Columna de Manfred Svensson: Politización sin gobierno

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Por Manfred Svensson, Instituto de Filosofía Universidad de los Andes

Hace ya una semana que el Presidente Gabriel Boric intentó instalar la idea de que, de ganar el Rechazo, el proceso constituyente solo podría seguir adelante mediante una nueva Convención. Más allá de la audacia de la tesis, vale la pena detenernos en lo que ella revela.

En efecto, si al Presidente le pareció que esto serviría al Apruebo, es porque capta el hastío que produce en buena parte de la ciudadanía la repetición de un proceso semejante. Y es que mucho ha cambiado desde octubre de 2019: el país no tolera ya el desorden y la violencia como lo hizo entonces, pero tampoco parece estar muy interesado en seguir en un ciclo de extenuante sobrepolitización. Por alguna vía el proceso constituyente deberá continuar, pero una porción importante de ciudadanos parece querer volver a lo que Benjamin Constant llamaba “el goce apacible de la independencia privada”.

Este hecho es de primera importancia, pues el Frente Amplio ha navegado por una década sobre las olas de la repolitización. Esa etapa, como implícitamente reconoce el Presidente, se acabó. Pero entonces es buen momento para preguntarnos por lo que había de correcto y lo que había de descaminado en este esfuerzo por repolitizar la sociedad chilena.

Lo que había de correcto es relativamente sencillo de identificar: el progreso trae sus propios desafíos y tensiones, pero a una sociedad despolitizada estos se le suelen escapar. Algo de eso, indudablemente, nos había ocurrido: hay un precio a pagar por la visión de Constant.

Pero no son menores los problemas que hay en el otro polo. El modo de entender la política que encarna el actual gobierno –donde la politización es puro conflicto– ha resultado ser igualmente paralizador e incapaz de atender a los problemas de la ciudadanía. Paradójicamente, de hecho, el gobierno sobrepolitizado ha abandonado la tarea de gobernar. Y es que “habitar la República” supone bastante más que buenos discursos. Gobernar es priorizar.

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