Columna de Daniel Johnson: Gravedad del homicidio de un carabinero
Por Daniel Johnson R., director ejecutivo Fundación Paz Ciudadana
Esta semana lamentamos un nuevo homicidio de un carabinero en acto de servicio: el sargento Carlos Retamal Jaque se suma a los más de 1.200 mártires de la institución, delito de enorme gravedad que debe ser perseguido y condenado con fuerza y severidad.
En nuestra estructura democrática, Carabineros es una autoridad que representa al Estado, a la que hemos asignado el rol de mandar y aceptado obedecer. El maltrato a un carabinero constituye entonces un acto contra la autoridad del Estado y además a su persona. Esto lo hace particularmente grave.
Hemos dado también a Carabineros la facultad del uso de la fuerza para proteger a las personas, y ésta debe ser usada entonces para evitar daños a los individuos, a las cosas y para detener a quien ha cometido un delito. Dada la natural condición de amenaza que representan estas funciones para la integridad de nuestra policía, es necesario dotarlos de herramientas que les permitan evitar o minimizar el riesgo de ser dañados y esto considera también el uso de la fuerza.
Naturalmente la facultad de uso de la fuerza no es ilimitada, ésta será legítima cuando no es excesiva si no suficiente para cumplir su rol policial y para evitar daños propios, procurando que estos “beneficios sociales” no sean inferiores al daño que provoca el uso mismo de la fuerza.
La proporcionalidad del uso de la fuerza no significa que los medios que use Carabineros sean de similar poder a los utilizados por quienes se busca detener. El enfrentamiento entre la policía y personas que actúan fuera del derecho no es proporcional cuando se encuentran en igualdad de condiciones, sino cuando quien está del lado del bien establecido socialmente, tiene la capacidad real de doblegar al que actúa ilegalmente.
Para lograr cumplir su cometido y evitar el riesgo de sufrir daños, es necesario que Carabineros disponga de herramientas apropiadas y del conocimiento teórico y práctico para usarlas, pero, además, dado que el actuar policial está permanentemente enfrentado a situaciones no descritas en los protocolos, deben ser capaces de identificar permanentemente las acciones más efectivas y que eviten el mayor daño posible. Esto se logra con capacidad de análisis crítico, que debe ser buscada en su selección y desarrollada en sus procesos de formación, procurando que su exposición a situaciones críticas sea con un nivel de preparación suficiente.
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