Por Constanza Rosas, socia y directora de Jelly
Ya todos sabemos que el futuro está a cargo del director de Tesla y Space X, un héroe-villano moderno capaz de llegar a Marte por sus propios medios y que a partir de su última gran adquisición podrá controlar el “muro de los lamentos” más grande del mundo. Y eso es preocupante. Tanto, que tras conocerse la noticia sobre la adquisición total de Twitter, algunos usuarios llamaron a desempolvar Tumblr. Otros, argumentaron que no querían que Elon Musk fuera dueño de sus datos e incluso se reportaron salidas de cientos de usuarios, algo que la compañía calificó de “fuga orgánica”.
El temor es entendible: las reglas del juego podrían cambiar. En su momento, Twitter llegó a sentirse como un espacio seguro, a pesar de todo el ruido y agresión, gracias a sus políticas de seguridad y sus baneos emblemáticos.
Porque las reglas de la casa son importantes y las políticas de Twitter siempre han sido progresistas y claras en torno a garantizar que todas las personas puedan participar en la conversación pública de manera libre y segura. Algo que molesta a los absolutistas de la libertad de expresión, que abogan por una libertad sin filtro ni responsabilidades.
Si bien Musk tiene un plan de mejora para Twitter, algo que explicó en su charla TED previa a cerrar el negocio, es muy probable que use la red social como una plataforma para controlar la narrativa relacionada a la ya mencionada “libertad de expresión”, usándola eventualmente a su beneficio, dando rienda suelta a los agitadores y sus discursos de odio.
De hecho, se especula que autorizará a Donald Trump para que utilice nuevamente Twitter como su espacio de amplificación para volver a la Casa Blanca, a cambio de beneficios legales para sus otras empresas o ayudándolo con sus problemas legales.
Esto solo ensombrecería a la plataforma y su pasado reciente protegiendo a sus usuarios de discursos que incitan al racismo, al odio o la violencia, incluso viniendo del Presidente de Estados Unidos, algo que los hizo pasar a la historia. Al lado bueno de la historia.