Por Issa Kort, ex embajador de Chile ante la OEA.

La prematura y triste partida de Carolina Valdivia Torres (1978–2024) nos ha generado sentimientos y reflexiones que no podemos dejar pasar. Su corta, pero fructífera vida, nos recuerdan que hay personas admirables que, en poco tiempo, logran trascender.

Carolina Valdivia se caracterizó, en su vida pública, por ser una mujer íntegra, inteligente, práctica, comprometida, lúcida, resiliente, resolutiva, valiente, responsable, consciente, eficaz y eficiente. Todas estas virtudes fueron, son y serán reconocidas por quienes tuvimos la oportunidad (y suerte) de conocerla y trabajar con ella en defensa de los intereses de Chile, con una visión y compromiso de Estado. Asumió altísimas responsabilidades políticas que ejerció de manera brillante, destacándose su rol en la defensa de los intereses nacionales ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya, la Dirección Jurídica de la Cancillería, la Subsecretaría de Relaciones Exteriores (primera mujer en ocupar este cargo) y la representación de Chile ante la Comisión de Conciliación del Tratado de Paz y Amistad con Argentina, entre muchas otras funciones. Ejerció el poder con profunda responsabilidad, inteligencia, patriotismo, humildad y sentido de Estado. En un gesto noble e inédito, el Presidente Gabriel Boric la despidió decretando Duelo Nacional, reconociendo su gran aporte al Estado de Chile.

La trascendencia de Carolina Valdivia no sólo es de carácter público y político. Detrás de ella, hay una mujer valiente, amable, cariñosa, fuerte y sensible. Enfrentó una enfermedad repentina y dolorosa con dignidad y lucidez admirable. Fue una madre, esposa, hija, hermana y amiga paciente y cariñosa hasta el final. Sus últimas energías y fuerzas estuvieron en sus amados hijos Blanca y Juan Sebastián, quienes podrán seguir creciendo con el orgullo y recuerdo de una madre ejemplar…

Carola querida, puedes descansar en paz porque las semillas que has sembrado en tu corta y fructífera vida han dado y seguirán dando frutos… quienes fuimos tus amigos sentimos una enorme pena que sólo es superada por la gratitud por haberte tenido entre nosotros… Eres y serás siempre una mujer admirable y trascendental.