Columna de Beatriz Mella: Caminar en la ciudad con olas de calor

Ola de calor
Ola de calor en Santiago


Por Beatriz Mella, Directora del Centro CIUDHAD, Universidad Andrés Bello

Caminar en la ciudad hoy es un acto amenazado por los efectos del cambio climático, evidenciado en un peligroso aumento del calor en verano. Las olas de calor impactan aún más fuertemente a comunidades vulnerables. Un reciente ranking destaca las 10 comunas del Gran Santiago más afectadas por altas temperaturas, entre ellas Quilicura, Renca y Cerrillos. Por otro lado, investigaciones indican que el calor urbano afecta de manera desproporcionada a niños y adultos mayores.

En respuesta a estos desafíos, algunas ciudades han implementado medidas para adaptarse a este fenómeno, como la ampliación de cobertura arbórea nativa, la instalación de estructuras de sombra en espacios públicos y pavimentos reflectantes. La implementación de “corredores verdes” mediante la plantación de árboles para reducir hasta 2°C, ha sido incorporado en Medellín y Guadalajara para proporcionar sombra y espacios de ocio.

En Londres se han construido extensas redes de senderos peatonales; Barcelona ha innovado con sus superblocks en la promoción de la caminabilidad; y Zaragoza y Sevilla han incorporado planes locales de adaptación a las olas de calor.

Sin embargo, y pese a la importancia de proteger a quienes caminan en la ciudad, esta no parece ser una prioridad en nuestra agenda urbana actual. Según la última Encuesta Origen-Destino, un porcentaje significativo de la población se desplaza a pie, pero las políticas públicas para promover la caminata son limitadas.

La interconexión entre el desarrollo urbano y el cambio climático es innegable. El transporte y la construcción contribuyen significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero y el crecimiento de la ciudad ha provocado una disminución de los ecosistemas naturales. Fomentar el transporte sustentable y la caminabilidad, así como promover transformaciones urbanas que incorporen arbolado urbano y espacios de sombra, debe ser prioritario si queremos no solo adaptarnos sino romper el círculo vicioso asociado al cambio climático.

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