Columna de David Richards: Jimmy Carter, mi inspiración
Por David Richards, académico de la Universidad de Lynchburg.
En cierto modo, Jimmy Carter es la razón por la que me hice politólogo. En 1995 trabajé en República Dominicana durante el período previo a lo que prometían ser las primeras elecciones verdaderamente libres, justas y abiertas en el país en décadas. En las elecciones de 1994, el entonces Presidente Balaguer fue anunciado como ganador. La elección fue vista ampliamente como corrupta y fue cuestionada por los partidos de oposición.
Jimmy Carter, a través del Centro Jimmy Carter, ayudó a negociar un acuerdo para que se celebraran nuevas elecciones, sin Balaguer, en 1996. En consecuencia, las calles de la capital estaban llenas de carteles, vallas publicitarias y mítines políticos de los diversos candidatos. Fui testigo de una elección plena, vibrante e intensa: política, como nunca la había experimentado.
Las elecciones dominicanas de 1996 me inspiraron a regresar a Estados Unidos y obtener un doctorado en ciencias políticas y estudiar la política del Caribe, gracias a Jimmy Carter y su notable vida postpresidencial. Después de su mandato, utilizó su influencia y su capital político para promover la paz y creó el Centro Carter para ayudar a supervisar las elecciones en todo el mundo. Los esfuerzos del centro ayudaron a que la democracia fuera más sólida y resistente en todo el mundo.
Pasó la última mitad de su vida trabajando en todo el mundo por la paz y una vida mejor para las personas, no solo para los estadounidenses, no solo para los dominicanos, sino para todos. El Centro Carter seguirá haciendo esta importante labor incluso después de su muerte.
Jimmy Carter fue una inspiración en vida y seguirá siéndolo incluso cuando recordemos su vida ejemplar.
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