Columna de Amalia Castro: Observar los espejos

Los Tres Yein Fonda, chinchineros.
Columna de Amalia Castro: Observar los espejos


Por Amalia Castro, Directora del Centro de Investigación en Artes y Humanidades U. Mayor.

La identidad, vista como un juego de espejos, nos ofrece una buena oportunidad de entender la chilenidad. La identidad propia se construye interactuando con el entorno y con los otros, en un proceso que no es conclusivo, sino que se extiende a lo largo de la vida de un individuo.

Bajo el influjo de diversos factores -nuestra familia o el lugar donde nacimos- se construye una identidad que se refleja en los espejos identitarios que la sociedad posee. Siendo así ¿qué sucede cuando una sociedad completa muestra una misma imagen en el espejo? Probablemente, intente reflejar exactamente la misma imagen, y formar así un colectivo humano que, en buena parte, da sentido a la existencia.

Igual que un individuo, la identidad chilena es una construcción en desarrollo y no puede ser estática en el tiempo. Suma a los pueblos originarios la llegada europea en época colonial, mayormente española, con influencia árabe y africana.

Durante el siglo XIX otras olas migrantes, también desde Europa, introdujeron sus propias identidades, para terminar mixturándose en el país. En el siglo XX y lo que va del XXI, las principales migraciones recibidas en Chile han llegado desde Perú, Bolivia, Venezuela, Colombia, Haití, cada una de ellas con su propia cornucopia identitaria.

De las primeras mixturas proceden algunos de los elementos que hasta hoy son considerados símbolo de la chilenidad, como la cazuela, el charquicán, la chicha y la cueca, que para algunos autores representa el complejo psicológico de Chile.

Mucho más que los símbolos republicanos institucionales como la bandera, son las cuestiones más cotidianas las que nos siguen identificando con un colectivo que a causa de la multiplicidad de espejos, se hace más difícil de entender.

Son estas las tradiciones que tienen -aún- la capacidad de ligar nuestra identidad, nuestra propia historia, con la del país. Es preciso que observemos lo que muestran los espejos para entender cómo se sigue transformando la identidad en el Chile actual.

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