Columna de César Henríquez: Qatar desde dentro
Por César Henríquez, ex futbolista chileno y entrenador en Qatar
En Qatar había mucha expectación. En estos casi cuatro años que llevo viviendo aquí, todo ha girado en torno al Mundial. La gente está feliz. Se ha vivido con mucho entusiasmo y alegría. Hay fans fest, hay un metro que te deja cerca de todo y las distancias no son muy largas. La ciudad está más concurrida obviamente, pero todo funciona. Los horarios de trabajo y colegio se adaptaron para que la gente pueda transitar sin tanta congestión durante este periodo.
Nunca he estado en otro Mundial, pero acá veo que la gente está disfrutando del fútbol. Acá el tema principal es lo que pasa en la cancha. Se ven los partidos en todos lados. Hasta ahora lo que se comenta es que a algunos equipos favoritos les ha costado. Lo único que lamento es que Chile no esté. Todo se ha hecho pensando en que el hincha esté cómodo y se mueva con tranquilidad. En los estadios hay hombres, mujeres y familias. No veo mayores restricciones, más allá de lo cultural y religioso. No he visto inconvenientes para el público en los estadios.
Al qatarí le gusta el fútbol. Es uno de los deportes más populares. Hay mucho seguimiento de las ligas europeas, de la Premier, de la Champions. Es un hincha informado. Por eso hay expectación. El país está muy futbolizado. Hay canchas a lo largo de la ciudad donde la gente juega, pero no hay mucho fútbol de calle. Solo en algunos sectores y cuando lo permite el clima. Los estadios son increíbles y las canchas espectaculares. Desde el asiento más económico se puede ver bien. No hay una mala ubicación.
Es distinto a Sudamérica. Hay pasión, pero no están las barras. A veces hay grupos de hinchas que se juntan en las tribunas, pero no son como acostumbramos ver en Sudamérica. El hincha de la selección no es de organizar cantos, como pasa en Chile, por ejemplo. Después hay temas en cuanto a organización que está afectado por el clima: los partidos son en la noche y se entrena por las tardes gran parte del año.
Los jugadores tienen costumbres como los rezos, o lo del Ramadán, en el que hacen ayuno gran parte del día. Para mí ha sido una experiencia riquísima en lo profesional. Es un país multicultural. En el staff hay gente de Asia, Sudamérica, Europa, África y del Golfo. He podido desarrollar habilidades de liderazgo. Existe la pasión y el deseo de ser futbolista profesional, pero vienen de un contexto diferente al que yo crecí. Entonces, hay que desarrollar un discurso y una forma de trabajar que los lleve a progresar y mejorar. Ahí ha estado el desafío y el crecimiento.
Volvería a aceptar venir, totalmente. Al principio era difícil proyectar un futuro claro, pero ahora voy viendo los frutos, tanto en los jugadores y también en mi proceso como entrenador, en el que siento que he ido creciendo en base a las experiencias que he vivido.
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