Por Estela Blanco, doctora en Salud Pública; académica Centro de Investigación en Sociedad y Salud, Universidad Mayor y colaboradora Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2
Muchas personas asocian el cambio climático a la clásica imagen de un oso polar solitario que pierde su hábitat, sin embargo, tal vez el efecto más cercano para la población en Chile es el aumento en las temperaturas y las olas de calor. Tan sólo el fin de semana pasado, Santiago experimentó la temperatura más alta de los últimos tres años: 37,5 grados.
Debemos aceptar que el cambio climático es la mayor amenaza para la salud humana. Desde la ciencia se ha estudiado cómo el cambio climático afecta la salud de los adultos mayores, las personas con problemas de salud subyacentes y, en menor medida, los niños. Si bien este enfoque es importante, existen otros grupos vulnerables, particularmente las gestantes, el feto y el recién nacido, quienes han recibido menos atención.
El embarazo es un período de cambios extraordinarios y, para el feto, está marcado por un rápido desarrollo. Ningún otro período de la vida contiene tal desarrollo físico y cognitivo como el período gestacional. Además, factores en el período fetal tienen el potencial de afectar la salud a corto y largo plazo.
La evidencia sugiere que las temperaturas extremas se relacionan con un mayor riesgo, por ejemplo, de problemas de presión arterial como preeclampsia e hipertensión, o de parto prematuro.
El parto prematuro es la mayor causa de mortalidad infantil y, cuando los lactantes sobreviven, se asocia con altos costos de hospitalización, debido, en parte, a las estadías prolongadas, y efectos negativos para la salud a largo plazo incluyendo: discapacidades visuales, auditivas y/o parálisis cerebral.
Las olas de calor ya no son fenómenos aislados y las personas estamos día a día viviendo las consecuencias. Es momento de cambiar la imagen mental del cambio climático del oso polar solitario por una que tenga presente a las personas a nuestro alrededor: los adultos mayores, las personas con condiciones crónicas de salud y, no olvidarnos de las gestantes y los recién nacidos.