Columna de Álvaro Poblete: Roja para los árbitros
Por Álvaro Poblete, editor de El Deportivo
Una reunión clandestina, en la penumbra, con tipos decidiendo a quién echarse al bolsillo. Una asociación de rateros y mafiosos, que define al ganador del fin de semana o derechamente al campeón del año. Cada error de un árbitro, que no son pocos en el último tiempo, evoca a un “crimen” planificado fríamente. Caldo de cultivo para hinchas enajenados que se quedan con la respuesta más sencilla: “Nos quieren robar”.
El asunto es todavía más simple, menos peliculero, pero muy preocupante: el arbitraje chileno es malo y está en crisis. Hasta el más bueno se equivoca feo. Si Roberto Tobar, quien hoy es por lejos el pito más reconocido de Chile, un top del continente, mete las patas como lo hizo en el triunfo de Universidad Católica sobre Wanderers, es que en nadie se puede confiar. Hablamos de capacidades, no de malas intenciones.
Enrique Osses, quien para los de gatillo fácil en su momento fue el jugador número 12 de la U, llevó adelante la instalación del VAR en Chile. Un plan de renovación tecnológica y capacitación que fue cortado sin mayor explicación por la actual administración de la ANFP, presidida por Pablo Milad. Jorge Osorio asumió en su lugar, mientras que Osses era contratado por la poderosa federación mexicana. Tan bien lo hizo, que es considerado uno de los mejores en su feudo. Pero con Osses a la cabeza, entre 2016 y 2020, también hubo días negros para el referato. Aberraciones del silbato.
Cansada de las críticas y las polémicas, la asociación buscó al argentino Javier Castrilli, el “Juez de Hierro”. Un golpe de efecto, claro, pero que ya muestra cambios. Tobar se equivocó y en menos de 24 horas, tanto él como su jefe aceptaban la falla, respondiendo públicamente ante los medios y los hinchas. Así se salvó Fernando Zampedri de una expulsión injusta y podrá jugar ante Colo Colo.
El hombre de negro siempre estará peleando contra sus yerros. El fallecido Rubén Selman contaba que su gran falta fue dirigir en días que estaba agobiado por problemas personales. Es absurdo pensar en mafias y orquestaciones. Es mejor capacitar y recapacitar. Preocuparse de temas objetivos, como que el tiempo efectivo de juego en el fútbol chileno está por debajo de los 50 minutos. Eso sí es grave, atenta contra la competitividad internacional. En eso, y muchas otras cosas, debe trabajar la industria, incluyendo los árbitros, que mucho tienen que ver con el ritmo de un partido.
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