Columna de Alina Rohach: Zelensky y Trump, un mar de incertidumbre

Por Alina Rohach, analista ucraniana del programa de cooperación con España y América Latina | Centro de Diálogo Transatlántico.

El encuentro entre Volodymyr Zelensky y Donald Trump dejó muchas incógnitas sobre el futuro apoyo de Estados Unidos a Ucrania y la evolución de los acontecimientos. Trump ha mantenido la prohibición de suministrar armas y asistencia significativa a Ucrania, exigiendo a su Presidente que demuestre su “disposición a negociar con Rusia”. Además, afirmó haber recibido “señales contundentes” de Moscú sobre posibles negociaciones de paz.

Mientras Rusia intenta presentar a Ucrania como el principal obstáculo para la paz, las autoridades ucranianas enfatizan que cualquier negociación solo será posible con la participación de Ucrania, responsabilidad del agresor y con garantías de seguridad sólidas.

A diferencia de la posición ambigua de Trump, los líderes europeos decidieron reforzar su apoyo a Ucrania, asumiendo una mayor responsabilidad en la seguridad europea y aumentando la presión económica sobre Rusia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció un plan de rearme europeo por un valor de 800.000 millones de euros, una parte del cual se destinará a la defensa de Ucrania.

Las expectativas de un diálogo bilateral constructivo seguían siendo altas. Sin embargo, en lugar de apoyo, Trump y Vance pusieron en duda los esfuerzos de Ucrania, acusándola de ingratitud por la ayuda estadounidense. Sorprendentemente, durante esta reunión no hubo ninguna crítica hacia Putin, el responsable directo de la agresión contra Ucrania.

El sentimiento de injusticia entre los ucranianos se intensifica, ya que para ellos la guerra es una lucha por la independencia y por el derecho a existir como nación. En este momento, cuando necesitan más apoyo que nunca, la postura de Estados Unidos se percibe como un golpe difícil de aceptar. Es evidente que la estrategia de Trump ignora los problemas reales y las exigencias de Ucrania, que lucha por su supervivencia y no por compromisos con el agresor.

Trump busca poner fin a la guerra lo antes posible, pero ¿a qué precio? Esta postura plantea una cuestión fundamental: ¿Qué significa la verdadera paz? ¿Puede haber paz sin justicia? ¿O se convertirá simplemente en un beneficio personal para dos líderes mundiales en lugar de una solución sostenible a los desafíos globales?

Los esfuerzos conjuntos de Ucrania, Europa y Estados Unidos pueden acelerar el fin de la guerra, pero esto debe lograrse bajo condiciones de justicia y no a través de una capitulación forzada de Ucrania.