Columna de Anais Prieto: Yo toqué con Björk, un sueño cumplido
Por Anais Prieto, violonchelista de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil
Supe de Björk muy pequeña, desde que mi hermano (34) era adolescente y veía sus videos en un DVD. Para mí, cuando chica, ella era la chiquilla extranjera llena de energía teatral de “It’s Oh So Quiet”. Cuando tenía 12 o 13 me empezó a interesar nueva música en general y le tomaba a escondidas muchos CDs, entre ellos el Debut. Fue amor a primera escuchada. Así fue como de a poco aprecié los elementos de la experiencia Björk, y fue de vital importancia en mi identidad. Me acompañó durante muchos momentos, me ha dado alegrías al ver sus perfomances y tardes escuchando sus discos y compartiendo junto con personas queridas.
Cuando supe extraoficialmente que tocaría con Björk no lo podía creer: buscaba problemas que podrían surgir como excusa que no sería real y que no era mi artista femenina favorita con quien tocaría en dos semanas. Ese mismo día le escribí a mi familia que tocaría en el festival, y en la noche, cuando supe que tocaría con ella, llamé a mi hermano para (eufórica) contarle la noticia. Él también se reía del coincidir de la vida y mi fortuna de llegar a esta instancia. Me compartió su análisis del nuevo disco “Fossora” y quedé de escucharlo mientras procesaba todo lo que estaba pasando.
Apenas enviaron las partes las compartí con mis compañeros emocionada de ver el setlist real y revisar si eran difíciles y llegando a mi casa las solfeé, emocionada de ver que en todo el tour había tocado los temas en el mismo contexto cuerdístico.
Rápidamente pasó la semana entre ensayos y clases y llegó el día del ensayo, donde estuvimos de 10 a 17 horas trabajando con Bjarni, que en todo momento fue un excelente profesional y un muy amable director. El día del concierto se sentía nuestra emoción desde las 10 am hasta el momento donde la conocimos, frente a los gritos de miles de personas. Transcurrió rápido y lleno de emociones, al terminar nos sacamos una foto con la artista, ella nos dió los cinco y se alejó con la producción. Esa fue la experiencia Björk, efímera y hermosa como los momentos musicales.