Por Andrés Bórquez, Coordinador Magíster en Desarrollo y Cooperación Internacional, Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile
Esta semana el Presidente Gabriel Boric realizó su primer viaje a una cumbre internacional. En concreto se reunió con los jefes de Estado y de gobierno de los países participantes de la Cumbre de las Américas. Más allá de realizar un balance sobre los elementos positivos y negativos de esta visita, resalto el ímpetu del mandatario para impulsar una nueva aproximación del rol que debiese desplegar América Latina en el concierto internacional.
Mientras las grandes potencias globales ponen atención y compiten por liderar las narrativas de integración en la cuenca asiática del Pacífico bajo los marcos de cooperación del Asia-Pacífico y del Indo-Pacífico, el Presidente Boric busca levantar una mirada regional que pueda ser un nuevo polo para el comercio y el desarrollo sustentable.
Siguiendo la misma lógica que las otras narrativas, podemos decir que se busca establecer una mirada “Latino-Pacífico” para promover desde el multilateralismo la difusión de Estados emprendedores, encadenamientos productivos y fortalecer un desarrollo comprometido con la inclusión, biodiversidad y el medio ambiente. En este contexto, se logró un primer hito al impulsar con el patrocinio de ocho países una declaración que busca resguardar a los océanos mediante la creación de corredores marinos en el Océano Pacífico.
Sin embargo, persuadir a los actores internacionales para que se acerquen a la región no será una tarea fácil, pero tampoco imposible. En las décadas pasadas, las naciones de la cuenca asiática del Pacífico lograron captar la inversión y multiplicar el comercio internacional con indicadores económicos y sociales menores que América Latina.
El Presidente Boric pone así en marcha su estrategia de interacción regional. Para hacerla avanzar se requieren acciones concretas, como por ejemplo el establecimiento de una agenda basada en desafíos comunes. Es clave consensuar una mirada pragmática que ponga énfasis en áreas potenciales como son las energías renovables, seguridad alimentaria global y encadenamientos productivos y el desarrollo de infraestructura.