La vieja, falsa e impublicable anécdota del cantante Wildo con Carlos Reinoso en Ciudad de México, terminaba con una frase antológica en nuestra cultura popular: “Después te explico”. Más allá de la historia y su origen dudoso, y que en los asados era número estelar, el remate queda como la sentencia de diferir una explicación coherente ante un hecho insólito. Me acordé, porque viene perfecto para ilustrar los arabescos argumentales de parte de la dirigencia de Unión La Calera en relación a la suplantación de identidad de su arquero, Alexis Martín Arias, por parte del ciudadano argentino Nicolás Ambrosio, hoy con arraigo nacional.

La acusación radicada en tribunales señala que Ambrosio, al menos en cuatro oportunidades, suplantó a Martín Arias en la toma de PCR para Covid-19. Una enfermera del laboratorio Etcheverry dice que conoció a Ambrosio en la casa del presidente calerano Martín Iribarne, una vez que fue a tomarle el examen antes de un viaje. Luego, también conocía al arquero cementero de otra toma de muestras. Finalmente, cito textual de la fiscalía, cuando debía hacerse el examen en el laboratorio mismo: “Yo lo llamaba desde la sala de muestras por su nombre, Alexis Martín Arias, era Nicolás Ambrosio el que se levantaba desde su asiento”.

Martín Iribarne replica que las acusaciones son una excusa del laboratorio Etcheverry para explicar su falta de profesionalismo, la mala praxis y la desprolijidad de tomar exámenes sin pedir carnet. Agregando que a Alexis Martín Arias le salieron resultados distintos cuando se tomó el mismo examen de PCR en otro laboratorio con horas de diferencia.

La informalidad del laboratorio, es bueno aclararlo, sólo molestó a Unión La Calera cuando la acusación de suplantación salió a la luz. Incluso fueron al entrenamiento o la casa del presidente como ya está señalado. Hasta entonces, incluido el brote de noviembre pasado, no extrañó que no se pidiera carnet para tomar exámenes. Tal vez esa misma laxitud provocó que Ambrosio se diera una vueltita por el Etcheverry y levantara la mano cuando se escuchaba otro nombre. Quién se resistiría a agenciarse un placentero hisopado gratis de darse la oportunidad.

Es decir, si se entiende la lógica de Martín Iribarne, en Etcheverry montaron un complejo plan, que incluyó la denuncia en el juzgado de garantía de Viña del Mar, manipulando a sus enfermeras para que dijera que Ambrosio se hacía pasar por Martín Arias y, de esta manera ocultar que se trata de una tropa de apichangados de la salud. Y las enfermeras, cómo no, se subieron arriba de la maniobra con toda alegría, siguiendo el libreto al pie de la letra y mintiendo frente al juez. Iribarne, va más allá, señala que incurren en falso testimonio y lo pagarán frente a la justicia.

Mientras, Alexis Martín Arias, un excelente muchacho que he entrevistado dos o tres veces, ve peligrar su carrera y puede terminar acusado en tribunales. Y Unión La Calera, si la ANFP se pone rigurosa, puede ser desafiliada. Esto último, al menos, no se ve posible en el corto plazo. Lo mejor sería, si Iribarne es citado por Pablo Milad a dar su versión en las oficinas de la ANFP, vaya con Wildo a Quilín. Y después le explique.

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