Columna de Julio Burdman: Comenzó la carrera hacia 2023 en Argentina
Por Julio Burdman, Analista político argentino y académico de la Universidad de Buenos Aires
Las elecciones legislativas coinciden con la mitad del mandato presidencial de Alberto Fernández. Y como suele suceder en las elecciones intermedias, lo que se juega es la futura renovación ejecutiva, antes que el presente legislativo. El 2021 es una carrera clasificatoria hacia 2023.
En efecto, es poco lo que se juega en términos legislativos. El Congreso argentino se renueva en forma parcial -este año vencen los mandatos de la mitad de los diputados y de un tercio de los senadores nacionales-, y los grandes cambios son poco probables. En casi todos los pronósticos, las bancadas de Todos (oficialismo) y Juntos (oposición) se mantendrán más o menos como ahora.
Lo interesante son los posicionamientos a futuro. En Juntos, la gran coalición opositora, quien más se juega es Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno de la Capital y el favorito para 2023. Mauricio Macri, tras su derrota en 2019, aceptó que llegó la hora de su delfín y viajó a Europa para dejarlo hacer durante las negociaciones. Larreta fue el arquitecto de la estrategia electoral de su partido, el PRO, en los distritos principales, con las precandidaturas de sus amigos María Eugenia Vidal y Diego Santilli.
Sin embargo los radicales, aliados “menores” -a regañadientes- del PRO en Juntos, consideran que tras la derrota debe haber alternancia interna, y desafiaron a Larreta en la primaria de Buenos Aires presentando lista propia encabezada por un “outsider”, el conocido neurólogo Facundo Manes. Si los radicales triunfan, van a pedir la candidatura presidencial; si Larreta gana pero sin brillo, tal vez Macri pida volver. Del otro lado, los líderes del oficialismo -CFK, Alberto Fernández y Sergio Massa- decidieron cerrar filas con listas de unidad, buscando un resultado decente y preservar la gobernabilidad para tener futuro. Así, vemos un proceso electoral que avanza en medio de una milagrosa “normalidad”, comparada con la turbulencia política regional. ¿Y si toda esta estabilidad no es más que apariencia, y pequeños partidos de izquierda y derecha crecen el día de la elección? No podemos descartar nada aún.
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