Por Iván Poduje, arquitecto.

El 16 de Marzo de 2022, la Escuela República de Filipinas de Lo Espejo tuvo que suspender sus clases por dos días debido a un velorio narco que terminó a balazos. Lo normal sería haber detenido el funeral, protegiendo a los niños de estos delincuentes, pero en Lo Espejo, como en tantas comunas, el Estado sencillamente no tiene la capacidad de hacerlo.

Este abandono tiene varias representaciones. Lo Espejo tiene la mitad de las áreas verdes por habitante recomendadas, el doble del hacinamiento residencial de Santiago y más de 50 hectáreas de sitios eriazos que se distribuyen en los bordes de tres autopistas, la línea del ferrocarril y un trazado de alta tensión, que son heridas que cortan la comuna y la llenan de espacios inseguros. Uno está al costado de la escuela República de Filipinas. Luego del funeral narco la fui a visitar y me sorprendió ver un cartel anunciando un futuro centro deportivo que nunca se construyó. Pero el asombro fue mayor al enterarme que el terreno era fiscal.

En este contexto de abandono, el anuncio realizado por el Presidente Boric para extender el Metro a Lo Espejo es una gran noticia, aunque las alternativas de trazado que se han conocido no son las mejores. Ambas usarían la autopista Américo Vespucio Sur (AVS). Una para extender la línea 4A desde La Cisterna y otra para conectar la Línea 5 desde Pajaritos. El problema es que en ambas el Metro va por la mitad de la autopista, lo que reduce su potencial de transformación territorial. Además en ambos casos, habría que realizar varios transbordos para llegar al centro metropolitano.

Por ello, me atrevo a sugerirle al Presidente un trazado alternativo: usar la faja del ferrocarril donde opera el tren suburbano que llega a Rancagua, conectando Lo Espejo directamente con Estación Central, ya sea en Lo Valledor (línea 6) o en la Alameda (Línea 1). En su anuncio el Presidente dijo que soñaba con que el Metro pueda llegar al centro de San Bernardo. Si se usa la faja del ferrocarril podría cumplirlo, lo que permitiría sumar a la comuna de El Bosque, que también tiene el tren rodeado de sitios eriazos y basurales. Uno de los más grandes se encuentra en Lo Blanco. Tiene 14 hectáreas y le pertenece a la Fuerza Aérea de Chile. En este lugar el ex alcalde Sadi Melo soñaba con tener viviendas sociales y de clase media, en medio de un parque con un observatorio que pueda ser visitado por los niños de la zona sur.

Así pasaríamos de una modesta extensión del Metro a Lo Espejo, a una nueva línea de 15 kilómetros que uniría Estación Central con San Bernardo, beneficiando a 700 mil habitantes. Y si aprovechamos el impulso de la obra, podríamos revertir el abandono del Estado arreglando cinco canchas de fútbol en mal estado, terminando y mejorando el parque Pablo Neruda y agregando áreas verdes y servicios en los bandejones de tierra que rodean el tren, las autopistas o avenidas como Cardenal Silva Henríquez.

¿Cómo compatibilizamos este Metro con el actual tren que llega a Rancagua y San Fernando? Hay dos alternativas. La primera es hacer un túnel por debajo de la faja ferroviaria, lo que serviría para reducir las expropiaciones. Otra opción es que el tren de Rancagua llegue hasta San Bernardo y ahí haga transbordo con el nuevo Metro, que correría en superficie ocupando la actual faja ferroviaria, pero con sus bordes renovados.

Probablemente algunos dirán que este trazado es muy caro o que la demanda no lo justifica. Algo parecido dijeron cuando Aylwin propuso un Metro para integrar La Florida y otros calificaron de “elefante blanco” la línea a Puente Alto que anunció Lagos, o las que sumaron Bachelet y Piñera para integrar a Cerrillos y Conchalí e Independencia.

Estos mandatarios pensaron en grande y el Presidente Boric podría hacer lo mismo si transforma la herida del ferrocarril en un Metro que recupere el territorio que el Estado abandonó en Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda y San Bernardo. Y como en Metro una decisión presidencial se mantiene a firme y trasciende los gobiernos, con esta línea -la diez- el Presidente podría dejar un legado potente y concreto en una de las zonas mas postergadas y segregadas de Santiago.