Por Marcela Garrido, urgencióloga y jefa del Departamento de Epidemiología y Estudios en Salud Universidad de los Andes
En relación con las medidas de prevención del Covid19, hemos visto la experiencia de otros países que nos muestra un comportamiento epidemiológico controlado pese a las pocas o nulas medidas de prevención que utilizan. Comportamiento muy similar al que tiene hoy nuestro país, pese a que las políticas siguen siendo muy estrictas y restrictivas.
Continuamos con medidas que fueron adecuadas para el contexto epidemiológico pasado, que parecen exageradas en el actual. Algunas de estas determinaciones son importantes en la prevención de enfermedades infecciosas en general, como la ventilación de espacios cerrados y el lavado frecuente de manos, por lo que deberíamos mantenerlas como costumbres. Sin embargo, otras, como el uso de mascarillas, el testeo y trazabilidad masivos, los aforos limitados y el pase de movilidad, son medidas que probablemente no están aportando a controlar la etapa actual de esta pandemia.
Seguimos viendo un gran número de casos nuevos, sin un aumento correlativo de casos graves ni de una carga excesiva al sistema de atención de salud. Esto pese a la baja en el número de test realizados y el alza en la positividad, por lo que suponemos que hay muchos más casos nuevos que los que estamos siendo capaces de contabilizar.
Es así como seguimos recargando al sistema de salud para realizar test que pesquisen una enfermedad que, en su mayoría, genera un cuadro leve, similar al producido por otros virus respiratorios. Continuamos gastando recursos públicos y del bolsillo de cada uno de nosotros en medidas cuyo impacto en el estado actual de la pandemia no se justifican, sin considerar la contaminación que estamos generando asociado al uso de materiales desechables como las mascarillas.
La estrategia debería enfocarse en la vigilancia a través de centros centinela y pasos fronterizos, especialmente en el aeropuerto, para detectar de forma precoz aquellas variantes que pudieran ser una amenaza para la salud de la población, y según esto generar políticas de prevención adecuadas en el momento en que esto ocurra. Por último, debemos continuar protegiendo a los grupos de riesgo a través estrategias de prevención selectiva e indicadas, y centrarnos en la vacunación de grupos rezagados.