Columna de Fabián Medina: La guerra imaginaria en Nicaragua
“¡Esto es una guerra!”, gritan paramilitares en un video mientras entrenan con trajes de fatiga, enmascarados, y con armas de guerra. “¡Viva el comandante Daniel Ortega! ¡Viva la compañera Rosario Murillo!”, corean para que no quepa duda de la propiedad de ese ejército. “Son policías”, ha reconocido el Ejército. ¿Policías entrenado para una guerra? ¿Cuál guerra?
Daniel Ortega ha decidido sostenerse en el poder en Nicaragua, inventándose una guerra que solo él ve.
En 2018, cuando la población salió masivamente a protestar a las calles contra su régimen, la solución que encontró fue organizar a un ejército de paramilitares, que, con armas de guerra de alto calibre, desmontaron a sangre y fuego una a una de las barricadas que paralizaban el país. El saldo final fue más de 300 muertos según los cálculos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
A las protestas le llaman “intento de golpe de estado”. A quienes protestaron, “terroristas” o “golpistas”. A quienes les critican o denuncian, “traidores a la patria”. Y se les procesa y condena por ello, en medio de un relato bélico que no se corresponde con la realidad.
Para entender esta narrativa, hay que recordar que Daniel Ortega es un producto de la Guerra Fría. Un dinosaurio de la política. Pide a Rusia los avitualle con armamento de guerra y todos sus discursos giran obsesivamente alrededor del “capitalismo salvaje”, “el imperialismo norteamericano”, las amenazas de invasión y en una de sus últimas apariciones defendió el derecho que tienen “los países en desarrollo ha desarrollar energía atómica con fines pacíficos y fines militares”.
La última ola represiva contra la oposición, que incluye el encarcelamiento de cinco de las personalidades con mayores simpatías que manifestaron su intención de disputarle la presidencia en las próximas elecciones, la justifica en esa guerra imaginaria. “Están preparando un nuevo golpe de estado”, dice. Y esa perspectiva de guerra, siente que le da derecho a todo. Aunque nadie se la crea.
Fabián Medina es editor del diario La Prensa de Nicaragua