Por Catterina Ferreccio, profesora titular de Salud Pública, Facultad de Medicina P. Universidad Católica de Chile. Integrante de la Comisión Nacional de Respuesta Pandémica (CNRP).
El momento actual es distinto. Sin una variante que nos amenace. En las UCI, sólo alrededor del 27% de los pacientes son Covid19. Los casos nuevos disminuyen de manera importante (50% en una semana) y con ellos caen las hospitalizaciones y muertes por coronavirus. Estudios recientes muestran que el 90% de la población tiene anticuerpos contra el virus, resultado de la altísima tasa de vacunación (88%), sumado a la gran cantidad de población que se ha enfermado por Covid en estos últimos meses. Es un momento de menor riesgo.
Mientras la pandemia sigue activa en el mundo en cualquier momento podría surgir una variante nueva más virulenta que evada a nuestro sistema inmune. Es poco probable que ésta surja en Chile. Los sistemas de vigilancia de variantes nos darán tiempo para responder. Pero también podrían surgir variantes menos virulentas con las que podamos convivir y dar por terminada la pandemia.
Durante esta pandemia, incluso en sus peores momentos, la gran mayoría de los contagios de Covid19 ocurrieron en espacios cerrados. En el escenario epidemiológico actual, es aún más improbable contagiarse al aire libre y con separación de un metro entre las personas.
Por ello, en este escenario de baja infección, alta inmunidad poblacional y retorno creciente a las actividades presenciales, la autoridad debe revisar las medidas restrictivas. Mientras parece recomendable descontinuar la obligación del uso de mascarillas al aire libre, es necesario prevenir los riesgos en lugares cerrados. En particular, mejorar la ventilación de los espacios, fiscalizar el uso de mascarillas y acercar la vacunación a donde se requiera. En tanto, a los que no puedan o no quieran vacunarse, debiera exigírseles un test rápido de detección del virus SARS CoV2, equivalente al pase de movilidad.
En marzo 2020, cuando llegó el Covid a Chile la recomendación fue hospitalizar al caso y sus contactos para contener la transmisión. Ganar tiempo para que la ciencia y la medicina dieran respuestas para controlar la enfermedad, permitiendo que la población siguiera una vida normal por más tiempo. Aislar a los casos para no aislar a la población. No se logró la contención y sufrimos grandes pérdidas y largas cuarentenas.
Afortunadamente, lo hicimos muy bien con las vacunas y por ello, hoy podremos dar un respiro a la población.