Por Ana María Acuña, directora Responsabilidad Social Inclusiva Fundación Ronda y académica UC

En Chile, las mujeres aún destinan mucho más tiempo que los hombres a realizar trabajos que no son remunerados. Distintas investigaciones muestran que esta es una realidad que no ha cambiado en nuestro país durante los últimos años.

En 2015, los resultados de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) revelaron que las mujeres destinaban, a diario, cerca del doble de tiempo a las tareas dentro del hogar. En julio de 2023, el estudio “Día Internacional del Trabajo Doméstico: asignación cultural de roles y el mercado laboral”, de la Universidad Diego Portales, dio cuenta que el 95% de quienes están en la inactividad laboral formal por razones familiares son mujeres.

La Ley de Conciliación de la Vida Personal, Familiar y Laboral genera condiciones reales para avanzar en el propósito transformador de la redistribución social de la labor de cuidados. El reconocimiento de este trabajo es un “desde”, para abordar dicho desafío bajo una perspectiva de derechos.

En materia de reducción de brechas de género, esta ley es un aporte esencial, porque favorece el acceso de las mujeres a espacios laborales formales, al incorporar la modalidad de teletrabajo o jornada híbrida. Como sabemos, son en su mayoría mujeres, quienes tienen a su cargo la labor de cuidados en la esfera privada. Por ello, esta normativa implica un cambio estructural, para disminuir su precarización en mundo del trabajo y el consiguiente daño que esto tiene para sus condiciones de seguridad social, como son su acceso a la salud y su ahorro previsional.

La ley aporta en una dimensión cultural. Deja de normalizar la labor de cuidados como una responsabilidad exclusiva de la mujer, al definir como un derecho de la persona -hombre o mujer-, la posibilidad de conciliar la vida personal y familiar.

Sin embargo, el desafío en este tema es mayor. Es necesario fomentar una cultura dentro de las organizaciones y empresas que valore y propicie la implementación de la ley y es indispensable repensar las dinámicas de trabajo a distancia, para que no refuercen la sobrecarga de cuidadoras (es). Falta este gran trayecto por recorrer.