Columna de Carlos González Lucay: París je t’aime
Por Carlos González Lucay, periodista de El Deportivo.
Decir que los Juegos Paralímpicos son el hermano chico o el pariente pobre de los Olímpicos, a estas alturas es un prejuicio arcaico. Al menos, para el público parisino que ha pagado su entrada desde 45 euros -no hay tickets gratuitos- y llenado todos los impresionantes recintos donde se han desarrollado las competencias. El ambiente ha sido impresionante y no solo los fanáticos locales han premiado con su ruidoso aliento a los deportistas criollos, sino también a otras figuras que lo dan todo para conseguir el triunfo.
Hace años que el deporte paralímpico en todo el mundo es sinónimo de alto rendimiento y realmente resulta admirable ver cómo los distintos competidores desarrollan habilidades increíbles a partir de sus discapacidades, lo que involucra fuerza, destreza y también un trabajo multidisciplinario que, en el caso chileno, ha ido creciendo exponencialmente en los últimos 10 años, a través de una estrategia del Comité Paralímpico de Chile, que ha ido priorizando a ciertas disciplinas con más posibilidades de éxito y también desarrollando a otras con potencial. De hecho, en París, el Team ParaChile participó en cuatro disciplinas nuevas.
Un claro ejemplo de este plan es el para tenis de mesa, que sumó una histórica medalla con Florencia Pérez. Con apenas 15 años, la chillaneja entró en todos libros al convertirse en la chilena más joven en alcanzar una presea paralímpica. Ni qué decir de Alberto Abarza, ganador de tres bronces y el máximo exponente del movimiento paralímpico chileno, Francisca Mardones, Juan Carlos Garrido o Katherinne Wollermann. Todos ellos con tremendas historias de superación.
Con el éxito en París, los desafíos chilenos tiene que seguir apuntando más arriba, y eso tiene que ir de la mano de recursos para que las figuras tengan mayor competencia y roce internacional. Y si bien se avanza en esto, todavía se pueden desarrollar varios planes. Por ejemplo, un programa físico de alto nivel, aprovechando la gran infraestructura del Centro de Alto Rendimiento Paralímpico que dejó Santiago 2023, algo fundamental a la hora de enfrentar a grandes potenciales mundiales.
El deporte paralímpico chileno es presente y futuro y en la diversa e inclusiva capital francesa se confirmó. Ahora es tiempo de avanzar y dar otro gran salto, igual de histórico que el anterior.
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