Por Francisca Crispi, presidenta Colegio Médico de Santiago
Tras el fin de la alerta sanitaria el Minsal informó la salida de más de 6 mil funcionarios de salud, incorporados como honorarios Covid, que sirven a la Red en labores esenciales, como complejización de camas y hospitalización domiciliaria, supliendo en parte el déficit estructural de recursos humanos del sistema.
Sólo el Hospital Sótero del Río, uno de los que presenta mayor demanda y problemas de recursos, debía prescindir de más 200 funcionarios, medida que pudo ser aplazada hasta diciembre por una reasignación financiera interna de la institución.
La propuesta del Ejecutivo para el presupuesto 2024 fija un aumento de un 8,1% para salud, pero se desconoce cómo se distribuirán estos recursos. Sin embargo, más allá del detalle presupuestario, hoy nos enfrentamos a la necesidad de mejorar la gestión en el uso de estos recursos para aumentar la capacidad de nuestra Red, que nos permita resolver los tremendos desafíos sanitarios en temas como atención primaria, salud mental y listas de espera, entre otros.
En este contexto, no se entienden decisiones que apuntan a contraer el gasto en ámbitos estratégicos, y donde hemos avanzado, como la atención domiciliaria, o el aumento alcanzado en pandemia de camas críticas y personal especializado en estas áreas, el mismo del que hoy se quiere prescindir con el fin de los honorarios Covid.
Enfrentados al aumento de las listas de espera, cuesta entender también que no se hayan renovado los fondos extraordinarios, que le estaban permitiendo a la Red pública operar los sábados y en extrahorario a personas que llevaban años esperando, gracias a un mecanismo que demostró resultados altamente costo-efectivos.
Nuestro sistema debe aumentar su capacidad de atención, para lo que sin duda se requieren mayores recursos, pero también una mejor y más estratégica gestión, que no deshaga por el camino lo que hemos avanzado.