Columna de Carlos Ugo Santander: Las fuerzas armadas y el vandalismo en Brasilia

Manifestantes, partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, asaltan el edificio del Congreso Nacional en Brasilia, Brasil, el domingo 8 de enero de 2023. Foto: AP


El domingo 8 de enero en Brasil, al desfile de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro, escoltados por la Policía Militar del Distrito Federal donde reside Brasilia, la capital, le siguió la destrucción de las sedes de los tres poderes. Las imágenes de barbarie y depredación, como si cumplieran una misión divina, conmocionó tanto a Brasil como a la comunidad internacional.

A medida que avanzan las investigaciones se evidencian nuevos elementos de responsabilidad penal. No solo recaen sobre la turba delirante, sino también la evidente complicidad de la Policía Militar de Brasilia y miembros de alto rango del Ejército.

Las imágenes exhiben a miembros del GSI (Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia) actuando de forma negligente y limitando el accionar de algunos policías dentro del palacio presidencial. El GSI no impidió la depredación del patrimonio histórico, simbólico y cultural del país en manos de los bolsonaristas.

El GSI era administrado hasta pocos días antes por el general Augusto Heleno, quien hacía de soporte político de Bolsonaro dentro de las FF.AA. Heleno es conocido por su responsabilidad en la operación que resultó en la muerte de 63 haitianos en un barrio periférico de Puerto Príncipe el 6 de julio de 2005, cuando este comandaba el Ejército brasileño en la primera misión de estabilización de la ONU en Haití.

Dentro de las FF.AA. hay elementos infiltrados de extrema derecha herederos del citado general, las evidencias presentan significados relevantes con estos episodios. Además del deterioro del prestigio institucional por adoctrinamiento ideológico, su inclinación antidemocrática representa un peligro para la sociedad brasileña.

Como también coloca en cuestionamiento la idoneidad de sus miembros en cuanto al comando o participación en misiones de paz en el exterior. Las misiones buscan resolver conflictos de forma pacífica. Con los episodios exhibidos, mientras no exista una depuración seria dentro de esta institución, se pone en riesgo cualquier misión en manos del Ejército brasileño, en cualquier punto del planeta.

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