de Chancay será “clave para el comercio internacional y será un hub que redistribuirá la carga de los países de Chile, Ecuador y Colombia”.
El embajador chino en Perú, Song Yang, enmarca el proyecto de Chancay en un cuadro amplio: “Las relaciones sino-peruanas tienen un futuro brillante. Uno de los proyectos representativos de la Franja y la Ruta, el Puerto de Chancay, se convertirá en un hub integrado de transporte marítimo en América Latina y el centro logístico más importante de la costa del Pacífico”.
“El Puerto de Chancay convertirá al Perú en el primer centro logístico del Pacífico en Latinoamérica, lo que dinamizará la economía, impulsará las exportaciones y generará nuevas oportunidades comerciales. Además, este megaproyecto está generando miles de empleos para la población local”, señaló en septiembre pasado el entonces ministro de Transportes y Comunicaciones, Geiner Alvarado.
Solo en su etapa de construcción, las instalaciones incluyen un campamento con capacidad para 1.500 personas: se estima que en este período genere un total de 7.500 empleos de manera directa e indirecta.
La expansión portuaria de Perú no solo corre en Chancay. En noviembre del 2022, Manuel Hinojosa López, presidente de la Autoridad Portuaria Nacional, anunció que se planea la construcción de un nuevo megapuerto en la región de Arequipa, el Puerto de Corio.
La construcción de un puerto de tanta magnitud, que llega a contar con mil hectáreas de extensión y un túnel de casi dos kilómetros, no ha sido del todo fácil. Precisamente hace un par de semanas, un hundimiento de terreno a causa de las obras del túnel afectó a casas del lugar.
Se reportó en la zona de Peralvillo, en Huaral, donde el hundimiento de terreno destruyó dos casas y afectó a otras 18. Por esto mismo, la autoridad portuaria decidió paralizar las obras del puerto hasta que Cosco tome las medidas preventivas necesarias. Las obras del túnel continuarán detenidas por al menos dos meses, tiempo durante el cual, indicó Mario de las Casas, se realizarán los peritajes que expliquen la situación.
“Hemos solicitado formalmente al Colegio de Ingenieros para la designación de unos peritos para que puedan aclarar cuál es la situación y por qué ha sucedido esto, y hasta que esto no esté definido no se van a reactivar los trabajos”, señaló el gerente de Cosco a RPP.
Aunque el hundimiento ocurrió este mes, ya había antecedentes de que algo podía ocurrir: en septiembre de 2022, un artículo de BBC Mundo comentaba el hecho de que las obras habían empezado a afectar las zonas residenciales cercanas. Míriam Arce, presidenta de la Asociación en Defensa de las Viviendas y el Medio Ambiente del Puerto de Chancay, denunciaba entonces que “muchos vecinos han visto cómo aparecían grietas en sus casas y hay barrios enteros que tienen que ser evacuados a diario por las voladuras”.
“Estamos sufriendo daños psicológicos. Nadie sabe lo que es vivir todo el día con el sobresalto de las explosiones”, comentó en esa oportunidad Arce, que llegó a plantearle el problema al entonces Presidente Pedro Castillo, que la derivó con el ministro de Transportes.
La construcción del megapuerto entusiasma a los peruanos, pero también es mirada con preocupación desde Chile. En una columna de opinión para Radio Universidad de Chile, el senador por Antofagasta Esteban Velásquez se refirió al proyecto, acusando la “lentitud e incluso miopía” del Estado chileno en cuanto a desarrollo de sistema portuario. “Perú nos está ganando lejos con una visión portuaria de futuro y la construcción ya de inversiones e infraestructura de espectaculares megapuertos. Pareciera que la política portuaria de todos los gobiernos solo se centra en la Quinta Región, particularmente en San Antonio, como una única salida marítima”, apuntó el congresista.
“Para quienes vivimos en ciudades puerto, preocupa sobremanera ver como Chile deja en manos de otros la otrora soberanía marítima y económica que tenía en el Pacífico sudamericano, con todos los mayores costos y tiempos que genera pasar a depender del transbordo de nuestra importación y exportación en puertos peruanos”, escribió Velásquez, que aprovechó su texto también para recomendar la inversión en Tocopilla, sector cuyas condiciones geográficas permitirían la construcción de un recinto portuario.
Los cuestionamientos de Velásquez no son nuevos: ya en septiembre del año pasado, el entonces presidente de la Liga Marítima de Chile, Miguel Ángel Vergara, se refería a Chancay. “Todo nuestro comercio exterior con el Asia-Pacífico podría concentrarse en el megacomplejo portuario de Chancay, que se desarrolla en Perú con capitales chinos. Ese complejo pasaría a ser lo que técnicamente se conoce como puerto ‘hub’, lo que limitaría el comercio exterior de Chile a una suerte de cabotaje de ida y vuelta a Chancay-Callao”, señaló entonces Vergara.
El gerente general de San Antonio, Luis Knaak, también acusó en ese entonces la necesidad de mejorar la infraestructura portuaria chilena, vistos los desarrollos en capacidad que han visto puertos como los del Callao y Guayaquil. “En ese escenario, si Chile no se pone al día, existe una posibilidad cierta de que nuestras cargas queden en terminales de otros países y que debamos tener que traerlas con un traslado adicional, lo que sumará costos a nuestra logística y finalmente significará precios más altos en varios productos que consumen los chilenos”, afirmó Knaak.
En BBC Mundo, el exministro de Transportes de Perú, Juan Barranzuela, ya había hablado de las ventajas que el proyecto en Chancay podía traer en comparación con los países vecinos, hablando de un “posicionamiento estratégico internacional que aventaja incluso a países como Chile, que tenían la preeminencia en el intercambio comercial con el Asia-Pacífico”. En su opinión, el megapuerto actuará como “un disparador de la economía nacional y permitirá una colocación especial de Perú en el ámbito internacional”.
Además del temor por el impacto en la economía chilena, hay quienes ven en el Puerto de Chancay una “diplomacia de la chequera” por parte de China: el uso de inversiones o préstamos para asegurar cierta influencia en un país determinado, como sería Perú en este caso.
Esta influencia preocupa a Estados Unidos. En su tiempo como vicepresidente, Mike Pence advirtió a los países latinoamericanos que las inversiones chinas podían representar una “potencial amenaza”, en cuanto establecerían una excesiva dependencia con el gigante asiático.
En febrero de 2019, el almirante estadounidense Craig Faller, por entonces jefe del Comando Sur, se había referido a las inversiones chinas en puertos. “China podría usar su control de puertos de aguas profundas en el Hemisferio Occidental para aumentar su posición operacional global”, insistió ante el Senado de Estados Unidos.
La influencia de China en Perú no se limita al Puerto de Chancay. El yacimiento de cobre Las Bambas pertenece a Minerals and Metals Group (MMG), minera estatal china, y Toromocho es explotada por Chinalco, empresa de las mismas condiciones.
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