El fútbol, y en particular el chileno, ha evolucionado en el último tiempo, profesionalizándose en todos sus aspectos. En ese sentido, los procesos ya no son los mismos que antes, y pese a que en el papel siguen siendo 11 jugadores contra 11, lo que está detrás del éxito de cada club o institución tiene una serie de ingredientes que deben ser usados en su justa medida para lograr levantar la corona al final de la temporada.
Exitosos procesos han visto la luz en el último tiempo, validando el rol de la gerencia deportiva como pilar de una estructura ganadora. La labor de Ramón Rodríguez en Sevilla es un fiel reflejo de aquello. El director deportivo ha sido arquitecto del éxito que ha alcanzado una escuadra que pasó a estar en la segunda línea del fútbol ibérico, a ser uno de los protagonistas de La Liga.
Mirando un ejemplo local, Universidad Católica, de la mano de la gerencia deportiva, ha conseguido ser tricampeón por primera vez en su historia. Y no solo eso, sino que lo ha logrado con técnicos y jugadores diferentes. Pese a ello, ha sabido mantener el éxito, la paciencia y solventar el peso del pesimismo a lo largo de los años; algo tan complejo en este deporte y en estas lejanas canchas.
Tomando aquello, no está demás pensar en lo que pueda pasar en Universidad de Chile. Hay un proyecto que recién comienza e ilusiona, con la llegada del nuevo gerente deportivo, quien arriba con varias funciones y esperamos que, acorde a lo que haya visto previamente, logre tomar buenas decisiones. Es importante considerar que la “U” es un club grande, el más grande para mí. Por su gente, por sus penas y alegrías a lo largo de su bella historia, fresca por sus buenas actuaciones internacionales, donde primero como hincha y después como jugador me logré identificar plenamente con el maravilloso equipo de Jorge Sampaoli, yendo siempre para adelante.
No es un equipo cualquiera -sin desmerecer a nadie-, es una increíble institución que necesita con urgencia reencontrarse con su gente y con ese amado y moderno fútbol que vimos a principios de la década pasada. Con optimismo y fe anhelo que este nuevo proceso que recién comienza entregue los réditos y que en los próximos años el equipo azul se vuelva a vestir de gloria, porque la pasión siempre estuvo y estará.