Por Maggie Shum, profesora de Ciencias Políticas en Penn State Erie, Behrend College.

Donald Trump arrasó tanto en el Colegio Electoral como en el voto popular en las elecciones y el Partido Republicano logró mantener una ajustada mayoría en ambas Cámaras. Junto con una Corte Suprema de tendencia conservadora, Trump tiene vía libre para llevar a cabo la transformación de derecha del gobierno de Estados Unidos. Esta semana ha elaborado un equipo con sus más acérrimos incondicionales, más alineado con el movimiento Make America Great Again (MAGA) que en su primer mandato.

La elección de Stephen Miller como jefe de gabinete adjunto y de Tom Homan como “zar de la frontera” envía un mensaje claro sobre su agenda migratoria que incluye planes para una deportación masiva de inmigrantes indocumentados y para un control más estricto de las fronteras. El plan calmaría la sed interna con un enfoque férreo contra la inmigración, especialmente con Homan, anterior director en funciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y promotor de separar a las familias como disuasión contra la inmigración.

Elegir a Michael Waltz como consejero de Seguridad Nacional y a Marco Rubio como Secretario de Estado apunta a un cambio hacia una línea dura con China como eje de la política exterior. Ambos probablemente presionarán a favor de un desacoplamiento más rápido de China y de aranceles más altos en productos de origen chino. Trump también se presenta como el aliado más fuerte de Israel al nombrar a Mike Huckabee, firme opositor de un Estado palestino, como embajador en Israel. Además, el papel de Estados Unidos en la guerra de Ucrania está menos definido mientras la nueva administración busca un equilibrio para terminar el conflicto con rapidez sin condiciones ventajosas para Moscú.

Mientras Trump completa su gabinete los demócratas se enfrentan un futuro desmoralizador y oscuro. Sus resultados fueron peores que hace cuatro años en ciudades, periferias urbanas, poblaciones rurales y ciudades universitarias. La campaña de Kamala Harris no encontró un mensaje eficaz contra Trump: los discursos sobre el derecho al aborto y la protección de la democracia no alcanzaron repercusión con los estadounidenses pues muchos destacaron la economía y la inmigración como los asuntos más apremiantes para la nación.