Por Macarena Miranda, extenista y Comentarista de TNT SPORTS.

Nuestro país recibe esta semana el Movistar Chile Open, en una de sus ediciones más llamativas desde el regreso del circuito a suelo chileno durante el 2020. Nombres como el austríaco Dominic Thiem, ex número 3 del ranking mundial, el italiano Lorenzo Musetti, actual 18 del escalafón mundial y su compatriota, el otrora 9 del planeta Fabio Fognini, entre otros, han convocado a un público que aún saborea el éxito chileno en la pasada serie de Copa Davis de febrero pasado.

El campeonato ATP 250 ha sido la instancia para disfrutar de los artífices de esa victoria en la Región de Coquimbo, triunfo que nos lleva a enfrentar a los mejores equipos del mundo a partir de septiembre próximo. Ese entusiasmo por nuestro deporte y sus principales figuras, se hace notar en San Carlos de Apoquindo, sede de una gran versión de este evento tenístico.

De entrada, tuvimos a Cristian Garin enfrentando a Thiem, lo que resultó una victoria para el chileno en el partido estelar del pasado martes, donde abrió los fuegos un Nicolás Jarry en estado de gracia. El nieto del finalista de Copa Davis Jaime Fillol prolongó los festejos de la semana anterior en Brasil (fue semifinalista del ATP de Río) superando al peruano top 100 Juan Pablo Varillas. Por si fuera poco, la cada vez más consolidada dupla Tomás Barrios-Alejandro Tabilo también se quedó con su partido de primera ronda, lavando las heridas sufridas en el singles, donde quedaron eliminados de manera temprana. En resumen, jugadores que suman en un campeonato importante, que se desarrolla en su país. Y su público lo agradece.

Fuera de la cancha, en sus alrededores, hemos observado los frutos de un trabajo encomiable, un esfuerzo por llevar adelante un certamen de primer nivel. Las instalaciones del Club Deportivo Universidad Católica han sido preparadas para que en cada rincón se respire tenis como en los más grandes campeonatos del mundo. El trabajo llevado a cabo por una organización liderada por la directora del torneo Catalina Fillol, solo viene a consolidar un prestigio ganado a través de una producción de excelencia durante estos últimos tres años.

Ahora la pregunta es: ¿Vamos por un ATP 500? Creo que debemos disfrutar por un tiempo más este ATP 250, seguir apoyándolo, que sin dudas ya está es su máxima expresión. Independiente de si la ATP Tour llega a subir o no la categoría del certamen, a título personal, éste es un ATP 250 con pinta de ATP 500.