Por Cristóbal León y Joaquín Cociña, cineastas y artistas visuales

La primera invitación que nos extendió Radiohead era absolutamente libre: consistía en hacer unas cápsulas de entre 5 y 30 segundos con lo que quisiéramos. Era una carta blanca, a propósito de que les había llamado la atención nuestra película La casa lobo. Por problemas de agenda no logramos tomar ese proyecto. Pero, más tarde, surgió una posible colaboración con The Smile –el grupo paralelo de Thom Yorke y Jonny Greenwood– y se reprodujo esa lógica.

En noviembre de 2021 la banda nos encargó realizar el videoclip para su canción Thin thing, y algo que fue muy gratificante del proceso, y que no ocurre siempre, es que no estaban esperando algo en particular. A veces los músicos llegan con ideas muy ilustrativas de lo que quieren, y es muy raro que sean buenas ideas. En este caso, se acercaron porque les había atraído algo de nuestro trabajo que creían que le vendría bien al video. Y como a ellos les había gustado nuestro cortometraje Los huesos, decidimos seguir en ese mundo y, de hecho, volvimos a filmar en 16mm y lo realizamos en la misma habitación en Providencia.

De por sí, los videoclips son muy entretenidos porque son pequeños laboratorios para probar cosas nuevas. Pero el proyecto con The Smile fue la colaboración ideal, porque nos dieron total libertad. Lo mismo nos ha sucedido en Chile con Camila Moreno.

Desde que nos establecimos definitivamente como dupla, en 2010, lo que más ha cambiado es que si al comienzo estábamos vigilándonos mutuamente, hemos tendido a darnos más espacio y a trabajar en una lógica de cadáver exquisito. Gran parte de nuestro trabajo se nutre de estar desafiándonos y haciéndonos zancadillas todo el rato. Eso permite que se vuelva mucho más inventivo. Y, a pesar de que no tenemos un método, sí manejamos ciertas reglas que cambian con cada nuevo proyecto.

A fines de año filmaremos nuestro nuevo largometraje, Los Ángeles, una historia que navega por distintas materialidades y donde la protagonista se pasea por diferentes mundos. Tratamos de hacer películas que son como sueños. En La casa lobo eso se manifestaba más en el universo material; en Los Ángeles eso se manifiesta más en el viaje por géneros cinematográficos. Lo que no cambia es que queremos que nuestros trabajos se vean lo más posible y permeen en la cultura popular. Nuestro Oscar es que alguien más cree arte a partir de lo que hacemos.