Por Gilberto Aranda, académico del Instituto de Estudios Internacionales de la U. de Chile

Los casi Cien Años de Soledad de una de las izquierdas más fragmentadas y multifacéticas de la región –a menudo clandestina, estigmatizada, y con expresiones armadas- podrían declinar el domingo si el ex alcalde de Bogotá y exguerrillero –bautizado por el M-19 como “Aureliano”, el levantístico coronel Buendía-, Gustavo Petro, logra ganar en las urnas.

La “Masacre de las Bananeras” que concluyó la huelga de trabajadores de la United Fruit Company en 1928, inauguró una alta efervescencia social. Y aunque más tarde el gobierno de López Pumarejo dialogó con sindicatos y reforzó la educación pública, mucho quedó pendiente. La opción de cambio del popular –y populista- Jorge Eliécer Gaitán fue malograda con su magnicidio en 1948, desembocando en el “Bogotazo” y acentuando la etapa de “La Violencia”.

La clase política reaccionó en 1958 con el Frente Nacional que se repartiría el poder mientras la insurgencia desde las montañas creaba en 1964 a unas FARC inspiradas en la Revolución Cubana. Colombia experimentó un sistema político democrático, con conservadores y liberales gobernando hasta 2002, pero también una explosiva combinación de desigualdad social coexistiendo con guerrillas, paramilitares y narcos.

El aperturismo comercial de 1990 y la Constitución de 1991, que dotó a indígenas y afro descendientes con escaños, no alteraron la ecuación de injusticias y violencia. Hoy la población colombiana luce agotada de las clásicas formulas políticas, que no redujeron la inequidad ni concluyeron la paz con todas las facciones armadas (como exponen los estallidos de 2019 y 2021), y se ha pauperizado más con la pandemia.

La tesitura favorece al candidato sin origen en partidos tradicionales y líder de una coalición de izquierdas –el Pacto Histórico- que lejos del refundacionismo apela a los Acuerdos de Paz de 2016.

Según las encuestas, Petro ganaría, aunque sin esquivar un balotaje. La contienda podría ser con el uribista Federico Gutiérrez o el populista, que explota la incorrección política, Rodolfo Hernández. Además, los ex presidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana han denunciado un supuesto fraude enrareciendo el ambiente. Así, una probable segunda vuelta sería una lucha de todos contra uno: Petro.