Por Diego Urrejola, director ejecutivo de Fundación Cosmos.
El jueves 19 de enero el cambio climático nos tocó la puerta. El río Maipo, del cual depende el 70% de la demanda de agua potable en la Región Metropolitana y el 100% de la provincia de San Antonio, no desembocó en el mar por un débil caudal que no sobrepasaba los 2 m3/s y que no logró romper un banco de arena acumulado por fuertes marejadas.
Frente al riesgo de inundación en las comunidades aledañas, la Delegación Presidencial Provincial de San Antonio, las Municipalidades de San Antonio y Santo Domingo, el Ejército de Chile, la Armada, servicios públicos con competencia ambiental y la colaboración técnica de organizaciones de la sociedad civil como Pescadores y Fundación Cosmos, concretaron la apertura de una zanja que le dio salida al mar al río Maipo.
Una lección que debemos tomar de este episodio crítico es que no debemos esperar a estar en el borde del precipicio para encontrar la voluntad de cambiar. Nuestra capacidad de anticiparnos y tomar hoy las medidas para enfrentar el complejo escenario que nos depara la triple emergencia ambiental es muy limitada. Los incentivos para articular voluntades son bajos, porque no vemos una retribución en el corto plazo. Solo cuando el peligro toca la puerta, nos ocupamos y usualmente es demasiado tarde como para enmendar el rumbo sin lamentar graves consecuencias socio-ecosistémicas.
Es imperativo levantar la mirada para transitar de la gestión de emergencias, a la gestión integral de cuencas hidrográficas. De seguir abriendo zanjas, a construir puentes entre distintos intereses. Y para ello la colaboración y voluntad de las partes es fundamental, incluso si los efectos de nuestras acciones se verán recién en las próximas décadas.
Como administradores del Santuario de la Naturaleza Humedal Río Maipo, punto terminal de la cuenca, creemos en la necesidad de impulsar un cambio en la concepción clásica de ordenamiento territorial político-administrativo e incorporar a las cuencas hidrográficas como elemento central en la gestión de macrozonas. En este sentido, el trabajo que impulsa el GORE Metropolitano junto a Fundación Chile para crear un Organismo de Cuenca va en el camino correcto. Con el agua al centro de la toma de decisiones, podremos asegurar el recurso hídrico para el consumo humano, las actividades económicas y la conservación de la biodiversidad en un equilibrio sustentable.