Columna de Francesca García: El fracaso del miedo en Perú
Por Francesca García, periodista, docente y politóloga peruana
Pese al discurso de miedo y la estigmatización que ha intentado instalar el gobierno de la Presidenta Dina Boluarte sobre las protestas contra su gestión, las manifestaciones públicas registradas el 19 de julio en todo el país han sido masivas y pacíficas, salvo un par de choques entre manifestantes y la policía en Lima y Huancavelica. A nivel nacional se movilizaron 21 mil personas, según el Ministerio del Interior y hubo ocho heridos (seis civiles y dos policías) de acuerdo a la Defensoría del Pueblo.
En la capital peruana, la denominada “Tercera toma de Lima” aglutinó a un abanico mucho más diverso y un mayor número de grupos políticos, organizaciones sociales y ciudadanos en general a diferencia de las marchas precedentes. Se trata de una protesta sin liderazgos, con grupos que incluso tienen reclamos distintos pero que coinciden en el hartazgo de la crisis política, el pedido de salida de la Presidenta y el adelanto de elecciones generales.
La calle ha verbalizado las altas cifras de desaprobación contra la gestión de Boluarte, que llega al 79%, solo superada por la desaprobación del Congreso (85%), según la encuestadora Ipsos.
En un país donde por lo menos 39 de las 60 muertes en el marco de las movilizaciones iniciadas en diciembre fueron causadas por heridas de bala provenientes de las fuerzas del orden (según el informe de la ONG Human Rights Watch), participar de la protesta social implica un riesgo a la vida y temor a la impunidad. Hasta el momento no existen responsabilidades políticas o penales contra los responsables de esas muertes.
La movilización ha sido interpretada como un fracaso por un sector que esperaba caos y violencia. Mal haría el gobierno en sumarse a esta ceguera cuando se han anunciado nuevas fechas de movilizaciones y el descontento va en aumento.
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