Columna de Arshin Adib-Moghadam: El mundo después de la caída de Damasco

Siria
Columna de Arshin Adib-Moghadam: El mundo después de la caída de Damasco. Foto: Reuters


Por Arshin Adib-Moghadam, académico de la Universidad de Londres.

La desaparición de Basher Assad en Siria es un terremoto masivo que está desplazando las placas tectónicas en Asia occidental. Los temblores de este evento transformador reverberarán globalmente, ya que esta región del mundo tiene un significado histórico y geoestratégico muy particular. A modo de asalto relámpago ayudado e instigado por Turquía, el llamado Hayat Tahrir al-Sham invadió Damasco en unos pocos días. Ha caído el último dictador de la vieja guardia y todo el mundo se pregunta qué será lo próximo.

Permítanme comenzar con las trágicas ironías. Aquí estamos “dando la bienvenida” a un movimiento que estaba afiliado y era parte de varias de las peores organizaciones terroristas en la historia reciente del mundo, Jabhat al-Nusra, ISIS y sí, Al Qaeda. El antiguo mantra “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” explica este leve entusiasmo, ya que Hayat Tahrir al-Sham se opone vehementemente a Irán y Hezbolá, también por razones sectarias. Desde la perspectiva de estos movimientos, la minoría musulmana-chiita es una abominación en el Islam.

La segunda ironía es que ninguno de los autoproclamados analistas que comentan tan suavemente sobre Hayat Tahrir al-Sham (HTS) se preocupó de examinar más de cerca los nombres de estos “rebeldes”, que se traduce como “Organización para la Liberación del Levante”. El nombre es programa: movimientos como HTS están impulsados por un impulso transnacional; no aceptan límites. De esta manera, la “liberación” del Levante bien podría ser el primer paso hacia La Meca. Esta ambición más amplia explica por qué Arabia Saudita está nerviosa. Después de todo, el Presidente Erdogan ha anunciado desde hace tiempo el liderazgo neo-otomano de Turquía en el mundo de mayoría musulmana sunita. La magnífica Siria es un precio codiciado en esta empresa.

Mientras tanto, ya son evidentes varios acontecimientos que nos dan una idea del futuro cercano: los bombardeos israelíes contra objetivos sirios están destinados a mantener cualquier gobierno central en Damasco débil y manejable. Los ataques aéreos estadounidenses contra las instalaciones de ISIS pretenden indicar a los dirigentes del HTS que no se tolerarán más aventuras. Los dirigentes de Irán, en particular el Líder Supremo Ali Jamenei, superados en maniobras y estratégicamente debilitados, pueden impulsar el programa de armas nucleares como último recurso para salvaguardar el Estado central.

¿Y Palestina? Con la desaparición de la dinastía Assad, las facciones palestinas pueden haber perdido un aliado. Pero el enemigo del enemigo también puede convertirse en una nueva amenaza estratégica para Israel, especialmente si HTS logra fusionarse con los restos de Al Qaeda e ISIS en un nuevo gigante “militante”. Esta amenaza más amplia podría conducir a una dinámica geoestratégica fundamentalmente nueva, ya que Irán, Israel y Estados Unidos enfrentarían juntos un nuevo desafío de seguridad para la región y el sistema internacional en general.