Columna de Louis de Grange: Los graffitis son agresiones

Metro Estacion San Joaquin vandalizado
Metro Estacion San Joaquin vandalizado


Por Louis de Grange, decano Facultad de Ingeniería y Ciencias UDP, y expresidente de Metro

Esta semana, un grupo de más de 30 delincuentes detuvieron un tren de Metro de la Línea 5 por cerca de 15 minutos, con pasajeros en su interior, con el único motivo de grafittearlo completamente. Ante este tipo de violenta agresión, es poco lo que el personal de Metro de estaciones puede hacer, por diferentes razones: no hay contingente suficiente para enfrentar una turba de dicho tamaño, y si intentan enfrentarlos corren el riesgo de ser agredidos y lesionados gravemente.

Estas agresiones no sólo ponen en riesgo a los pasajeros y equipos de estaciones de Metro, sino que además afectan el servicio ofrecido para los usuarios de toda la línea, y representan un gasto de cerca de cuatro millones para limpiar un solo coche graffiteado. Además, en muchos casos, el tren afectado queda fuera de operación varios días, reduciendo la frecuencia del servicio.

Una buena lección en esta materia es la experiencia del Metro de Nueva York en los 80. George Kelling, uno de los autores de la teoría de las “ventanas rotas”, fue contratado como consejero de la Autoridad Metropolitana de Transporte de Nueva York y lideró la recuperación del estándar del servicio de Metro de la ciudad.

Para Kelling y su equipo, tanto los grafitis como la evasión eran señales de un mismo problema: desórdenes que podían ser definidos como menores, pero que eran fácilmente replicables en otros lugares, escalables, y que allanaban el camino para delitos más graves. Ambos problemas fueron reducidos significativamente sumando dos aspectos claves: primero, una firme voluntad política de las autoridades, y segundo, una importante inyección de recursos que hacía muy costoso grafitear trenes o evadir el pasaje.

Es de esperar que nuestras autoridades se convenzan realmente de la importancia que tiene enfrentar con fuerza tanto el problema de graffitis como de evasiones, con el único objetivo de mejorar la calidad de vida de los usuarios del sistema y evitar que este tipo de delitos se replique en otros contextos urbanos.